Disparo

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Jessica se fue a buscar las latas al almacén, -Muy simpática tu amiga- dije.

-¿Por qué sigues aquí?- preguntó cortante.

-Espero por mis latas de jugo de tomate- dije pero ella no contestó, -Tal vez deberíamos de bañarnos juntos- me acerqué a la cortina para abrirla, ella seguía sin decir nada, tal vez está de acuerdo pensé, no dudé y empecé a abrir la cortina.

-Si la abres un poco más te disparo- dijo y escuché el sonido de un arma cargada, tragué saliva.

-Solo estaba de broma, no debes de ponerte así- dije retrocediendo, esta chica está mal del juicio.

-Yo no estoy para tus bromas- dijo molesta.

-Por tu culpa estamos en esta situación, yo soy quien debería de estar a la defensiva...

-¿Se divirtieron en mi ausencia?- preguntó Jessica llegando con dos latas de jugo de tomate.

-Al fin llegas, Susan no es muy buena compañía- dije.

-Si ya tienes tus latas, largate de aquí y dejame en paz- dijo Susan.

-Estas a tiempo para reconsiderar mi oferta- dije haciéndome el interesante.

-¿Qué oferta?- preguntó Jessica interesada, iba a decir algo cuando un disparo se escuchó, fue ensordecedor, apenas escuché a Jessica gritarle a Susan, sentí un ardor en mi oreja, caí al suelo, me había sorprendido, me había asustado, mi corazón estaba a millón.

-¿Estás bien? ¿Me escuchas?- Jessica me sacó de mi trance.

-Mi oreja... está sangrando- mi cuerpo estaba temblando.

-Tranquilo solo fue un rasguño- dijo, no me ubicaba, estaba mareado, vi el agujero en la cortina, ¿Susan me disparó?

-Ups, parece que fallé, te dije que te largaras- dijo Susan saliendo con el arma en la mano y una toalla encima.

-¡¿Estas loca?! ¿Fallaste? ¿Me querías matar?

-No te altereres- Jessica trataba de tranquilizarme pero quería darle su merecido a esa idiota, no me importa que sea mujer o la hija del mismísimo dueño del mundo.

-¡Maldita! Esta fue la gota que derramó el vaso- yo me levanté pero fue en vano mi cabeza se sintió mareada, aún el disparo resonaba en mi cabeza.

-Sí te vuelves a meter conmigo no voy a fallar- dijo de forma amenazante y salió con sus ropas en mano, Jessica y yo nos quedamos a solas.

-Ven, te voy a curar esa herida- dijo ella mientras me ayudaba a levantarme, me sentó en la camilla y ella se puso a buscar unos vendajes.

-¿De qué iba esa oferta?- preguntó mientras se acercaba a mi para proceder con la limpieza de mi oreja.

-Solo le dije para bañarnos juntos- dije, en ese momento sentí el ardor del alcohol en mi oreja y cubrí mi boca para no gritar, -¿Fue a propósito?

-Eres realmente un idiota- dijo poniendo a un lado los algodones llenos de sangre.

-¿A que viene eso?- ¿Jessica también me va a insultar?

-Disculpa a Susan...

-¡Ni de broma!- nunca la perdonaría, ¡es una loca!

-Esa actitud de ella es un escudo... no quiere mostrar debilidad, eso es todo, soy la única amiga que tiene en toda esta base...- ella hizo una pausa, ¿un escudo? Jessica se escuchaba un poco triste hablando de eso, -Ella es una buena chica es solo que le cuesta confiar en los demás- ella terminó con los vendajes de mi oreja y me pasó unos analgésicos, decidí no comentar nada acerca de lo que había pasado.

-Gracias- dije.

-Ahora yo apesto un poco a zorrillo- dijo ella mientras olía su uniforme, me había ayudado a levantarme así que el olor se le había quedado pegado.

-Me disculpo por eso, ten una lata- dije y se la pasé, salí de la enfermería y me fui a las duchas, las palabras de Jessica rondaban mi cabeza, Ella es una buena chica... solo que le cuesta confiar en los demás, abrí la lata de jugo de tomate, me quedé mirándola por un rato, -¡Maldita Susan!- dije molesto, de sólo recordarla me dolía la herida en mi oreja.

OOML: La hija del GeneralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora