~ 𝒫𝒶𝓇𝓉𝑒 𝟣𝟤 ~

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𝒩𝒶𝓇𝓇𝒶  𝒱𝒾𝓇𝑔𝑜

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𝒩𝒶𝓇𝓇𝒶  𝒱𝒾𝓇𝑔𝑜

Luego de que Tauro se hiciera el misterioso, decidí que era hora de salir de casa por que su estupidez empezaba a atrofiar mi cabeza y ese no era mi plan para un domingo por la tarde.

Ya habíamos vuelto a casa, así que me puse ropa más cómoda.

- Mamá, voy a dar una vuelta.- digo en alto con el abrigo en la mano.

Salgo de la habitación y el extraño silencio de la casa me hace desconfiar. Me detengo en medio del pasillo, sintiendo como una corriente de aire pasa por mi espalda provocándome un escalofrío repentino. 

Me giro inconscientemente y me encuentro con mamá, quien está de brazos cruzados y con una mirada seria.

Pego un salto a modo de respuesta.

- Joder, que susto mamá.- me llevo la mano derecha al pecho. No dice ni hace nada, lo que me hace pone nerviosa.- ¿Mamá?- pregunto.

- ¿A dónde te crees que vas un domingo por la tarde?- me pregunta con su típico tono de enfado. No digo nada, porque luego de esta pregunta suele venir una pequeña bronca muy propia de ella.- Tienes deberes que hacer y mucho que estudiar, ni se te ocurra pensar que podrás salir sin haber hecho todo eso antes.- dice.

Bajo la mirada notando como cae sobre mi espalda un pequeño peso. "¿No va a dejar de presionarme ni en fin de semana? Estoy harta." pienso apretando los dientes y desviando la mirada hacia el suelo.

-Ya está todo hecho.- miento. Mamá parpadea varias veces seguidas sin creerse lo que oye.- ¿Puedo irme?- pregunto de nuevo dejando a mamá mucho más confundida.

Ella asiente.

Bajo las escaleras, cojo las llaves en el cuenco de la entrada y me abrigo hasta la barbilla. Doy un paso fuera de casa y el frío me da la bienvenida.

Comienzo mi paseo pensando en la mentira que le acabo de decir a mamá. Es una mentira sin importancia. No va a pasar nada si le miento, total no se fija en si he hecho o no los deberes.

Desvío la mirada hacia un lado y tuerzo el gesto ligeramente incómoda. Ahora mismo me estoy arrepintiendo de ello.

Nunca he mentido y mucho menos a ella. Siempre pensé que no podría huir de su mirada acusatoria si lo hacía, pero no ha sido así.

Por una parte me sabe mal, pero por otra me siento viva, como sí me hubiese chutado adrenalina. Es una sensación extraña el saber que has hecho algo mal y que me sienta así por ello.

Ya he comprobado varias veces por las historias que leo que mentir no es la mejor opción.

A medida que camino por la acera con las manos en los bolsillos y la barbilla enterrada en el abrigo, siento como mis labios tocan la tela con suavidad. Mis pensamientos siguen enredándose lentamente. 

Virgo y CapricornioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora