Extra iii. El dolor de George.

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EXTRA TRES

EL DOLOR DE GEORGE

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Una semana había pasado desde el 2 de mayo de 1998, pero cierto pelirrojo seguía sin reaccionar. Se había sumergido en un mundo de oscuridad y estrés mental. George Weasley sabía que habían ganado, que Voldemort había sido derrotado por Harry y que los mortífagos estaban siendo atrapados y encerrados en Azkaban. Sin embargo, no podía sentir aquello como una victoria. No, desde que se había encontrado a su gemelo en el suelo del Gran Comedor, muerto, con el fantasma de su última sonrisa todavía en los labios. Había perdido a su gemelo, a su mejor amigo, a su compañero, a su otra mitad, a su otro yo... y ahora sin él, no era nada. Sólo era la mitad de un alma que parecía estar aclamando a la muerte. Pues eso era lo que deseaba para sí mismo, la muerte. De esa manera, podría reunirse con Fred. No quería tener que vivir en un mundo en el que él no estuviera. No quería ni podía.

Los meses siguientes no fueron mucho mejor. Se había encerrado en su habitación y se negaba a salir de allí bajo cualquier concepto. No comía, no bebía, no dormía, ni mucho menos hablaba, acaso que fuera para maldecir al mortífago que le había arrebatado a su gemelo. Mortífago al que ni siquiera habían dado caza todavía y eso era una desesperación para toda la familia. Todos lo querían entre rejas.

George había roto todo objeto, que se encontrara en su habitación, en el que pudiese reflejarse. No podía soportar el ver su reflejo, pues veía a Fred en él. Por eso mismo, también había quitado todas las fotos que había de ellos colgadas en las paredes. Y aun así, eso no era suficiente. Cualquier mínimo detalle le recordaba a su gemelo y que él estaba muerto, y lo que más se lo recordaba, era su propia existencia.

¿Y las ganas qué tenía de que todo aquello fuera un maldito sueño? ¿Qué Fred no hubiese muerto ese día y ellos dos estuvieran todavía vendiendo productos en Sortilegios Weasley? Sin embargo, no importa cuánto se pellizcase, no despertaba de aquel horrible sueño. Y, muy en el fondo, sabía que nunca despertaría, porque no era un sueño. Fred ya no estaba y nunca volvería a estar. Y cada vez que se daba cuenta de ello, su corazón se rompía un poco más.



Percy, Ron y Lee habían conseguido sacarlo con el tiempo de la habitación, tras haber sido muy pacientes para no alterarlo o dañarlo más de lo que ya estaba. Aunque, en realidad, todos estaban en un estado similar, pero se forzaban a seguir adelante sin que las pérdidas de aquellos que habían caído en la batalla destruyese del todo sus vidas. Pero, para George, hacer aquello no era tan fácil y todos lo sabían.

Lee y Ron le había propuesto que ellos lo ayudarían a dirigir Sortilegios Weasley, pero George se había negado con todas sus fuerzas a abrir esa tienda de nuevo, así que permanecía cogiendo polvo en el Callejón Diagon. No quería volver a pisar ese lugar en su vida porque le recordaba todavía más a Fred.

¿Quieres mi ayuda? ➳ Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora