Cap. 13: "El Uno para el Otro"

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¡Saludos a todas y todos! Este es un capítulo lleno de emociones y sentimientos encontrados. Es bastante extenso (18 páginas de Word), por lo que había pensado dividirlo en dos partes y subir sólo una, pero al final decidí dejarlo completo. Así que espero lo disfruten y tengan sus pañuelos desechables a la mano.

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Blaine y Kurt estaban abrazados demostrándose sus sentimientos cuando Stephanie entró a la cocina buscando un poco de agua.

- ¡Se están besando! – Gritó emocionada, haciendo que los dos hombres se separasen de inmediato.

La sonrisa en el rostro de la niña era realmente enorme y el castaño se sonrojó por un momento. Era la primera vez que su hija lo encontraba en una situación como esa, y lejos de sentirse incómoda, asustada o cualquier de las cosas que a él se le habían ocurrido que podrían suceder, ella estaba feliz.

- ¡Hola, mi hermosa muñeca! – Dijo el ojimiel sonriente.

- ¡Blaine! – Corrió y lo abrazó. – Ya eres novio de mi papá, ¿verdad?

El hombre de rizos miró a su pareja y éste asintió con la cabeza. Entonces se agachó para quedar a la altura de la pequeña. – Sí, cariño. Tu papá y yo somos novios.

- ¡Sí! – Exclamó alegre abrazándolo nuevamente y él la llenó de besos haciéndola reír. Luego se acercó a su papá y lo miró sin saber exactamente qué hacer o decir.

Kurt le sonrió y le acarició el rostro dulcemente. – ¿Estás bien con esto? Me refiero a si...

- Papi. – Lo interrumpió. – Lamento haber dicho que eras malo conmigo.

- Amm... Voy a estar en la sala. – Dijo Blaine comprendiendo que ese era un momento padre-hija en el que no debía intervenir. Miró al ojiazul y éste dijo un "gracias" silencioso, lo que tomó como su señal para salir.

- Vamos a sentarnos, Steph. – La niña obedeció y se acomodó en una silla frente a su padre.

- Tú no eres malo, pero me dio mucho coraje que no me dejaras decirle papá a Blaine.

- Mi niña, cuando te prohíbo algo es pensando en ti y tu felicidad. Tal vez no lo entiendas, pero siempre será así. No lo hago por ser malo o por...

Inclinó la cabeza hacia abajo. – No quise decirte así. ¿Me perdonas?

- Sí, mi princesa. Pero quiero que entiendas lo que dije, siempre quiero lo mejor para ti.

- Lo sé. Te amo mucho papá.

- Y yo te amo a ti con todo mi corazón.

La pequeña se levantó de la silla y buscó el regazo de su progenitor, acomodándose ahí y abrazándolo con todas sus fuerzas.

Luego de un minuto en silencio y envuelta en los brazos del ojiazul, se removió un poco y lo miró fijamente. – Papi, ahora que Blaine y tú son novios, ¿ya le puedo decir papá?

- No, mi amor.

- ¿Por qué?

- Porque no es el momento.

- ¿Algún día le podré decir así?

- Ya veremos. – Le sonrió y guiñó el ojo. – Pero todo a su tiempo.

- Pero él si me quiere, ¿verdad? Quiero decir como si fuera su hija.

- Te quiero con todas mis fuerzas. – Una voz sonó desde el marco de la puerta haciendo que ambos castaños volteasen para encontrarse con un pelinegro que los miraba con los ojos cargados de amor.

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