Capitulo 5.

10 4 1
                                    


Emily P.O.V

No puedo creer lo que ven mis ojos. Sigue igual que cuando era un niño, solo que ahora es todo un hombre. ¡Y qué hombre!

Nuestros ojos se reencuentran y se forma una tímida sonrisa en mis labios.

-¿Evan?

-¿Emily, cuando volviste?

-Por lo visto demasiado tarde, porque ya construyeron un hotel en las tierras que eran de mi abuelo.

-Haber, haber creo que te estas confundiendo. Los terrenos pertenecen desde hace muchos años a la constructora.

-¡No me pertenecen a mí! Mi abuelo me los heredo.

-Cálmate, y no me levantes la voz, por favor. ¡Lo que estás diciendo no tiene ni pies ni cabeza! Jamás habríamos construido un hotel, si estos terrenos no fueran nuestros.

-¡Pues lo hicieron! ¡Y no tenían ningún derecho! ¡Bola de rateros!

-Emily, por favor.

Veo como intenta tomarme del brazo, en otro momento lo hubiera dejado, pero ahora mismo estoy demasiado furiosa. Y cuando estoy furiosa cometo muchas idioteces.

-¡No me toques! –le grito

Mi mano va aparar con mucha fuerza a su mejilla derecha. ¡Auch, me dolió hasta mí!

Veo en su cara que no se lo espera.

-Retírate por favor.

-¡No me voy a ir de aquí, hasta que alguien me dé la cara! ¡Mi abuelo jamás le hubiera vendido esos terrenos a tu padre!

De repente siento como dos brazos me cogen de mis brazos, y me intentan sacar fuera. Lo último que veo antes de que me echen es a Evan yéndose con una cara muy seria.

-¡Volveré con mi abogado! -le grito a la nada.

Evan P.O.V

Ya en mi oficina, recuerdo mi encontronazo de hace un momento con Emily. Jamás pensé que volvería.

Cuando éramos pequeños fuimos amigos, y hasta creo que me gustaba, pero al morir su abuelo se fue del pueblo.

Aun me duele la mejilla. ¡Y eso que ya me puse hielo!

Fuerte fierecilla que resulto ser. Está muy cambiada, ya no es la niña que recordaba, ahora es toda una hermosa mujer.

Renata P.O.V

Esta tarde conocí a Marcelo y a Evan. Y aun no sé qué por quién decidirme, pero seguramente será Evan. Damián le tiene mucho más aprecio y eso significa que será el que herede más.

Tengo que poner en marcha mi plan.

Seducir a Evan.

Evan P.O.V

Después de todo el jaleo que tuve hoy en la oficina, al llegar a casa me encontré con Renata. Al parecer se quedaría a vivir aquí, la verdad es una chica muy guapa, pero no me interesa.

Baje al comedor, la cena ya estaba lista.

Todos estaban sentados. En la mesa precedía mi papa, luego a su izquierda se encontraba mi abuela Sara, quien a su lado estaba Marcelo.

En cambio a la derecha de mi papa, había un puesto libre así que me supuse que sería mi lugar, ya que a mi lado estaba Renata.

Estábamos cenando todos tranquilamente cuando de repente Emily entro en la casa armando un escándalo.

-¡Necesito hablar con él!

Mi padre y Emily estaban frente a frente, ambos se retaban con la mirada.

-¿Qué quieres? –le pregunto mi papa con tono de prepotencia.

-Usted, sabe perfectamente a lo que vengo pero su familia no. ¡Porque no les cuenta lo que hizo!

-¿Qué pasa Damián? –le pregunto mi abuela con curiosidad.

Y la verdad es que todos los presentes pensábamos igual.

-No tengo la menor idea.

-¡Hablo de que este señor, falsifico los papeles y me robo mis tierras! ¡Tenga los pantalones de admitirlo!

-Mira muchacha estúpida...

Mi padre se vio interrumpido por la fuerte cachetada que le dio Emily. Más fuerte que la mía.

-No se atreva a insultarme. ¡Hare de su vida un infierno hasta que se digne a devolverme mis tierras!

Emily abandono la casa, y yo estuve a punto de seguirla pero mi padre no me lo permitió.

Emily P.O.V

-¡Emily! ¿Qué paso? –me pregunto Alicia cuando salí de aquella casa.

-Vámonos de aquí, ya te contare.

A la mañana siguiente, me visto para ir a trabajar y salgo junto con Alicia. La verdad es que hoy ha sido un día muy ajetreado, muchos niños y, además, gente nueva y me he tenido que aprender sus nombres.

Pero bueno, ya es mediodía y eso significa que puedo volver a casa por hoy. Esta clínica, solo trabajo durante la mañana, salvo, por supuesto alguna emergencia.

-¿Nos vamos, Emily? –me pregunta Alicia.

-Sí, ya tengo todo arreglado para mañana. Vámonos a casa a Almorzar.

-Lo siento, Emi. Pero quiero conocer un poco la ciudad, así que sino te importa, te llevo a casa y después doy una vuelta por ahí.

-Está bien, no hay problema amiga.

Alicia me deja en casa. Y al entrar me saluda una de las señoras que ayuda a Sue a mantener la casa.

-Buenos días, señorita.

-Hola, Jane –así se llama.

-¿Y Sue?

-Salió a comprar la comida. Me dijo que enseguida viene.

Cuelgo mi bolso y mi abrigo.

-Está bien.

Me dirijo a la sala y me encuentro con quien menos esperaba ver hoy.

-La busca un joven señorita.

-¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por qué lo dejaste pasar?

-No no haber, es mi culpa. Yo le dije que éramos buenos amigos. –me contesta muy presumido Evan.

-Lo siento señorita.

-No pasa nada Jane, solo retírate.

Jane abandona la sala.

-Di lo que tengas que decir y vete.

-Pues en realidad no hay demasiado que decir. En realidad no hay nada que decir.

-¿Entonces qué quieres?

-Solamente venga a devolverte el favor, para que te entres que no eres la única persona en el mundo que se puede meter a una casa ajena y hacer un escándalo. Nada más.

-¿Así? ¿Y qué vas hacer, me vas a dar una cachetada?

Él sonríe ladinamente.

-No, ¿Cómo crees?, Yo tengo otros métodos.

-¿No me digas? ¿Cuáles? –le susurro como si fuera un niño.

Sin previo aviso, siento como unos brazos musculosos me cogen de la cintura y me llevan a un pecho muy fuerte. Pero eso no es todo, de repente unos labios se posan sobre los míos.

¡El muy canalla me está besando! 

A veces no hay peor enemigo, que tu propio corazón.Where stories live. Discover now