XXXIX

5.5K 417 55
                                    

—Mierda, mierda, mierda. —murmuraba Jos caminando de un lado a otro.

En ese momento su celular comenzó a sonar.

—¿Sí? —contestó casi murmurando. —Ya sé que está Freddy, Alonso, ¿dónde estás?.... —me quedé helada, sabía que era él quien estaba detrás de la puerta. —Bien, vamos para allá.

—¡No me obligues a derribar la puerta, Canela! —¿Canela?, cada vez se escuchaba más furioso.

—Canela es mi apellido. —informó Jos tomándome de la mano y guiándome hasta la puerta trasera. —Se supone que Alonso debe estar aquí. —abrió la puerta y en ese instante el auto negro apareció.

—¡Rápido, suban! —gritó y eso hicimos, Jos y yo subimos en la parte trasera mientras Alonso conducía.

—¡Maneja rápido! —gritó Jos y el rechinido de las llantas se hizo audible cuando Alonso arrancó a toda velocidad.

Volteé a ver hacia atrás y veía como Freddy nos miraba alejándonos, pero no estaba solo. Había otra persona junto a él pero no podía reconocerla.

—Freddy no está solo. —informé a Jos, él dirigió su mirada hacia atrás.

—Vienen en un jeep. Me parece haberlo visto antes. —me rodeó con sus brazos acercándome a él. —No dejaré que te hagan daño. —besó mi cabello y yo solo me aferré más a él.

Por curiosidad dirigí nuevamente mi mirada hacia atrás y yo por supuesto que reconocí el famoso jeep del que Jos hablaba.

—Es de Thomas. —le informé.

—¿Thomas? ¿Tu compañero de trabajo? —asentí. —Alonso, por favor, trata de perderlos.

—A sus órdenes capitán. —en otro momento hubiera sonreído pero ahora me sentía temerosa.

—Tengo un plan. —dijo Jos de repente. —Déjame en el siguiente callejón. —volteé a verlo asustada.

—No. Tú no vas a bajarte de aquí. —acarició mi mejilla y después me dio un corto beso.

—Es importante que tú estés a salvo. Alonso, llévatela a tú sabes dónde.

—¿Estás seguro de lo que vas a hacer? —preguntó Alonso no tan seguro de la acción que fuera a hacer Jos. —Amigo, si sales herido de lo que sea que vayas a hacer te juro que termino de matarte yo mismo por ser tan estúpido.

—Tranquilo, sólo encárgate de llamar a Bryan y Alan. Necesito que los tres estén con Ashley por si Freddy o Thomas los sigue. —Alonso soltó un suspiro audible e hizo lo que Jos le pidió.

—No hagas algo estúpido. —le pedí, sonrió y me besó por última vez antes de bajar del auto.

Escuché nuevamente el rechinido de las llantas y dirigí la mirada hacia atrás en donde Jos ya se encontraba corriendo tratando de confundir a Freddy y Thomas.

—Tranquila, estará bien. —suspiré y recargué la cabeza en la ventana.

(...)

Habíamos llegado a la ciudad, unos kilómetros más lejos que el pueblo en el que vivía.

Alonso y yo nos mantuvimos en silencio todo el camino. Yo estaba nervioso por lo que le podría suceder a Jos.

¡Lo acabo de recuperar y lo he vuelto a perder por ahora!

—¿Ash? —habló Alonso rompiendo el silencio.

—¿Sí?

—Ya llegamos. —habíamos parado frente a un edificio alto. —Pero tenemos que dejar el auto en otro lugar.

—Bien, pues vamos entonces. —Alonso aceleró y unos minutos más tarde paramos en un estacionamiento subterráneo de un centro comercial.

Ambos bajamos del auto en silencio, se escuchaba como corría el agua hasta caer en las alcantarillas ya que estaba lloviendo en esta parte del pueblo.

—No te separes de mí. Jos me mataría si te pasa algo. —sonreí débilmente, Alonso pasó su brazo sobre mis hombros y comenzó a guiarme de regreso al edificio.

Salimos del estacionamiento subterráneo mientras Alonso me guiaba, pasábamos calles y calles hasta que por fin llegamos.

Ya en el edificio subimos al ascensor el cual nos dejó en el último piso y entramos a un departamento. Las fotos fueron las que me hicieron darme cuenta que Jos vivió alguna vez aquí con su familia, o al menos eso creía.

—Jos solía vivir aquí. —me informó mientras se sentaba en el sofá.

—Sí, me he dado cuenta. —sonreí débilmente y comencé a caminar viendo cada una de las fotos. —¿Crees que esté bien?

—Eso espero. —suspiró. —¿Tienes hambre? —asentí y él sonrió. —Iré por algo a la cocina del edificio, no te muevas de aquí por favor, te dejaré encerrada por si acaso.

—Bien. —dije y salió del departamento.

(...)

Pasaban los minutos y Alonso no regresaba, sinceramente comenzaba a ponerme nerviosa.

En eso tocaron la puerta. Se suponía que Alonso me había dejado encerrada, ¿por qué tocaría?

Me tranquilice un poco cuando escuché el sonido de unas llaves, poco a poco se fue abriendo la puerta pero retrocedí de inmediato al ver que no era Alonso el que había abierto.

—Con que aquí te escondieron. —sonrió Thomas diabólico.

—¿Thomas? —pregunté atónita, creí que sería Freddy.

—Soy Dylan. —se encogió de hombros. —Sólo vengo a... Cobrar venganza también. —comenzó a caminar alrededor de mi.

—¿También? —asintió.

—¿Conoces a Cameron? —asentí tímidamente. —Él y yo andábamos con la misma chica, debí haberlo imaginado después de todo por algo ella trabajaba ahí... Pero aún así nunca olvidaré cómo ese imbécil de Jos le disparó. —se detuvo detrás de mi y sentí algo frío en mi cuello, una navaja.

—Deja algo para mi, Dylan. —habló Cameron entrando al departamento.

—Ustedes dos están locos. —murmuré. —¿Dónde está Alonso? —Thomas soltó una carcajada que me hizo poner la piel de gallina.

—Mírala, igual que Mónica. No le basta con uno. —volvió a reír, estaba comenzando a enojarme.

—Ya he llegado, dejé a Jos amarrado en el jeep. —mencionó ahora Freddy entrando al departamento.

¿¡Alguien más que quiera venir a torturarme!?

—¿Por qué yo? —pregunté sin pensar.

—Déjame ver... Porque primero: eres odiosa. —dijo Cameron enumerando con sus dedos.

—Segundo: porque Jos te quiere. —dijo ahora Freddy, los tres comenzaron a caminar alrededor de mi.

—Y tercero: queremos venganza. —finalizó Thomas, o mejor dicho Dylan.

—¿Tú por qué razón vas a vengarte? —pregunté dirigiéndome a Freddy.

—Por romper la regla. —dijo obvio mientras rodaba los ojos.

—Terminen con esto de una buena vez. —pedí fastidiada, no quería seguir mirándolos.

—Dylan... Trae a Jos.

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora