La tormenta

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Él la miró fijo a los ojos por unos cuantos segundos, sin decir nada. El porque había ido a buscarla era simple y claro. Él necesitaba de ella...

- Porque, porque cuando fui a mi casa vi la ambulancia en la puerta de la tuya, al instante supe de que se trataba. Fui a buscarte a la fiesta, pero no estabas. Luego fui al bar, y ya te habías ido. Hasta que me llamó Katty y me dijo donde estabas...

- Pero, ¿Por qué? – le preguntó ella. Necesitaba porque él se había preocupado, que era lo que le había hecho entender que se había comportado como un completo idiota.

- Yo... necesitaba verte y saber como estabas. Necesitaba... cuidarte – contestó él – Porque me he dado cuenta, creo que tarde, que... que he sido un imbécil. Perdóname por favor.

Ella se acercó más a él y se metió entre sus brazos para abrazarlo. Escondió su rostro justo debajo de su masculino mentón. Y dejó que algunas lágrimas cayeran de sus ojos. 

Aunque las cosas que él le había dicho le dolieron y la hicieron sentir mal, ella no podía seguir alejada de él. Era algo que no podía hacer. Y mucho menos en este momento.

Niall colocó sus brazos alrededor de ella y la mantuvo cerca. Con de sus manos acaricio sus cabellos húmedos y su espalda. 

- ¿Vamos a comer un poco? – le preguntó él.

Ella se alejó para mirarlo. Sonrió débilmente. 

- No tengo hambre – murmuró ella. 

- Tienes que comer algo, Allison... por favor.

- Está bien. 

Se pusieron de pie y salieron del baño. Llegaron a la cocina y Niall se dispuso a cocinar. Allison no pudo evitar reírse cuando vio la concentración que hacía el azulino al cocinar. Lo miró con ternura, y él levantó su vista para mirarla.

- ¿Qué sucede? – le preguntó.

- Tu cara de concentración, para que estas por encontrar la cura del cáncer – le dijo ella. 

Y al decir eso, un nuevo nudo se formó en su pecho. Tal vez si alguien hubiese encontrado la cura de esa maldita enfermedad su madre... su madre aun estaría viva. 

Levantó una de sus manos y tapó su boca, al escaparse de ella un nuevo sollozo. Niall soltó lo que estaba haciendo y se acercó rápidamente a ella. Tomó su rostro e hizo que lo mirara fijo a los ojos. 

- Ya no Allison, ya no llores – le pidió. 

Ella se ahogó en su llanto y no pudo pronunciar ninguna palabra. Era como si hablar le doliera. Le dolía respirar, 

Le dolía pensar, 

Le dolía mirar a su alrededor. 

Todo lo que hacía le dolía. 

Excepto mirar aquellos ojos azules que estaban frente a ella. 

- Me duele tanto el pecho Niall, siento que no puedo respirar – dijo entre lágrimas. 

Él se inclinó hacia ella y apoyó su frente contra la suya, rozando su nariz, cerca de sus labios.

- Dime que puedo hacer para curarte un poco – musitó él. 

Ella levantó su mirada para encontrarse con esas esferas color cielo. Tal vez su madre ahora estaba en un lugar así, con ese color, con esa paz. 

Niall cerró los ojos al respirar y aspirar el aroma de Allison. No iba a poder detenerse, tenía que besarla. 

Ella sentía como el calor de su aliento rozaba sus labios, con la promesa de alivio, de consuelo, de protección... De amor. Entonces, no supo que fue, pero levantó un poco más la cabeza, para salir al encuentro de su boca. 

The first love always hurt ~Where stories live. Discover now