II

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Una vez toqué el timbre de mi casa, ya que le había dejado las llaves a Lydia, pude visualizar que en el interior se encontraban dos chicos, y para mi sorpresa eran los mismo que había visto cuando Lydia y yo caminábamos rumbo a comprar un periódico para buscar un empleo.

—Hola. —salude un poco impactada con la presencia de unos chicos en nuestra casa, la dejo sola por unas horas y ya metió hombres, genial.

—Hola Ash. —saludo mi amiga emocionada. —Te los presento, mira él es Chris. —dijo señalando a un chico de cabello negro y ojos verdes, muy apuesto. —Y su amigo Cameron. —señaló ahora a un chico castaño de ojos cafés, el mismo que me sonrió cuando los vi.

—Mucho gusto. —dije algo incómoda, no era normal tener a dos chicos apuestos en nuestra casa durante el primer día.

—Igualmente. —dijeron ambos al mismo tiempo.

—Lo lamento, debo guardar un poco de ropa. —dije haciendo una mueca.

—¿Para qué? —preguntó mi amiga con el ceño fruncido.

—Hoy comienzo con el trabajo. —me encogi de hombros sonriendo.

—Ah, sí... Sobre eso... —comenzó nerviosa. —No creo que sea buena idea que trabajes ahí.

—¿Por qué no? —pregunté confundida.

—Ellos mencionaron que es un lugar muy peligroso. —susurró.

—Y lo es. —Chris se acercó a nosotras. —Esos chicos que andan por ahí son peligrosos. —dijo serio.

—Tendré cuidado. —dije seria.

—No lo entiendes. —habló ahora Cameron acercándose. —No te conviene que andes por ahí sola y más en la noche.

—¿Por qué tanta preocupación por mí si apenas nos conocemos? —solté de repente.

—Es solo una advertencia, Ash. —dijo Cameron. —Son nuevas por aquí y teníamos que decirles de ese lugar, aunque no sólo es ese lugar, están por todos lados, incluso por aquí.

—No seas grosera Ashley. —dijo Lydia cruzándose de brazos.

—Lo lamento. —dije suspirando.

—¿Estás segura que quieres trabajar ahí? —preguntó mi amiga mirándome preocupada.

—Segura, necesitamos dinero Lydia. —dije comenzando a subir las escaleras hacia mi habitación, ya habia guardado toda mi ropa antes de ir a la mini entrevista con Rosie.

No esperé a que alguno de ellos respondieran algo y continúe con mi camino hacia mi habitación, me entristecía ver mi cuarto sin ningún mueble o algo que decorara mi pequeño lugar, lo único lindo era la linda ventana que daba hacia la calle dándome una linda vista de la colonia.

Comencé a buscar mi pijama y algo que ponerme al día siguiente cuando regresara, así que guardé todo en una mochila y bajé a la sala en donde todavía se encontraba Lydia junto a Chris y Cameron.

—¿Ya te vas? —preguntó mi amiga al verme llegar a la sala con mi mochila colgando de mi hombro derecho, miré mi reloj de muñeca y me di cuenta que eran 7:30, Rosie me dijo que quería que llegara a las 8:00 así que sí, ya debía irme.

—Si, tengo que estar allá a las 8:00. —respondí dándole media sonrisa.

—Te acompaño... Si quieres. —dijo Cameron observándome.

—No es necesario, pero gracias. —le respondí con una sonrisa.

—Pero pueden estar esos chicos por ahí. —hizo una mueca.

—Por eso creo que será mejor que vaya sola, puedo defenderme. —él sonrió, sinceramente tiene linda sonrisa.

—De acuerdo. —dijo no muy convencido.

—Gracias de todas maneras. —sonreí y él me regreso la sonrisa.

—Solo quería ser amable. —se encogió de hombros.

—Y lo agradezco. —me acerqué a él y toque su hombro, él me dedicó una última sonrisa. —Ya debo irme. —caminé hacia la puerta. —Nos vemos mañana.

—Iré por ti mañana, me mandas un texto cuando termines. —dijo mi amiga mientras se despedía de mi.

—Seguro, nos vemos. —los chicos me dijeron adiós y salí por la puerta rumbo a la casa de Rosie.

(...)

Estaba oscuro, lo único que iluminaba la calle eran las farolas pero no todas servían, parecía una escena de película de terror.

Estaba a punto de llegar a casa de Rosie cuando los vi. Esos chicos se encontraban justamente a un lado de casa de Rosie.

Y yo debía pasar por ahí.

Tenían botellas a los lados, estaban bebiendo y puedo apostar que ya estaban ebrios.

En estos momentos estaba debatiendo conmigo misma sobre si debería pasar frente a ellos o largarme de regreso a mi casa.

Pero Lydia y yo necesitamos el dinero así que... Tendré que pasar frente a ellos.

Me armé de valor y comencé a caminar lentamente, consideré varias veces regresarme pero no lo hice, continúe caminando.

—Vaya, vaya. —dijo un chico rubio sentado en el suelo una vez que pase frente a ellos. —¿Qué haces tan sola, muñeca? —lo ignoré y seguí caminando.

—Linda, no te hagas la difícil. —me tomaron del brazo y cuando giré a enfrentarlo me encontré con un chico alto de cabello castaño un poco alborotado, era el mismo al que le vi el trasero en la tarde.

—Suéltame. —le dije sin mirarlo a los ojos.

—No. —habló y de repente ya tenía a los cinco chicos alrededor mío.

—¿Tienes algo que puedas darnos? —habló un moreno alto.

—Como, ¿dinero? ... —completó el rubio.

—No. —dije con la voz temblorosa sin mirarlos a los ojos.

—Mientes. —volvió a hablar el rubio.

—Déjenla ir. —habló alguien detrás de los chicos, ellos se apartaron pero aquel chico castaño no me soltaba. Era Cameron.

—Vaya, que sorpresa. —dijo el que parecía el líder de ellos, tenía el cabello chino y castaño.

—Solo déjala ir, Alfredo. —habló Cameron.

—No eres nadie para darme órdenes.

—Él tiene razón. —habló el chico de cabello negro, no lo había visto a la perfección pero me di cuenta que tiene unos lindos ojos. —Déjala ir Freddy, ya dijo que no tenía nada. —así que el líder se llama Freddy.

—¿Te estás poniendo de su lado, Jos? —se dirigió al chico de cabello negro.

—Sólo estoy tratando de hacer lo correcto, no creo que ella merezca que la molestemos. —se encogió de hombros.

—Vete de aquí, te dejé muy en claro que no quería volver a verte de nuevo. —habló Freddy dirigiéndose a Cameron.

—Déjala ir y no me volverás a ver. —dijo serio.

—Suéltala, Bryan. —le ordenó al chico que me sostenía del brazo. —Ahora lárgate.

Cameron me dedicó una media sonrisa antes de irse y comenzó a caminar hasta salir de la calle en la que nos encontrábamos.

—Es mejor que te vayas. —me dijo el chico pelinegro.

Comencé a caminar hacia la casa de Rosie nuevamente, giré hacia donde se encontraban los chicos y ellos ya se estaban alejando, excepto el chico de lindos ojos, él me observaba detenidamente pero cuando nuestras miradas se encontraron la desvío y comenzó a caminar detrás de sus amigos.

Una sola pregunta rondaba por mi mente, ¿Cameron conocía a esos chicos?

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora