Harry hizo caso a la petición de su amiga y tiro los polvos flu a la chimenea.

—el número doce de Grimmauld Place—dijo Harry y se metió hasta la cintura en la chimenea. Al instante se encontró en el salón de la casa de Sirius—. ¡Sirius!—llamo con desesperación—. ¡Sirius!

Pero su padrino no le hacía caso. No estada allí.

Harry siguió gritando sin que nadie le hiciera caso, hasta que Kreacher apareció en el salón.

—¡oh, la cabeza de Potter está en la chimenea!—dijo el elfo, sin mucho interés—.

—¡Kreacher!—espeto Harry—. ¿Dónde está Sirius? ¡Dímelo!
—El amo salió, y nunca le dice al pobre Kreacher a donde va, ni cuando regresara—dijo el elfo, fingiendo inocencia—. Solo estamos la señora y yo, como en los viejos tiempos.

—tu sabes donde esta ¿verdad?—cuestiono Potter, furioso—.

El elfo mostro una escalofriante sonrisa.

—El amo nunca volverá del departamento de misterios—dijo antes de irse, caminando a sus anchas—.

Harry quiso gritarle para que volviera, pero lo tiraron fuera de la chimenea.

Potter termino en el suelo de la oficina de Umbridge, atontado y con la profesora delante de él.

La mujer mostraba una sonrisa de profunda satisfacción por haber encontrado a Potter con las manos en la masa.

Detrás de ella se encontraban Hermione, Ron, Neville, Ginny, Luna y Draco, cada uno agarrado sin cuidado por un miembro de la brigada inquisitorial.

—¿en serio creíste, Potter, que no sospecharía nada cuando mandaste a Weasley a decirme que Peeves estaba armando alboroto en al lechuceria, cuando Filtch acababa de decirme que estaba armando revuelo en el Gran Comedor? Ahora mismo vendrá el profesor Snape con Veritaserum, y me dirás con quien hacías contacto, Potter—dijo con firmeza la mujer—.

Harry casi se dio una bofetada a sí mismo. ¡Severus! ¡Cómo no se le había ocurrido antes! Se maldijo por no haber ido a pedir ayuda al hombre ¡en ese caso no estarían en tremendo lio!
pero antes siquiera de que Potter pudiera ponerse a planear como escapar, Filtch irrumpió en el despacho.

—¡Profesora, los gemelos Weasley!—jadeo el hombre apresuradamente. Luego, uno de los cohetes de los gemelos se estrelló contra su nuca y el hombre se desmayó.

Umbridge salió corriendo en el momento, dispuesta a poner fin al espectáculo, pero cayó al suelo pocos metros más allá del umbral de su puerta.

Rápidamente los cohetes de los gemelos entraron al despacho, y cada uno se estrelló contra quienes sujetaban a los chicos.

Libres, todos se apresuraron a salir. Fuera del despacho se encontraron con Fred y George.

—Luego no digas que nunca te ayudamos, Harry—le dijo uno de los gemelos, sonriendo—.

—sí, cuatro ojos, espero que entiendas que a partir de ahora tu vida es nuestra, ya sabes, lo usual—le dijo el otro—.

—me encantaría chicos, pero tendrá que ser después. Ahora necesito un viaje exprés a Londres—dijo Harry con apuro—.

—por "necesito" habrás querido decir "necesitamos" ¿verdad?—dijo Draco, enarcando una ceja—.

—no. He querido decir "necesito"—dijo Harry—.

—Ni sueñes que iras solo, cara rajada—se negó Draco—.

—Por una vez en la vida, estoy de acuerdo con el hurón—concordó Ron—.

Esto (NO) Es Una Una Historia de AmorWhere stories live. Discover now