Final

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Luego de esa escena en el ático no volvieron a dirigirse la palabra. Seguían siendo compañeros, los mismos chicos que no se dirigían la palabra desde que inició el curso lectivo. A ninguno le pareció interesante mostrarle a los demás que ambos se habían acercado un poco más, por lo general KyungSoo ahuyentaba aquellos rumores de que era amigo de Jong In por el mero hecho de que éste ni siquiera parece estar de acuerdo en serlo para él.

KyungSoo -en clases anteriores- intentó mantenerse al margen de lo que explicaba el profesor de Química, bostezando de vez en cuando sólo para no caer en el profundo sueño, observando su cartuchera por tercera vez en el día porque ahí se encontraba -desde ahora- su celular y los auriculares.

La música se había vuelto un vicio para él y a veces se desesperaba cuando no tenía nada en los oídos que pudieran mezclarse con los ritmos de su respiración. Se estaba volviendo loco, sin embargo, no declinó su responsabilidad y dejó descansar su celular mientras estaba en pleno horario de clases.

Así se había pasado una semana, concentrándose en clases y recibiendo las pruebas con una cansada sonrisa tras ver una nota excelente en ella, aunque la felicidad le rebalsaba por dentro.

Su madre había cambiado un poco, no para bien de su hijo, sólo dejó de obligarlo a asistir a esas reuniones donde hacían cosas obscenas y para nada cuerdas. Seguro que ya consiguió un amante, pero tampoco es que le importaba lo que hiciese su madre, al final de cuentas ella pretendía no tener hijo y para KyungSoo podría ser doloroso darse cuenta de que jamás tuvo una madre, sin embargo se mantenía bien sin su presencia.

Las horas para dormir habían aumentado mucho más, teniendo tiempo de sobra para hacer las tareas y entregar proyectos en el tiempo concordado. Algunas veces no podía terminar nada y tampoco dormir porque su padre había comenzado a acechar su habitación, provocando el miedo en él. Ese hombre ya no era un señor dedicado a la familia, había dejado atrás ese amor cuando le marcó la primera mancha en la mejilla de su esposa.

A KyungSoo, por lo menos, no ha intentado tocarlo de más ni tampoco pegarle, pero eso no quería decir que le tenía un gran aprecio. Ese hombre lo odiaba por ser hijo de la que creía que era su fiel esposa.

―Muy bien hecho, KyungSoo. ―Se encogió de hombros al escuchar a su hermano, quien se sentó junto a él en la cafetería-. Lo has hecho genial.

― ¿Cómo lo sabes? ―preguntó, llevándose una rebanada de pan a la boca y la mordió sin decencia.

―Tu novio me ha informado de todo lo productivo que has estado en éste último mes ―informó, luego preguntó―. ¿Mamá no te amenaza ya? ―niega sin mirarlo―. Uf, menos mal... Hasta eso me comentó tu novio.

― ¡Ya, BaekHyun, no tengo novio! ―golpeó la mesa, pensando que ahuyentaría a su hermano, sin embargo le provocó una carcajada―. ¿De qué te ríes?

―De lo tierno que te ves aparentando ser un chico rudo ―manguaba sus lágrimas para después ponerse serio―. Ese chico de allí ha estado contactándose conmigo, diciéndome que era tu novio y que tenía todo el derecho de saber de ti ―KyungSoo siguió el largo dedo y sus ojos se abrieron como platos―. Le conté todo, hasta lo más vergonzoso.

JongIn lo estaba mirando, no le quitó la mirada desde que arrugó la frente y frunció los labios. ¿Qué se creía? KyungSoo no estaba para bromas de ese tipo, y menos que alguien como el chico callado y pacifico le estaba haciendo.

¿Novio yo? ¡Uff, es inimaginable!

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Al llegar al salón dejó caer su mochila perezosamente, echando la cabeza hacia atrás con poca paciencia.

Silence Books →KaiSooWhere stories live. Discover now