Extra v. Magia.

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EXTRA CINCO

MAGIA

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—¡Papá! ¡Vamos, arriba! —decía George mientras sacudía a su padre aun dormido en la cama.

—¡Despierta! —exigió Logan, imitando a su gemelo.

Lentamente, Fred empezó a removerse en la cama un tanto molesto y acabó entreabriendo los ojos para mirar a los dos niños que estaban a su lado. Se pasó una mano por los ojos, restregándolos, y luego llevó la mirada hasta el reloj que había colocado en la mesilla de noche.

—¡Por Godric! George, Logan, aún es muy temprano —apenas eran las siete y media de la mañana—. ¿Qué queréis?

—Dijiste que hoy nos llevarías a Sortilegios Weasley —contestó George entusiasmado. A ambos les brillaban los ojos de la emoción.

━Y lo haré, pero no tan temprano —sus hijos hicieron un puchero—. Vuestro tío George y yo no abrimos la tienda tan temprano.

—¡Pero habrá que limpiar y colocar las cosas! —replicó Logan.

El mayor suspiró y entonces notó como la persona que dormía a su lado comenzaba a moverse. Habían conseguido despertar a Zaira y eso no estaba bien pues ella llevaba unos días agotadores debido a que la pequeña Layla lloraba a cada dos por tres y era muy difícil conseguir que se calmara y volviera a dormir.

—¿Qué sucede? —preguntó en un mero susurro.

—Tus hijos insisten en que los lleve ya a la tienda.

—¡Mamá, dile a papá que nos lleve ya! —le pidió George.

—¡Eso, eso! ¡Es un vago y no quiere moverse de la cama! —añadió Logan.

━Hablad más bajo, por el amor de Dios, o despertaréis a vuestra hermana.

Tarde. En el momento en que pronunció aquellas palabras, el llanto de la pequeña, que dormía en la cuna a su lado, inundó la habitación. De mala gana, la morena se levantó de la cama y se acercó a la cuna para coger a la pequeña Layla y empezar a mecerla.

—Estaréis satisfechos, habéis hecho llorar a vuestra hermana —les reprochó Fred, con mala cara y suspirando.

Los dos pequeños bajaron las miradas, arrepentidos, pero el arrepentimiento solo duró unos segundos y entonces, una sonrisas traviesas aparecieron en sus rostros.

—Si tú te hubieses movido de la cama desde el principio no habría pasado —se quejó George, sacándole la lengua.

—Pero, serás... —Fred tuvo que contenerse para no decir nada malo.

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