Tan familiar

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Chris no aguantó más y se fue de la habitación, no podía soportar seguir mirándola y saber que ella ya no lo volvía a mirar de la misma manera. No lo reconocía, y él sabía bien el porqué. Yuri debía haberle hecho algún tipo de hechizo para evitar que lo recordara. ¿Cómo podía ser tan rastrero? Pero ya no tenía por qué preocuparse, ahora Yuri estaba en un lugar mejor. No pudo evitar esbozar una sonrisa malévola.

Valentina no tardó en irse a dormir, Némesis la acompañó hasta una de las habitaciones. Era una habitación diminuta con una pequeña vela en el centro que la iluminaba lúgubremente. Contra una de las paredes había unas literas y una mesilla.

- Yo suelo dormir arriba, pero puedo cambiarme- dijo medio avergonzada Némesis.

Mirándola a la luz de la vela Valentina comprobó que Némesis aún tenía ciertos rasgos aniñados. Desde el principio pensó que se trataba de una mujer madura, pero quizás no era así. Habían pasado 16 años y no había cambiado un ápice, es más parecía incluso más joven. Parecía cosa de magia.

- Me es indiferente, dormiré abajo- contestó Valentina.

Némesis esbozó una pequeña sonrisa y se subió a su cama.

No se podía decir que se tratara de una de las camas más cómodas del mundo, pero realmente no podía quejarse. Ahora se sentía como en casa, sentía una seguridad que hacía tiempo que no había conseguido sentir. Por un momento la felicidad la inundó de un modo que la hizo reír, una risa sin ningún sentido e inquieta, pero era una risa de verdadera felicidad. No tardó en dormirse con una sonrisa en los labios, dejando de lado todo el pasado que la quería perseguir.

El sol entraba por la ventana, Valentina se dio la vuelta, quería seguir durmiendo, y no iba a dejar que el dichoso sol se lo impidiera. De cara a la pared trató de volver a conciliar el sueño, pero tenía una sensación extraña. Repentinamente notó como alguien la tocaba, abrió los ojos precipitadamente, pero no se veía a nadie. Cerró los ojos pensando que todo había sido cosa suya, pero volvió a sentirlo. Esta vez se deshizo de todas las mantas que la rodeaban y de un salto se plantó en medio de la habitación. Volvió la vista hacia las literas y contempló a Némesis mirándola con sus gigantescos ojos rojos bien abiertos.

- ¿Has sido tú?- preguntó señalándola y girando la cabeza.

Némesis negó moviendo la cabeza de lado a lado.

- ¿Entonces quién?- río escéptica Valentina.

Sin decir una sola palabra Némesis miró hacia abajo.

- ¿Hay alguien ahí debajo?- preguntó extrañada Valentina.

Con cierto miedo en el cuerpo, se acercó sigilosamente. Con un movimiento rápido apartó las mantas y miró bajo su cama. Pero lo que quiera que hubiese ahí abajo salió corriendo a toda velocidad. Valentina cayó hacia atrás y no pudo ver de quien se trataba. Volvió a colocarse en el centro de la habitación, miraba en todas direcciones, pero no paraba de moverse, y resultaba imperceptible a su visión.

- ¡Te tengo¡- exclamó Némesis.

Valentina miró en su dirección y lo único que fue capaz de ver fue un barullo de piernas y brazos revueltos todos en mechones de pelo blanco. De pronto pararon las dos y se quedaron mirando a Valentina.

- ¿Naima?- dijo extrañada Valentina.

Ahora que las veía juntas no podía creerse como había pasado por alto su tremendo parecido. Ambas la miraban con sus gigantescos ojos rojos desde lo alto de la litera, parecía gemelas.

La casa de brujasNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ