Capítulo 8: Que ningunas palabras...

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No tuve que inventar una excusa al reintegrarme al grupo en las gradas por mi repentina decisión de no felicitarlo a solas a mitad de camino; señalar a Dave para que todos lo vieran bastó para hacerlos entender.

—¿Quién es ese? —preguntó más de uno.

—¿Lo conoces? —Otros se acercaron más a mí.

—Ah, no es uno nuevo que llegó después de que me fuera —Kyle comentó por el desconcierto de los demás.

—Digamos que sé quién es, pero no es que lo conozca mucho —contesté con la intención de ser lo más indiferente posible.

—Pues parecen ser bastante cercanos, ¿no crees?

—Se llevan bastante bien —por poco lo dije entre dientes sin darles la cara. Ellos sí notaban cuando alguien ocultaba algo, no quería arriesgarme a delatarme frente a más de veinte personas.

Se quedaron en silencio, ellos ya estaban por llegar. Yo fijé mi atención al centro, donde se ubicaba el ring. En ese instante estaba vacío, ya que por lo rápido que Dave venció a su contrincante, los siguientes no se habían terminado de preparar todavía.

—¡Eres grande, Dave! —alabaron al unísono junto a una reverencia.

Él soltó una risilla en vez de agradecer tal reconocimiento.

—¿Cómo es que Julian no me halagó también? —Me miró al preguntármelo indirectamente, todavía con un tono más risueño que nada.

—¡Nos olvidamos de contarle a Julian! —Al menos tres se alarmaron al percatarse del desperfecto de su plan.

Cierta pequeña discusión inició para señalar a algún culpable, aunque no iban tan en serio por lo poco que alcancé a notar. Por más que mi deseo fuese ignorar al intruso, no podía apartar mis ojos de lo cerca que estaba de Dave. ¿No pensaba presentarse? ¿No se sentía incómodo? Era un ser incógnito y anónimo para la mayoría, ¿él mismo no se sentía invasor? ¿No tenía un miligramo de vergüenza en ese cuerpo? ¿No tendría la decencia de decir su nombre para no parecer el testigo que presenció un hecho por mera intromisión?

Yo aún no quería dirigirle la palabra, así que me senté viendo hacia ellos con la cabeza apoyada sobre mi puño para disimular. Mi pobre participación hubiese resaltado demasiado de no ser por el alboroto del resto por olvidarse de mí.

—¿Y quién es tu amigo, por cierto? —Ya calmado el escándalo, Eli fue quien formuló la pregunta que de seguro se hacían casi todos.

—¡Oh, perdón por no presentarlo! —Se giró hacia Joel—. ¡Y perdón por no presentarte!

—No importa, estabas bastante distraído con las felicitaciones aquí. —Él le restó importancia y batía su mano en el aire.

Dave sonrió de lado en una risa de un segundo.

—¡Eso era lo que iba a decir!

"¿Qué? ¿Ahora va a decir que se leen la mente?". Arqueé una ceja, era la máxima demostración de molestia que podía hacer sin ser muy obvio.

—Ya, ya, lo presento. Pero primero... —Rodeó los hombros de Joel con su brazo e inclinó su cabeza como si fuese a susurrarle, aunque logramos escucharlo con claridad—. ¿Prefieres que te presente como amigo o como novio?

Yo no quería escucharlo con claridad. "Por favor, que mi turno sea ahora, llámenme". Volví a ver hacia el centro que seguía vacío, mis ojos estaban demasiado abiertos y apenas pude mantener mi boca cerrada.

—Preséntame como novio.

No necesitaba oírlo con claridad, pero todos los sonidos se silenciaron para que esas tres palabras fuesen las más audibles. Apreté la mandíbula, les eché un vistazo por el rabillo del ojo.

Si pudiera decirleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora