Capítulo 6

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—¿Alguna vez te has imaginado a ti mismo saliendo con un chico? —preguntó Annel.

¿Estaba refiriéndose a Harry o hablaba de todos los chicos en general?

—No —Negué con la cabeza—. Nunca.

—¿Por qué? —Sonrió, feliz—. Yo sí. Es divertido.

Me rasqué la nariz.

—No lo sé —Me encogí de hombros—. Nunca me he sentido atraído hacia ningún chico, así que no se me ha hecho necesario.

Me miró con expresión extrañada.

—No se trata de sentirte atraído hacia nadie. Se trata de... estar abierto a las posibilidades.

—Bien, entiendo tu punto.

Su mirada pasó a ser llena de expectativa.

—¿Entonces? —Fruncí el ceño y pasó a explicarse—. ¿Estarías abierto a la posibilidad de salir con algún chico?

Lo pensé unos segundos y, después de darme cuenta del peso de su pregunta y del de mi posible respuesta, asentí con la cabeza con lentitud.

—Sí. Supongo —Me volví a encoger de hombros—. Si es amable conmigo y amigable y divertido y tiene buen sentido del humor, no veo por qué no.

Sonrió de oreja a oreja.

—Oye, qué curioso —comentó como si nada—. Justo uno de mis mejores amigos es amigable y amable y divertido y tiene buen sentido del humor; se llama Harry. ¿Quieres que te lo presente? Creo que él también estaría abierto a las posibilidades. Sí, iré a hablar con él ya mismo...

Solté una carcajada y en ese momento Harry llegó a donde estábamos.

—¿De qué hablaban? —preguntó con interés, ante lo que yo quedé mudo—. Digo, para yo también reírme.

—Nos burlábamos de tu vida amorosa —anunció Annel risueña—. ¿Quieres unírtenos?

Mi mejor amigo nos miró de soslayo y bufó.

—¡Al cabo que ni quería reírme!


Haciendo zapping, en la noche, encontré un programa de televisión en el que mostraban a un hombre pasando por unas calles con barba, maquillaje, tacones de diva, cartera de vestir de piel y vestido. Sonreí de inmediato cuando lo vi, porque me encantó, y le subí el volumen al programa. Estaban entrevistándolo y, cuando le preguntaron qué consejo podía darles a los televidentes, dijo que siempre fueran ellos mismos, sin prestar atención a los demás, que lo importante era cómo se sentían ellos, y que nadie podía decirles cómo ser, qué hacer o qué ser o no.

—Es tu vida y es tu decisión. Y si no te entienden, mándalos a la porra; no los escuches, cariño. No valen la pena. Y si te entienden, sonríeles con la cabeza en alto, eh, bien en alto, porque puede que no lo sepas, pero, quizá estás siendo de inspiración para ellos y tal vez termines cambiándoles la vida o ayudándolos a ver cómo quieren ser o en lo que se quieren convertir o lo que quieren llegar a ser: una persona honesta, decidida y orgullosa de ser ella misma siempre.

La gente que hacía eso era admirable. No me refería a lo de la ropa, sino a atreverse a ser ellos mismos sin importar qué. Estas personas saben que se colocan en una posición vulnerable, con riesgos de ser rechazadas, burladas, criticadas y demás. Y, aún así, prefiere ser ella misma porque sabe que eso le va a traer más felicidad que ser aceptado por alguien más fingiendo ser algo que no es.

Homely [Larry] #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora