10: Un bebé, ¿fruto del engaño?

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Todos miraban extasiados la exquisita decoración del lugar, fruto del increíble buen gusto de Narcissa Malfoy, quien en tiempo récord había organizado un grandioso baile en honor al quinto aniversario de matrimonio de su hijo.

Draco Malfoy estaba a los pies de la escalera principal, vistiendo un costoso traje color negro que se amoldaba a su atlético cuerpo a la perfección. Sus ojos vagaban de un extremo a otro de la estancia, atentos a la llegada de su esposa. Mientras tanto, se deleitaba con el ir y venir de un par de brujas que coquetas, se ofrecían a hacerle pasar
el tiempo más rápido en lo que llegaba su esposa; se negaba, por supuesto, ni siquiera él mismo sería capaz de faltar a su matrimonio de una manera tan descarada.

Pero era difícil contenerse a sus más bajos instintos, ya que cabía decir que ninguna mujer era incapaz de ignorar al más joven de los Malfoy, lanzándole miradas libidinosas, ahí, completamente atractivo e inevitablemente seductor, parado con elegancia al pie de las escaleras tal cual un príncipe de la época medieval esperando a su princesa... dicho pensamiento provocaba en la mayoría de las damas presentes una gran envidia.

¿Dónde diablos estás?

Recurrió al medio que más detestaba utilizar.

—¿A qué hora nos honrará con su presencia tu adorada esposa, Draco? —le preguntó una preciosa joven de cabellos oscuros cuyo rostro irradiaba altanería.

—Vamos, cariño, déjalo tranquilo; sin duda ella está terminando de ponerse esa lencería que alegra sus noches —Blaise se situó junto a su antigua compañera, pasándole un brazo por la cintura de forma juguetona.

—Ya debería estar aquí —dijo, sosteniendo con impaciencia el móvil en su mano.

La pareja no perdió detalle de eso.

—Está con Theo, ¿no es así? —le preguntó la bruja.

El rubio rodó los ojos.

—¿Tú qué crees, Pansy?

Ella cruzó de brazos, taladrándolo con la mirada por su malhumorada respuesta.

—Demonios, Draco, no pongas esa cara. Te advertimos sobre las estúpidas condiciones de su matrimonio —le recriminó su amiga.

—Ustedes dos no lo entienden —les recriminó—. Ambos están casados porque... —entrecerró los ojos— ¿Por qué demonios se casaron?

Blaise soltó una carcajada antes de robarle un beso a su irritada esposa.

—Porque nos gustamos, joder —jamás admitiría en voz alta que sus sentimientos hacía el moreno distaban mucho de ser simplemente físicos.

Mientras tanto, el mago de ojos oscuros le miró con falsa indignación.

—Yo sí estoy enamorado —admitió, sin poder evitar que sus mejillas se colorearan levemente.

Draco y Pansy lo miraron levantando una de sus cejas.

—En fin... —Malfoy decidió cortar la tensión— Ustedes no están casados por obligación, quiero decir, ¡se gustan! Incluso Blaise dice amarte...

—Ella me ama locamente aunque no quiera admitirlo... —se detuvo al recibir una severa mirada de Draco.

—Y... a mí ni siquiera me gusta Granger.

Casado con una PotterWhere stories live. Discover now