VIII. La escuela

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Viernes, 28 de Octubre

"Enrique, hijo mío: Como dice tu madre, parece que el estudio se te hace un tanto enojoso. No vas a la escuela con el ánimo resuelto y la ilusión que me hubiera gustado ver en ti, si no que tratas de eludir tus obligaciones en cuanto tienes oportunidad. ¡Qué vida más estéril, más sin sentido, sería la tuya si ahora no fueses a la escuela! ¡Qué pronto te arrepentirías de no haberlo hecho en tu juventud! Fíjate cómo los demás estudian con todo ahínco: esos obreros que van a las clases por la noche, después de haber trabajado todo el día; las muchachas del pueblo, que acuden los domingos, luego de su tarea semanal; los soldados, que se afanan en sus libros y sus cuadernos, aunque estén rendidos por los ejercicios militares; esos niños mudos o ciegos, medio imposibilitados, y que a pesar de sus dificultades tratan de salir adelante merced al estudio que tanto sacrificio les impone; los mismos presos, muchos de ellos analfabetos, que ahora aprenden a leer y escribir... ¿Quieres más? Piensa un poco en los millones de niños de todos los países que no pierden una clase por nada del mundo; míralos con la imaginación, mientras recorren las callejuelas de su aldea o la gran avenida de la ciudad, camino del colegio, lo mismo bajo un sol ardiente que soportando lluvias y fríos que animan su espíritu y endurecen su cuerpo. Desde las últimas escuelas de Rusia a las más remotas de Arabia, millares de pequeñines se afanan por aprender, de una u otra manera, las mismas cosas. Tú, que formas parte de ese inmenso movimiento, dime ahora: ¿qué sería de la Humanidad si ese movimiento cesara? No crees que caeríamos en la barbarie? ¡Sin duda, Enrique mío! Por eso, aquel hormiguero continuo de niños y niñas en mil pueblos, caminando hacia la escuela, tiene que seguir en aras del progreso, de la esperanza, de la gloria del mundo. ¡Valor, pues, pequeño soldado del gran ejército! Tus libros, he ahí tus armas; tu clase, de ahí tu cuartel; la tierra entera, tu campo de batalla; y como victoria, tu civilización, tu cultura, tus principios religiosos y sociales, que son los de la Humanidad consciente de su deber y vigilante de su futuro. ¡Sé tú también un gran soldado, Enrique! ¡No te acobardes jamás!

Tu padre".

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⏰ Last updated: Aug 08, 2016 ⏰

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Corazón ( Edmundo de Amicis )Where stories live. Discover now