Capítulo Uno:El Festival de los encuentros.

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La música llenaba el ambiente. Tanto los sinceros como los mentirosos bailaban, felices, en el Festival, famoso debido a su significado: el encuentro entre Verdad y Mentira.

Había una chico solitario que no soportaba a los sinceros, y, escondido tras una de las varias cajas de alimentos que sobraron para el banquete, se dispuso a esperar a que el Festival de los  demonios terminara.

Una suave voz le sobresaltó entonces.

—¿Tú no bailas?—le preguntó una chica peinada con dos infantiles trenzas, gafas redondas, un vestido ancho de color gris pálido, y una pequeña tiara blanca en la cabeza. El joven pensó que esa chica era como una representación de la pureza.

Se sentó junto a él en el suelo.

Una tiara blanca...Eso quería decir que era una sincera. El blanco era el color del reino de la Verdad.

La joven le miró con una sonrisa curiosa.

No, no bailo. Odio a los sinceros, y la simple idea de bailar con uno de ellos me repugna—le respondió el pelirrojo, con una mueca que no demostraba mucha amabilidad.

La chica se rió ligeramente de lo que él había dicho.

Eres un mentiroso, eso quiere decir que has mentido ahora mismo—Aseguró la chica de cabellos oscuros.

El pelirrojo se sorprendió por la contestación de la muchacha. Pensaba que se entristecería debido a sus duras palabras.

Decidió ser más duro entonces con ella.

No, no miento, realmente odio a todos los sinceros. Los mentirosos mentimos cuando queremos, casi siempre, no siempre—afirmó el chico, apartando la mirada, molesto—Yo y todo mi reino odiamos a los sinceros, igual que vosotros a los mentirosos. Eso es todo. Este festival ni siquiera se tendría que celebrar.

La joven escuchó atentamente las palabras del muchacho, sin mirarle a la cara.

Te equivocas—le dijo, segura de sí misma—Yo no odio a nadie. Ni a los mentirosos. No veo la razón por la que hay que odiarles.

El joven le dirigió una mirada que reflejaba burla hacia lo que ella había dicho¿Acaso estaba bromeando con un tema como este?Él también podía hacer travesuras si quería.

¿No odias a nadie...no?—dijo el pelirrojo, levantándose. Una sonrisa pícara ya asomaba en sus labios.

La chica le imitó, sonriendo, lo que sorprendió al chico, ya que pensó que ella simplemente retrocedería o se vería intimidada.

Sin embargo, ella tan solo negó con la cabeza ligeramente.

Exactamente. Soy sincera de corazón, no te mentiría—juró la chica, sin ningún atisbo de inseguridad visible.

El chico la miró por un momento, pensando si debía hacer realmente lo que pensaba, ya que la actitud de esa chica no era normal. No era como la de las mentirosas que él había conocido.

Decidió realizar finalmente aquella acción que rondaba por su cabeza, no tenía nada mejor que hacer de todas formas.

Di lo mismo después de esto, entonces—contestó el pelirrojo, con una mirada perversa en sus ojos, los cuales a la sincera le recordaban al amanecer por su color naranja claro.

Empujó a la chica de trenzas hacia la pared del muro. Puso sus brazos a los lados de su cabeza y sin darle tiempo a la pobre sincera de reaccionar, unió sus labios a los suyos.

Su verdad [Karma×Okuda]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora