Capítulo 2 - Jodido

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Esta noche no puedo dormir. Lo único que hice es dar vueltas en la cama. La imagen de ese chico aparecía en mi mente y me perturba el sueño. Entonces, de repente, mi televisión se encendió sola y apareció un mensaje en ésta:
«You've met with a terrible fate, haven't you?»

Pegué un grito y me fui corriendo al cuarto donde dormían mis padres. Abrí la puerta y me los encontré dormidos —como es natural—.

—¡Mamá, papá ¿puedo dormir con vosotros!? —pregunté aún asustada.

—¡NO! —exclamaron al unísono.

Me asusté, un poco más de lo que ya estaba.

—Pe-pe-pero... —tartamudeé.

—Eres ya muy mayor como para poder dormir sola en tu cuarto —anunció mi madre, Rosa.

—¡La televisión se encendió sola y aparece un mensaje extraño! —exclamé mientras temblaba.

—¡No confundas las pesadillas con la realidad, Ayleen! —me regañó mi padre.

—¡Pero si es cierto! —insistí.

Entonces mi madre se levantó de la cama y caminó hasta mi cuarto para corroborar mi historia.

—¿Ves? La televisión...

Cerré mi boca al ver que la televisión estaba apagada.
¿Quéeeee?
Mi madre me golpeó en la cabeza, como de costumbre.

—¡Auch! —me quejé mientras acariciaba mi pobre cabeza maltratada.

—No me despiertes para tus tonterías —me dijo, y se fue.

Tal vez era cierto y todo se trataba de mi imaginación.
Volví a entrar en la cama y cerré los ojos. Intenté dormir tranquila por un momento.
Pero no. Hoy no era el día, o mejor dicho, la noche, de Ayleen. Escuché estática y me giré.
La jodida televisión volvía a estar encendida y... ¡estaba ese bicho feo sacándome la lengua! ¿Qué mierda estaba ocurriendo? ¡Esto no es normal! ¡y se estaba burlando de mi! Tiré un zapato a la pantalla y ésta se apagó.

Maldito...

...

A la mañana siguiente, desayunaba en el salón junto a mis padres cuando mi madre empezó a hablar.

—Dentro de tres días empiezan las clases, ¿no es así? —me preguntó mi madre.

Asentí con la cabeza. Casi lo olvidaba.

—Hoy podemos ir a comprar una mochila para guardar tus libros —ordenó mi madre.

Asentí de nuevo mientras comía mi tostada.

Caminábamos por las calles del pueblo y la gente nos miraba. ¿Qué le pasa a esta gente?

—Al parecer, no es muy común que alguien venga a este pueblo —observó mi padre.

Mi madre opinó lo mismo.

Una vez entramos en una tienda, fuimos a la sección escolar.
Allí estaban las mochilas y comencé a verlas. Cada cual era mejor que la anterior.

—¡Mamá, quiero esta! —dije al ver una mochila color negra con garabatos de colores.

Mi madre, en lugar de ver la mochila, fue directa a ver el precio. Por la expresión de su rostro, supongo que esa mochila tan sólo estará en mis sueños.

—Esta es más bonita —dijo, mostrándome una mochila color blanco y simple.

Puse cara de asco. Yo no iba a llevar eso, iba en contra de mi.

—Eres de lo peor, en lugar de elegir la más bonita eliges la más barata. Eres una rata —le dije a mi madre, a lo que yo recibí otro golpe en la cabeza.

—¡Deja de darle esos golpes a la niña, Rosa! —exclamó mi padre.

—Luego se queja de mi bajo rendimiento escolar, ¡si es que me está dejando tonta de tanto golpe! —me quejé.

—De todas formas —dijo mi padre—, tampoco debes llamar «rata» a tu madre.

Asentí y me fui al mostrador con mi mochila, pero mi madre me cogió por el cuello de la camiseta y me cambió la mochila que me gustaba por la otra.

—Vaya mierda de compra... —farfullé mientras salíamos de la tienda.

—¿Decías algo, Ayleen? —preguntaba mi madre, con ganas de seguir maltratando mi cabeza.

—Sí, que me gusta mucho esta mochila —mentí, fingiendo una sonrisa.

...

Enfurecida, me encerré en mi habitación y me senté en la cama.
Me quedé mirando la televisión unos instantes. ¿Fue real lo que pasó de noche o tan sólo fue una pesadilla fruto de mis recuerdos de aquella copia de Link?
De todas formas, cogí mi móvil para ver qué pasaba en mis redes sociales totalmente abandonadas.

Al encender el móvil y escribir mi patrón, algo iba mal en él. No me dejaba entrar en mis aplicaciones, me salían números binarios cuando intentaba escribir a mis amigos, Google Chrome me decía «Error 404. Not Found» cada ve que quería navegar por la red. Mi móvil se había vuelto loco, aunque yo debería estarlo más porque empecé a jugar de nuevo con la Nintendo 64 a Majora's Mask.

—Allá vamos —dije cuando creé una nueva cuenta en el juego.

Por el momento, el juego iba bien, aunque lo único que me distraía era esa música de Unhealing del revés. Era escalofriante.
De repente, Link salió en llamas ¿qué mierda...?
El juego se reinició.

Volví a entrar.
Esta vez, Link se encontraba amorfo. Sí, amorfo era la palabra. Estaba daleado. No sé qué estaba pasando.
Otra vez me aparecía esa copia de Link. Era horroroso.
Salí del juego.

¡Es insufrible!

Me tiré en la cama y quise darme una siesta.

Al cabo de media hora mis padres me avisaron sobre que iban a salir a comprar cosas para la limpieza.
Genial, ahora estaba sola.

Me encontraba en el salón.
Después de unos minutos desde que mis padres salieron, las luces empezaron a parpadear y escuché sonidos provenientes de arriba.
Temerosa, encendí la televisión para dejar de escuchar esos sonidos.
Para mi sorpresa, la televisión no funcionaba correctamente, por lo que la apagué de nuevo.

Me abracé a mi misma.
De repente, me sentía ahogada y mareada al mismo tiempo. Entonces, me desmayé.
Al abrir los ojos, vi a un chico rubio con camisa verde, orejas largas, algo bajito, y con ojos negros los cuales tenían una pupila roja y lo más fascinante de todo... Sus ojos estaban sangrando.
Me llevé una impresión tan grande que volví a desmayarme. Tenía que ser un sueño.
Empecé a escuchar la voz de mi madre.

—Esta niña no para de holgazanear. Siempre está durmiendo, viendo la tele, comiendo o jugando a videojuegos. Haz que se despierte, por favor, Eduard —dijo mi madre.

Sentí cómo mi padre me movía el hombro.

—Ayleen, Ayleen —empezó a llamarme mi padre.

Abrí los ojos poco a poco.

—Toca limpieza —dijo él, enseñándome los trapos. No lucía muy contento.

Deseaba volver a desmayarme.

Let's play『Ben Drowned』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora