My Cookie I

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—¿Qué ha pasado, Kōki?

—Nada, mamá. No he llegado...— no se atrevió mirar a su madre y corrió a su habitación.

—Lo he besado— pensaba mientras se cubría con las sabanas.

—————

—Vamos, Furi. Solo fue un beso.

—No quiero ir, me da vergüenza.

—Fue sin querer. Kagami empujo a Aomine.

—Sí, pero fui yo quien beso a Akashi-kun...— nada más de mencionarlo le latía rápidamente el corazón y le subían los colores al rostro.

—No es para tanto. Vamos. La entrenando te matara, ya has faltado tres días.

—... Vale.

—Tienes 10 minutos...

—————

—Hasta que apareces, Furi— Taiga le sonrió al castaño cuando entro al salón de clases.

—Lo siento...

—Vamos no es para tanto. A cualquiera le pudo pasar. En verdad siento lo que paso— se rasco la cabeza.

—Sí...

—Lo bueno es que Akashi no dijo nada. Estaba tan sorprendido como tú— Taiga rió recordando la cara del pelirrojo.

—¿Vez? No tienes que avergonzarte— Fukuda trato de animarlo.

—No fue para que faltaras, Furihata-kun. Akashi-kun no dijo nada, se marchó después de lo que paso. Solo fue un beso.

—No solo fue un besó... fue mi primer beso— susurró mirando el piso.

El pelo celeste lo escucho y sonrió —Anímate, Furihata-kun.

—Sí— taiga le revolvió el cabello —Debes de agradecer que no fue el otro Akashi, sino ya te hubiese enterrado sus tijeras.

Se puso pálido al recordar al otro Akashi y comenzó a temblar.

—————

Era domingo, había salido a comprar material para la escuela, y en esos momentos caminaba por una de las calles principales cuando vio una librería; cruzo la calle y entro al local.

Buscaba por los estantes un nuevo libro que leer. Los que le gustaban salían en dos semanas, así que quería algo nuevo. Fue cuando vio una edición antigua de una revista que no había podido comprar. Camino a ese estante y tomo el libro.

—Kyaaaa— un grito nada masculino salió de su boca y dejo caer la revista. Estaba petrificado viendo aquellos ojos rojos. Cuando escucho los murmullos detrás de él, se disculpó, recogió la revista y se dirigió caja huyendo del pelirrojo antes de que lo reconociera... o eso intento hacer.

—¿Furihata-kun?

—Akashi— chilló. Al salir de la librería, el pelirrojo estaba apoyado sobre una camioneta negra de lujo.

—¿Podemos hablar?

Dudo unos segundos ¿Lo golpearía? —Lo siento— hizo una reverencia y otras más seguida de varios lo siento.

—Basta— había tratado de detenerlo pero el castaño no paraba.

Se quedó mudo por el tono de voz y retrocedió mientras temblaba.

—Lo siento, no debí gritarle. Pero quiero hablar con Furihata-kun.

—Vale... ¿Sobre qué quiere hablar, Akashi-kun?

—¿Eres doncel?...

—Sí— se sonrojó y desvió la mirada. Sabía perfectamente que no parecía doncel por su forma de vestir.

—Siento lo que paso...lo del beso.

—No fue su culpa. Alguien me empujo.

—Sí... lo bueno que no paso a mayores.

—Sí...— Akashi no parecía afectado por ese beso, mientras que él se estaba muriendo de los nervios. Sin duda para Akashi Seijūrō no era nada.

—Bueno yo... un doncel importante para mi cumple años y ... pues no sé qué regalarle, es de tú estatura ¿Podrías ayudarme?

Un doncel importante... Akashi Seijūrō ya tenía a alguien —¿Qué le gusta? — cuestionó. Al menos quería ser de ayuda para el pelirrojo.

Seijūrō sonrió satisfecho —Muchas cosas. Vamos, sube. Iremos al centro comercial.

———

—Gracias por los concejos. El regalo es perfecto.

—Me alegra haber sido de ayuda. Y siento que se desviara— estaban frente a su casa, ya era tarde.

—No te preocupes, Furihata-kun. Es lo menos que podía hacer.

Asintió y bajo de la camioneta, hizo una reverencia y dio la vuelta dispuesto entrar a la casa.

—Espera.

Giró y vio al pelirrojo entregándole un paquete.

—Es para ti. Mi forma de agradecerte...

—No debió molestarse.

—No es molestia, Furihata-kun. Espero te guste.

—...Gracias— tomó el paquete.

—Gracias a ti. Adiós.

Kōki observó marchase al pelirrojo y entro a la casa; saludo a sus padres y luego fue a su habitación a tomar un baño. Al salir, miro el paquete, aunque tenía finta de regalo... Dudaba en abrirlo, pero lo hizo. Un Rilakkuma y Ko-Rilakkuma de peluche estaban en el paquete...

Los abrazo. Cuando estaban en el centro comercial, él los miro, realmente le habían gustado... ¿En qué momento el pelirrojo los compro? No lo había visto, pero lo agradecía.

—————

Un mes había pasado y Kuroko volvió a invitarlos a reuniser para volver a jugar con la generación de los milagros. Se puso feliz al saber que podría ver, aunque fuese de lejos al pelirrojo.

—Hola, Furihata-kun.

—Hola, Akashi-kun...

Estuvieron platicando un rato, lo que más le sorprendió fue que él pelirrojo le pidiera su número telefónico.

Continuara...

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