—Bueno... —No sé por dónde comenzar, pero lo necesito para que todo funcione—. La cosa es que... No podré bailar en Le Grand por un tiempo...

Darren deja de comer su helado y ahora veo que su expresión cambia por completo.

—Los mareos y... ¡Estás embarazada! —chilla completamente horrorizado y yo abro los ojos de par en par.

—¿Qué? ¡No! —digo lo más rápido que puedo.

—¿No?

—¡No!

Él suelta un suspiro y yo me río, pero no sé si es por los nervios o qué.

—Que susto...

—Sí.

—¿Y entonces qué?

Sonrío levemente y vuelvo a mirarlo.

—Mis padres me enviarán a Sídney. Pasé las audiciones de la Academia Breent Street...

Darren abre los ojos de par en par y cuando logra reaccionar, enloquece. Se ve feliz, emocionado, incluso se pone de pie, me abraza y hace que dé un par de vueltas por el lugar mientras que le digo que vieron algunos de nuestros bailes en los vídeos que papá envió por mí.

—¿Me vieron a mí también? —exclama con más sorpresa que alegría.

—Sí, y necesito que seas mi compañero para los vídeos de presentación que debo realizar. Tenemos que hacer alguna coreografía y...

Me miro al espejo y coloco el vestido sobre mí para ver cómo luce. No estoy para nada segura de esto. Estoy aterrada, quiero faltar, pero será imposible. Es el cumpleaños de Alex, hay una gran cena esta noche en un exclusivo restaurante con más de cuarenta personas y Max estará ahí. Volveré a verlo después de casi tres semanas sin saber nada de él. Y no sé cómo voy a reaccionar cuando lo tenga cara a cara.

El vestido que mamá escogió para mi es hermoso, corte princesa de color piel, y además tengo hermosos tacones rojos para combinar.

—Tengo que hacer esto —me digo a mi misma cuando me quito la bata y me coloco el vestido. Con todos esos kilos que ya no tengo me veo extraña, pero me siento bien, por así decirlo.

Después rizo mi cabello, me maquilló lo necesario y por último coloco mis tacones.

Cuando bajo las escaleras todas están ahí esperándome. Saben que será incómodo, pero nadie dice nada. Sólo tendré que soportarlo y fingir que nada más sucede para que Alex tenga una hermosa cena de cumpleaños, y sobre todo, para que no sospeche de nada. Lo último que quiero es que mate a Max el día de su cumpleaños.

—Ese vestido te queda precioso, cielo —dice mamá, viéndome con detenimiento.

—Gracias.

—Trata de no pensar, Kya. Disfruta de la cena, si ese tipo sabe lo que es la vergüenza, no aparecerá esta noche.

—Eso espero.

—Vamos, no pienses en eso —murmura mamá acariciando mi espalda.

Llegamos al restaurante y cruzamos todo el lugar hasta la sección especial. Las luces son tenues, hay varios arreglos florales en las mesas y velas bajas. Se ve delicado y no pega con el estilo de Alex, pero igual me gusta.

Papá tiene una inmensa caja de regalos entre manos y mamá al ver a Alex corre a abrazarlo. Él se ve feliz animado. Sonriente y al mismo tiempo distinto.

—Mi niño bonito... —comenta mamá mientras que besa a Alex y lo abraza. Alex le acaricia la cara y el cabello y después mamá como siempre empieza a llorar.

 KYA - Deborah Hirt ©Where stories live. Discover now