―No sé ―confianza y retoma su lectura. KyungSoo quiere insistir, pero el alto no iba a permitírselo―. Estoy casi en el final. Gracias.

No pregunta más, se queda callado y se permite volver a cerrar los ojos, consiguiendo concentrarse en esa letra tan profunda. Su piel se eriza y estornuda sensible, sorbe por la nariz e ignora la mirada de JongIn.

Tal vez era por sus nerviosos o quizás por el mero hecho de que la cercanía de JongIn era demasiado embriagante, pero cree haber visto un gesto cariñoso en la mirada del alto.

Lindo, muy lindo, pero aterrador.

***

― ¡Despierte le estoy diciendo! ―Asustado, levanta la cabeza y recorre la regla sobre la mesa hasta llegar al rostro de su profesor de matemáticas. Otra vez no.

Ese ruido fuerte contra su banco lo ha despabilado más rápido que el ronquido de la enfermera, además tiene ganas de salir corriendo e ir a refugiarse en la biblioteca, pero parece que su profesor tiene otras cosas en mente.

Se quita los auriculares y luego esboza una sonrisa para sobornar al profesor y pedirle que tenga piedad con él, que no lo desampare en la soledad por sus bruscas formas de sacar a un alumno de su clase.

JongIn le patea la pierna con fuerza y el más bajo sabe que con ese gesto el chico no lo ayudará esta vez. El moreno tenía las cejas fruncidas y los labios apretados, ya no estaba con el libro, esta vez tenía un lápiz en la mano y la mirada puesta sobre KyungSoo. Parecía leerlo.

―Retírese de mi clase, joven ―ordena amargo, dejando una fila de insultos atrás porque no era digno del profesor Wang insultar en mandarín.

―No se repetirá, lo juro, pero no quiero ir a dirección.

―Retírese de mi clase en este momento ―repite con los labios apretado y se abre paso entre el angosto pasillo.

KyungSoo sabe que ya no podía hacer nada, así que toma sus cosas mientras miraba a su compañero quien volvió ignorarlo para actuar como si KyungSoo nunca hubiera sido su compañero de pupitre.

Se pone el auricular y camina a zancadas por entre sus compañeros. MinSeok chaquea la lengua y lo obliga a acercarse a él, le entrega un papel y después se dispone a salir del curso.

Voy a tu casa por la tarde. Te daré clases de matemáticas.

Xuimin-Xiumin

Aquello le sacó una sonrisa. Su amigo era como un verdadero hermano, no como BaekHyun que ni eso podía hacer. Guarda el papel en su bolsillo y mira hacia su salón tras haber sido empujado fuera por Wang, mirando a JongIn con un poco de molestia.

Se había quedado dormido otra vez, a decir verdad no estaba queriendo dormirse en horas de clase pero cuando vio que JongIn lo estaba mirando, prefirió no abrir los ojos y llevarse una incomodidad o un sonrojo por su parte cuando las penetrantes miradas de JongIn le desvistieran el alma.

Esos ojos era el infierno. Esas manos calientes que se habían pasado a recorrer su mejilla le había producido calor e incluso que JongIn le delineara el contorno de los labios era abrumador.

Sí, se puso eufórico y rítmico pues su compañero jamás ha hecho eso y en ese momento le valió mil hectáreas el ruido de las carpetas del profesor caer con fuerza en el escritorio.

No se sintió capaz de mirarl, tampoco de cubrir sus mejillas sonrojadas cuando esa mano seguía acariciándole la piel. No supo cuándo fue en que el sueño de apoderó ni de cuánto tiempo estuvo su profesor gritándole que se sacara los auriculares y saliera de la clase, pero lo único que sí sabía era que las caricias de JongIn habían seguido hasta que, posiblemente, el profesor apareció.

Ahora tenía que ir a dirección y dar una explicación razonable, recibir castigos y escuchar a su madre quejarse con el director.

¿Qué importaba ir a dirección? ¿Su madre cambiaría al verlo en ese lugar? ¡Por supuesto que no!

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