V. Un rasgo generoso

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Miércoles, 26 de Octubre

Esta mañana Garrón ha dado una prueba de lo bueno que es. Al entrar en clase todavía no había llegado el maestro; tres o cuatro chicos se burlaban del infeliz Crosi, un niño pelirrojo, hijo de una verdulera, y con un brazo medio inútil. Le pegaban, le arrojaban mondaduras de castañas a la cara, imitando el torpe movimiento de su brazo lisiado. El pobre niño no protestaba, y miraba solo con ojos suplicantes para que le dejara en paz. De pronto, Franti, el de la cara sucia, se puso a remedar a la madre de Crosi haciendo como que paseaba con dos cestas de verdura. Muchos se reían a carcajadas, y esto ya no pudo soportarlo Crosi. Cogió un tintero y se lo arrojó a Franti, pero al agacharse este, el tintero dio con toda su fuerza sobre el pecho del maestro, que entraba en tal momento.

- ¿Quién ha sido? -preguntó irritado el señor Perbono.

Nadie respondió. El maestro insistió, alzando la voz:

- ¿Quién?

Y el bueno de Garrón, compadecido de Crosi, se levantó de pronto y dijo resueltamente:

- He sido yo, señor profesor.

Pero el maestro, que nos veía a todos estupefactos, se dio perfecta cuenta de la escena y siguió hablando, ahora muy calmoso:

- No has sido tú, Garrón. Pero, en homenaje a tus buenos sentimientos, prometo no castigar al culpable. ¡Que se levante!

Crosi se echó a llorar:

- Me pegaban, me insultaban y perdí la cabeza...

- Siéntate -le interrumpió el señor Perbono-. ¡Que se levanten los verdaderos culpables!

Cuatro chicos se pusieron en pie, cubiertos de verguenza.

- Habéis molestado a un compañero que no podía defenderse -les dijo el maestro-. ¡Sois unos cobardes! Esa acción es de las más repugnantes con que se puede manchar criatura humana alguna. ¡Mil veces cobardes!

Luego se fue hacia Garrón, le tomó la cara y, mirándole fijamente, le dijo:

- Tú sí que eres noble...

Garrón musitó algunas palabras al oído del maestro, y este se volvió a los agresores para anunciarles, no de muy buena gana:

- Os perdono porque... En fin, que no se repita.

Corazón ( Edmundo de Amicis )Where stories live. Discover now