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Tio - Miercoles

Tic, tac, tic, tac.

Todo es tan pobre que ya ni el reloj suena, pero en mi cabeza cuento los segundos para irme.

El mismo profesor cansado de su trabajo que escribe en el pizarron textos inservibles que ya ni explica, solamente espera a que sus alumnos fotografien la pizzara.

El mismo asiento a la derecha del salon, la misma ventana sucia y mi mismo lugar de siempre. Giro mi cuerpo y apoyo mis pies en el caño mal soldado que cruza por abajo de la silla de mi compañera.

Los escucho reirse y hablar, cada tanto intento sonreir pero todos sabemos que esto ya no da para más.

Apoyo la cabeza contra la pared y miro a mi compañera que esta a mi costado, todos estamos dados vuelta en ronda para hablar, "¿Te enteraste? Esta embarazada". No me interesa, para nada.

Observo la parte de mis rodillas que el jean roto deja al descubierto, si miro fijamente puedo ver los pequeños pelos rubios, pongo una mano sobre el agujero.

El mismo idiota al fondo del salon, haciendo chistes imbeciles de los que todos se rien, estallan en carcajadas que me dan arcadas y ganas de llorar.

Patetico, somos un show patetico, todos.

El olor a tierra me resulta ya tan familiar, y las telarañas sobre mi cabeza son algo más.

Miro mi telefono sobre la mesa, entre mis lapices de dibujo que claramente no uso para hacer apuntes, o al menos no apuntes sobre las materias del colegio.

Casi es la hora, así que guardo, todo esta en su lugar, nos paramos cerca de la puerta, todos estamos ansiosos.

Toca el timbre, un chillido fino e irritante, pero que placer escucharlo una vez más. Camino por los pasillos atestados de gente, demasiada, somos muchos.

Empujamos la puerta, salgo, tanteo mi bolsillo trasero y ahí esta la cajita desgastada, la saco. Prendo el cigarrillo y aspiro, ya me siento mejor, mucho mejor.

Los observo irse, camino despacio hacia mi casa, esta demasiado cerca y quiero terminarme el cigarrillo y dar tiempo a que con el viento se me valla el olor.

Fue un día más, pero que buen día más.