-No sabemos dónde se encuentra. –admite el anciano de quince generaciones. –Pero debes saber que, por ahora, en éste Universo solo se encuentra un dios. Sin contar a Bills.

-Eso es algo bueno, no creo que me encuentre.

-Kanon. –el Kaioshin joven se acerca a mí. -¿Podemos ayudarte en algo?

-No quisiera involucrarlos. –admito. –Esto es algo serio y peligroso, los dioses de la destrucción no tendrán piedad.

-Bueno, siéntate aquí un instante... algo podré hacer con tu poder. –dice el anciano. Levanto las cejas, sorprendida.

-¿Usará sus poderes?

-Solo si tú quieres.

-Bueno... me sería útil pero... -detengo mi hablado. Abro los ojos con sorpresa. -¡Cuidado!

Logro esquivar el golpe a tiempo, el dios había aparecido... y no era de los débiles. No tengo más opción, sé que habrá alguien más con él, pero decido arriesgarme y aumentar mi ki al cien por ciento, una vez más.

-¡Entrégate traidora! –grita él. Mis manos me temblaban ligeramente, tenía que acabar rápido.

Me acerco rápidamente y le golpeo por atrás, él logra esquivarme e intenta darme una patada que esquivo. Nuestra pelea dura un par de minutos así, hasta que logro ver una abertura y golpearlo. Era mi oportunidad, así que comencé a golpearle para mínimo noquearlo, pero me lanzaron una esfera de energía que de un golpe, mandé a volar.

Era otro dios.

-Maldición. –susurro. El que estaba a mi lado, toma mis pies y me hace caer, luego el de enfrente a mí me mira con una sonrisa malévola.

-Estás acabada. Ahora mismo vienen hacia acá todos los dioses, y ya no te juzgaremos, te mandaremos al infierno directamente.

-Ja, patéticos. ¿Saben? Deberían de dejar de molestar, yo he vivido en paz. Si los hubiera querido matar, ya lo habría hecho.

-Tú no tienes ningún derecho de vivir "en paz". Nos has traicionado a todos... tantos años que compartimos. –niega con la cabeza.

-Estás celoso porque siendo un ángel, terminé siendo mejor que tú. –sonrío de lado. Él aprieta los puños.

-Que no te provoque. –dice el que me tiene atrapada. Yo giro a verle, al instante le escupo en la cara. -¡Hija de...!

-Que no te provoque. –se burla el otro. Luego me mira a mí. –Suficiente, no creo que se enojen si lo hago. –me sonríe. -Tu diversión se acabó, es hora de que mueras.

Levanta su mano hacia mí con palma abierta, cierro los ojos esperando el impacto.

-Yo creo que no, insecto.

Una esfera de energía le pegó al dios que estaba frente a mí, el que me retenía, estaba distraído, así que aproveché para golpearle con la cabeza, luego de un golpe en el estómago se desmayó.

Giro mi vista para verlos a ambos.

Goku y Vegeta estaban parados frente a mí, los dos en súper saiyajin dios habían noqueado al otro dios.

-Chicos...-susurro.

-¡No tienes tiempo, Kanon! –grita el anciano Kaioshin. –Ya están aquí, yo les borraré la memoria. ¡Pero vete! – Entonces, en un acto de desesperación. Tomé las muñecas de ambos y los tele transporté al borde del universo, casi rozando el siguiente. Bajé mi ki, y ellos quitaron su transformación.

-¿Qué hacen aquí? –murmuro con voz tímida. Ambos no me quitaban la mirada de encima.

-Sentimos tu ki. –explica Vegeta. –¿Eres tonta? Enfrentarte a dos dioses tu sola. ¿Dónde está el pelirrojo molesto?

¿Ángel o Demonio?Where stories live. Discover now