Eres perfecto para mí

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Le dolían todas y cada una de las partes de su cuerpo, se sentía entumecida y por mucho que lo intentara era incapaz de mover un solo músculo. En su cabeza sonaba un intenso pitido que le hacía apretar sus dientes con todas sus fuerzas. Trató de abrir los ojos, pero parecía misión imposible. No sabía dónde se encontraba, ni como había acabado en aquella situación. Algo se movió a su lado, soltó un largo suspiro y cayó de nuevo derrotado al suelo. Por mucho que intentaba recordar, le era imposible, ¿Qué había sucedido? Nada pasaba por su cabeza, y el dolor se iba intensificando. Finalmente acabo por perder el sentido nuevamente.

La caída había sido dura, Chris había tratado de proteger a Valentina con su cuerpo, pero pese a ello el golpe fue brutal. Cayeron al agua, pero la altura era tanta que en el momento lo sintió como si hubiera caído sobre la roca más dura del mundo. Valentina perdió el sentido al instante, y tuvo que ser él quien la sacara a rastras del frio agua, que con su fuerza los alejaba cada vez más de la orilla. Al fin consiguió ponerse a ambos a salvo, en cuanto estuvieron en la orilla, su cuerpo dio por efectuada la tarea y cayó rendido junto a Valentina.

Se escuchaban unos extraños ruidos, unas piedrecillas se desprendieron del muro de piedra que tenían a sus espaldas ambos jóvenes aún inconscientes. Tres golpes secos, alguien había aterrizado junto a ellos. Valentina consiguió entreabrir sus ojos para ver a las extrañas criaturas que los contemplaban. No sabía si se trataba de algo fruto de su imaginación delirante por el golpe, o por el contrario aquellas monstruosas criaturas existían realmente. En un principio parecían humanas, pero no tenían rostro. Tenían la boca y las cuencas de los ojos en su lugar, pero en vez de dar cabida a ojos y boca, una fina capa de piel cubría los orificios. Su cuerpo estaba cubierto por una capa granate, pero se podía ver como su espalda estaba completamente doblada, dando lugar a una prominente chepa, sus hombros parecían desencajados, y sus piernas más largas de lo normal.

Valentina consiguió erguirse, aquellas criaturas la observaban desde la distancia, como si la temieran más, que ella las temía en aquel instante. Miró a su lado, y ahí se encontraba inerte Chris. En ese instante recordó todo. La carrera por el bosque, la luz brillante, la caída y como por fin lo había reconocido. Con el corazón en un puño colocó rápidamente su mano en el cuello de Chris, necesitaba saber si tenía pulso. Afortunadamente, Chris continuaba con vida. Las criaturas comenzaban a acercarse temerosas. Comenzó a agitar a Chris con todas sus fuerzas, daba igual si esas criaturas no pensaban hacerles nada malo, pero no iba a quedarse para averiguarlo. El cuerpo de Chris parecía el de un muñeco de trapo, por mucho que Valentina lo agitara este seguía sin dar señal alguna de consciencia. Presa del pánico Valentina decidió cargar con Chris a cuestas, no podían quedarse ahí. Cogió uno de los brazos de Chris y se lo pasó por encima de los hombros. Trató de levantarse la primera vez, pero el peso de Chris hizo que ambos cayeran de bruces contra el suelo. Pesaba demasiado. De nuevo en el suelo volvió a zarandearlo.

- ¡¡Chris!! ¡¡Por lo que más quieras, despierta!!- gritaba Valentina mientras observaba a las criaturas cada vez más cerca- ¡¡Chris, te necesito!!

Los gritos no servían de nada. Parecía como si la agonía de Valentina alentara a las criaturas a acercarse más y más, hasta que al fin se colocaron a su lado. Desde el suelo, con el cuerpo de Chris sobre el de ella, Valentina pudo comprobar la gran envergadura de aquellas criaturas, que pese a estar encorvadas medían más de dos metros. Sin pensarlo dos veces, abrazó el cuerpo de Chris con todas sus fuerzas. No pensaba separarse de él. Una de aquellas bestias la miró a los ojos, si es que con aquella criatura sin ojos se podía utilizar aquella expresión. Alzó su huesuda mano, con sus largos dedos y tocó su frente. Todo se volvió negro para Valentina, y esta se maldijo por su facilidad para desmayarse y caer sumida en aquel profundo sueño que últimamente frecuentaba demasiado.

Chris y Valentina abrieron los ojos simultáneamente, nada más hacerlo se miraron el uno al otro, y sin poder reprimirlo se abrazaron. Chris no podía creer lo que estaba sucediendo, Valentina lo recordaba por fin, y ahí la tenía, entre sus brazos, como en el pasado. Posó su barbilla sobre la cabeza de Valentina y aspiró su delicioso aroma, el tiempo no lo había cambiado. Sus manos la sujetaban contra él con delicadeza y deseo, temía que si la presionaba demasiado se desvaneciera entre sus brazos. Valentina alzó la cabeza y lo miró fijamente, el tiempo no había pasado para Chris. Lo único que lo diferenciaba del Chris del pasado era aquella espantosa cicatriz que le cruzaba la cara. Sin pensarlo dos veces posó sus labios en su cara en el comienzo de la cicatriz, y cuidadosamente la fue recorriendo de principio a fin, hasta llegar a sus labios, donde estos recibieron los suyos llenos de vitalidad. Parecía una eternidad desde la última vez, pensó Valentina, y es que ciertamente habían pasado 16 años. Pero nada de eso importaba en aquel instante. Valentina estaba sentada sobre el regazo de Chris. Cada beso era como un pinchazo de felicidad en sus corazones. Ninguno de los dos podía evitar separarse del otro. Las manos de Valentina se movían de arriba abajo tocando el musculoso torso de Chris. Su cuerpo de adolescente había desaparecido para dar lugar a uno de un hombre completo, pero aquello no importaba, seguía siendo su Chris. El Chris que la había amado como ningún otro, el que la había sacado del palacio, el que le había enseñado todo desde fuera y pese a los malos momentos, prefería recordar los buenos. Sus besos comenzaron a tener un sabor salado. Valentina se apartó cuidadosamente y vio como de los ojos de Chris que la miraban como aquel que contempla un milagro caían pequeñas lágrimas que la enternecieron.

- Me alegro de volver a verte- dijo Valentina con una gran sonrisa en los labios.

Chris se echó a reír, sabía que ese momento lo iba a recordar toda su vida sin excepción.

El tiempo parecía no pasar para ambos, el amor dejó paso al deseo, y sin pensar ni un solo segundo donde se podían encontrar Chris comenzó a quitarle la ropa a Valentina. Cuidadosamente desabrochaba cada uno de los botones que lo separaban de su piel y conforme lo hacía besaba cada una de las zonas destapadas. Sin poder evitarlo Valentina soltaba suspiros de puro placer. Chris se quitó rápidamente la camisa y tumbó a Valentina sobre ella, la observó durante unos segundos.

- Eres perfecta- murmuró mientras la contemplaba- ¿Qué puedo hacer para ser merecedor de ti?

Valentina rio ante aquella estupidez, cubrió la cara de Chris con sus manos y susurró en su oído:

- ¿Aún no te has dado cuenta? Tú eres perfecto para mí.

De improviso un desgarrador grito rompió el ambiente. Chris y Valentina se miraron y sin mediar palabra comenzaron a vestirse. Había sido una insensatez por su parte comportarse de esa manera.

- ¿Dónde estamos, Chris?

- Prefiero no intentar adivinarlo, no vaya a ser que acierte- contestó Chris con el rostro completamente inexpresivo.

La casa de brujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora