Capítulo IXX: Búsqueda.

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Me sentía media estúpida buscando a Charlotte por todo el pueblo. Nadie estaba muy contento con la idea de buscar a mi prima loca. Pero ¿qué más podíamos hacer? Respuesta: Sentarnos en el sofá a mirar televisión, claro como si fuera tan fácil dejar desaparecida a una persona que convive a diario contigo y que, peor aún, es tu prima.

El tiempo pasaba y no había rastros de Charlotte en ningún lugar, era un poco desesperante. Subimos todos juntos a la colina, pero no había indicios de que allí hubiera estado.

Luego, seguimos buscando en el pueblo, Ray, inclusive, gastó de su dinero para entrar a ver si estaba en el, poco transcurrido, cine, pero nada. Charlotte no se encontraba en ningún lugar. Rachel, revisó, en la pensión, sin que mamá se enterara – porque sino estábamos muertos – Angel habló con alguna de sus “amigas”, Frank y yo buscamos en los parques y Gerard, quién sabe que hizo Gerard…

Debo decir que cuando se oscureció y las horas pasaron todos estábamos con los nervios de punta, todos.

-Bien nos dividiremos así: Ray, Mikey, Rachel y Angel irán a la colina. Frank, Sophie y yo al cementerio – dijo Gerard. Su división no me agradó, pero no era tiempo de berrinches. La madrugada ya estaba cerca y no había rastros de Charlotte, esta seria la segunda vez que volverían a revisar la colina.

-Vamos – Frank cogió fuertemente mi mano y comenzamos a andar.

-Sophie – Gerard estaba a mi lado también – lo siento.

-¿por qué?

-Sé que no te gustan los cementerios…

-No…no importa. - ¡Mentira! Si importaba, y más ahora que era de noche. Un leve estremecimiento recorrió mi cuerpo.

-Yo te cuidaré – Dijo Frank – no te voy a dejar sola. – Gerard hizo un sonido de burla ante la última frase de Frank, este sólo lo ignoró.

El cementerio, que de por sí era espeluznante, ahora se veía peor. Tenía ganas de salir corriendo y esconderme debajo de mi cama, bien no necesariamente así.

-¿cómo entraremos si hay un guardia? – pregunté esperanzada.

-No entraremos por la puerta principal…- murmuró Gerard.

-¿No? – creo a verme puesto muy blanca - ¿por dónde lo haremos?

-Ya verás…- contestó él dirigiéndonos por un camino en medio de unos arbustos.

Si antes tenía miedo ahora estaba aterrada. Ese camino alterno, era bordeando el cementerio, por el lado contrario a la colina, un lugar lleno de arbustos, donde la luz a penas llegaba, podía escuchar sonidos extraños, de dudosa procedencia.

-¿qué….qué suena así? – pregunté apretando fuertemente la mano de Frank.

-La oscuridad es perfecta para algunas parejas desinhibidas – contestó Frank.

-¿Desinhibidas? No entiendo.

-Lo que escuchas son gemidos, Sophie. Por ahí hay alguna pareja que cree que la naturaleza es mejor que una cama – contestó Gerard. Qué sincero. – Tengan cuidado en donde pi…- Gerard no alcanzó a terminar su frase porque yo tropecé con algo, me solté de la mano de Frank y, juro, que me vi de cara contra el suelo, pero Gerard alcanzó a sujetarme por la cintura justo centímetros antes de que me estrellara contra el suelo.

-Gra-gracias – fue lo único que salió de mi boca.

-Tu novio debería estar más pendiente de ti ¿no sabe que eres media torpe para caminar? – apreté los labios en señal de molestia y no dije nada. Gerard disfrutaba hacerme enojar.

Dulce y AmargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora