IV. Mis compañeros

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Martes, 25 de Octubre

El que ha regalado el sello al calabrés, se llama Garrón. Es el que más me simpatiza de todos los muchachos de la clase; tiene catorce años y sin embargo parece un hombre por su estatura y por sus anchas espaldas; también parece una persona mayor, incluso por su manera de hablar y por su modo de comportarse; es muy noble y tanto su abierta mirada como su sonrisa irradian bondad. Otro muchacho apellidado Coreta me gusta mucho también; va siempre con una gorra de cuero y nunca pierde la alegría y el buen humor; su padre, que está empleado en el ferrocarril, fue soldado de la división del Príncipe Humberto en 1866 y, según dicen, tiene tres condecoraciones.

Luego están Nelle, un jorobadito chiquitín, gracioso pero con aspecto de enfermo; Votino, el más elegantón de todos, que siempre se está quitando motas de la solapa; el "Albañilito", apodado así porque su padre es albañil, que tiene una cara redonda como una manzana y una nariz como una pera; Garofi, un chico alto y grueso, con su nariz de pico de loro y sus ojos pequeñísimos, que siempre anda negociando con plumas, lápices y cajas de cerillas; Carlos Nobis, que se nos antoja un orgulloso porque se cree más señorito que nadie; el hijo de un forjador, metido en una chaqueta que le llega hasta las rodillas y más serio que un carcelero; otro tipo curioso es Estardo, mi vecino de mesa, cuando el profesor explica sus lecciones le escucha con la mirada muy fija, con la frente fruncida y los labios muy apretados, como si se esforzase enormemente por no perder una sola palabra de la lección; pero en realidad no aprende apenas nada. A su lado está Franti, un muchacho sucio y enredador, que fue expulsado de otra escuela por estos mismos motivos. ¡Ah!, y Deroso, el fenómeno de la clase, que este año también será el primero con toda seguridad; por eso el maestro se luce preguntándole a él siempre que hay visitas. Pero al que más estimo es a Precusa, el hijo del herrero, el de la chaqueta larga; dicen que su padre le pega, y el muchacho parece enfermo; es muy tímido: cada vez que toca a alguien sin querer, le dice: "Dispénseme".

Corazón ( Edmundo de Amicis )Where stories live. Discover now