Segunda parte: 13

464 33 9
                                    

Joaquín había regresado. Solo.

Primero me sentí mal por Rocío; ella era la mamá verdadera y tenía todo el derecho a conocerla. Por el otro lado, no sé por qué me sentía tan aliviada, no es que tenga miedo a que la prefiera más a ella. ¿O sí?

Cuando Joaquín volvió de su viaje que duró creo que dos días, empezó a ver a Rocío con otros ojos, o sea, la trataba distinto; la cuidaba, quería llevarla al colegio, hasta le contaba historias antes de dormir. Lo primero que hizo cuando volvió, fue abrazar con todas sus fuerzas a Rocío. Todo era muy raro.

¿Él y yo? Creo que solo fue algo pasajero, ya casi ni me habla. Fue una gran equivocación pensar que tendríamos algo. Tengo por entendido que el cambió, pero creo que yo no soy parte de su nueva vida.

-¿Podemos hablar, Caro?

Joaquín apareció en mi habitación, estaba en pijama, y con la cara seria que tenía, creo que no eran buenas noticias.

-¿Pasa algo?-dejé la revista de cocina que estaba leyendo en la mesita de noche y me acomodé en mi cama.

Él cerró la puerta con cuidado para que no se escuchara nada.

-Necesito que sepas la verdad sobre Rocío-soltó.

-¿Qué verdad?-pregunté confundida, y sobre todo, preocupada.

-¿Me puedo sentar?-señaló la parte vacía de la cama- Es una larga historia.

Impaciente por saber lo que me iba a decir, asentí, dejándole más espacio al costado mío.

-Hace un año conocí a una chica en una fiesta-comenzó a contarme-Ella era de otro colegio, se llama Martina Idiarte. Nosotros tuvimos una pequeña "aventura", por así decirlo.

Rodeé los ojos, recordando que eso era típico de Joaquín en las fiestas. Yo no llegaba a ese punto, solamente besaba a los que me parecías más bonitos. Pensándolo bien, ahora me estoy avergonzando un poco por haber hecho eso.

-¡Estábamos borrachos!-se excusó- Volviendo al tema, ella y yo nos caímos bien y empezamos a salir, pero solo duramos un mes. Poco tiempo después me enteré que se iba a mudar a Canadá.

-¿Qué tiene que ver esto con Rocío?

-¿Te acuerdas de la fiesta, la cual no llegué a ir cuando porque tú y yo nos quedamos en la cafetería?-me hizo recordar tal momento.

Asentí.

-Bueno, esa era su fiesta de despedida.

De pronto, me empecé a sentir culpable.

-¿Me estás queriendo echar la culpa de algo, Joaquín?-pregunté un poco molesta- Porque si quisiste echarme la culpa de tus mal de amores y mentirme que trataba de Rocío...me dejaste preocupada.

-¡Claro que no! Aún no acabo. Como no fui a su fiesta, no pude enterarme de algo.

-¿Qué cosa?

Respiró hondo antes de contestar.

-Ella estaba embarazada, Caro. Ella es la madre biológica de Rocío.

Sentí que iba a desmayarme.

-Entonces...

-Yo soy el padre de Rocío.

No sabía que responder, ni podía procesar en mi mente lo que me acaba de decir. Esto no puede estar pasándome.

-¿Todo este tiempo estuve criando a tu hija?-sentí un par de lágrimas saliendo de mis ojos- ¿Cómo te enteraste que tú eras el padre?

-Cuando fui a buscar a Martina, paré primero dónde sus padres y ellos me lo contaron todo-explicó.

-¿Y la encontraste?...A Martina.

-Sí-afirmó- Le pedí que venga a visitar a su hija, ella aceptó. Llega mañana en la noche.

¿Qué? ¿Tan rápido?

Asentí bajando la mirada, no quería que Joaquín me viera llorar.

-¿Estás bien?-me preguntó poniendo lentamente una de sus manos en una de mis mejillas.

-No pasa nada-mentí secándome los ojos con mis manos.

-Yo sé que estás mintiendo-me abrazó.

Estar es sus brazos me hizo sacar todo eso que guardaba dentro mío. Empecé a llorar y está vez no me daba vergüenza, al contrario, me sentía más segura con él.

-Estoy confundida-sollocé- No sé si estar bien o mal. Por un lado, tengo que estar contenta que ella podrá ver a su madre, pero tengo miedo a que ella ya no me quiera más. Esa niña ha cambiado mi vida.

-Y la mía también.-aseguró acariciándome el cabello delicadamente- Tú eres su madre, Caro. Tú eres la que la ha estado criando estos meses, te estás convirtiendo en una madre para ella. ¿Sabes? Yo también estoy un poco confundido.

Me solté de sus brazos y lo miré confundida. Al parecer se arrepintió al decírmelo, porque de tranquilo, pasó a estar más nervioso y tenso que nunca.

-¿Por qué estarías confundido si tú eres el padre biológico?

-Es por otra cosa- intentó que no sonara importante.

-Dímelo-le ordené curiosa.

Lo dudó al comienzo; sin embargo, otra vez respiró hondo y dijo algo que me dejó sin palabras.

-Me gustas, Carolina-confesó intimidado- Pero cuando volví a ver a Martina, esos sentimientos por ella volvieron de la nada.

Casi vuelvo a llorar otra vez, pero me aguanté. Ya no podía soportar esto. ¿Qué pasaba si Joaquín y esta tal Martina vuelven a estar juntos? Tal vez ahora me quiten a Rocío y sigan como una familia normal y feliz. Diablos, ahora me siento un estorbo.

Luego de unos segundos, la puerta se abrió, mostrando a una pequeña niña con su pijama rosada de ositos que le compré.

-Tengo miedo.

Tenía razón, nunca la había visto así. Parecía que había visto al monstruo más feo de mundo.

-¿Puedo dormir con ustedes?

-Puedes dormir conmi...-intenté corregir ese "ustedes" pero me interrumpieron.

-Claro-dijo Joaquín y señaló un espacio entre nosotros dos, mientras yo me quedaba sin habla-Sube.

Feliz, subió a la cama con nosotros y se acomodó.

-Mañana tendrás una sorpresa-le comentó Joaquín, sonriéndole.

-¿En serio? ¡Gracias!-nos agradeció dándonos un fuerte abrazo- ¡Son los mejores padres del mundo!

Rocío es la niña más buena y adorable que he visto en toda mi vida. Yo nunca fui así con mis padres...pero eso ya es pasado. Lo importante es que Rocío me está haciendo la mujer más feliz del mundo, demostrándome que yo también puedo ser una madre para ella.

Y así dormimos los tres toda la noche. Juntos.

NOT EASYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora