Me tiré hacia atrás. Balthasar, este es un momento difícil para mi, debes de estar aqui, apoyandome.

Imbécil.

Pensé que cambiaría, no cambió nada. O si lo hizo, solo fue por unos días. Me quedé ahí por varias horas.

Pero decidí salir, mi vista estaba perdida.

Pero escuché dos voces hablando.

Levanté la cabeza y en medio del pasillo. Balthasar y Natasha hablaban, los miré. Más a la perra esa, ella me miro y sonrió maligna.

Los celos me gobernaron, en serio, las cosas malas empezaron a florecer en mi cabeza, caminé hacia ellos.

No me importa si estaba enojada con el idiota de Balthasar, esto no me mantendrá alejada de él.

-hola.-murmuré en cuanto me acerqué, mi vista estaba fijada en una cosa. Ella.

-hola-. Murmuró.

-¿qué haces aqui?.-pregunté. Las palabras salieron sin dueño, ella no me agradaba para nada y saber que tuvo un pasado con Balthasar, me pone los pelos de punta y cada vez que la veo cerca, me dan ganas de matarla. Suena un poco loco pero así es.

-pues no se si te enteraste, estoy del lado de ustedes. Quiero el trono y quiero que mi hermano muera. Dos pájaros de un tiro.- ¿debería de creerle?, pues no.

- si me entere.- peiné mi cabello.

-se quedará aquí.- miré a Balthasar, abrí los ojos, oh no, no lo permitiré.

-¿Cómo?.-pregunté.-oh no, no lo hará.-negué rotundamente.

-¿por qué?.- exclamó ella con inocencia fingida, maldita perra.

-si, si lo hará.- exclamó Balthasar.- ¿no querías un plan?, aquí lo tienes. Natasha se sabe todos los movimientos de su hermano, así ganaremos por que ganaremos.- explicó.

-¿y cómo sabes que no está mintiendo?.-pregunté.

-porque la conozco.- musitó.

-si la conocieras, no harías esto.- me enojé.- ¿y por qué se quedará aquí?, hay muchos lugares en donde quedarse.- exclamé.

-porque nos ayudará y es lo de menos, tenerla aquí, para cualquier cosa.

Para cualquier cosa, resonó en mi cabeza.

-no, no quiero que se quede.- dije.

-lamentablemente no puedes decidir eso, Jo, sino, yo.- junté mis cejas mirandolo.

-no puedes dejar que ella se quede, ella hará lo imposible por no vernos juntos, está enamorada de ti.- le expliqué.

-yuju, estoy aquí.- exclamó ella, él rodó los ojos.

-¿y que pretendes hacer?, si ya yo decidí que se quedara.- abrí los labios, osea, ¿no importa lo que le diga?, ¿va a dejarla aquí de todas maneras?.

-entonces me voy.- amenacé, intentando persuadirlo. Además si ella iba a estar aquí, no me simpatiza quedarme.

-entonces, vete.- esas palabras cayeron como un balde de agua fría. Es un imbécil, con total coraje me dí la vuelta y caminé hacia la habitación.

Sabía que no cambió. Lo sabía. Natasha tenía una sonrisa de triunfadora. No debo irme y dejarle el camino libre a esa perra, pero veremos, ahora, si Balthasar me quiere en serio y no cae en las garras de esa perra.

Aunque pensándolo bien, ya ella ganó, mira lo que hizo. Ya me separo de él. Lloré de impotencia, es un idiota y yo soy una estupida por creer en él. Oh Dios, ayudame. Ya no puedo más. Salí de la habitación y bajé las escaleras lista para irme.

Balthasar bajó las escaleras mirándome.

-no puedo creer que hagas esto.- negué.

-estoy enojado contigo, es lo menos que he hecho cuando estoy enojado.- junté mis cejas.

-osea, ¿esto es por venganza de lo que te dije?.- pregunté dolida.

-eres terca, este será tu castigo.- junté mis cejas.

-¿castigo?, ¿en serio?, ¿sabes que mi confianza nunca se va a restaurar al tu tener esta fulana aquí y yo allá en mi casa?, ya que eres tan débil, aunque pensándolo bien, si en serio estuvieras enamorado de mi, no hicieras esto. Buscarías otra forma para solucionar esta situación.- musité molesta. Rió con sorna.

-espero que hablemos después, Jo, por ahora no estoy de humor para hablar contigo.- musitó.

-te estás comportando como un niño.- dije con las lágrimas en mis ojos.

-Adiós, Jo.- se dió la vuelta. Que decepción.

Otra decepción en la lista y de nuevo por Balthasar.

-espero que nunca vuelva a caer en tus redes. Ya me cansaste Balthasar, ya me das asco.- lo dije con tanta rabia que me gané una mirada, caminé hacia Benjamín.

Mi orgullo estaba por los suelos, junto con mi dignidad. Ya, renuncio a todo. Todo siempre tiene que ocurrirme a mi o por lo menos siempre tiene que dolerme a mi. Siempre.

Ya no puedo sufrir más, mi vida es una mierda completa. Con todas las palabras juntas, en serio.

-Adiós, Balthasar.- le dí mi última mirada.

Benjamín, sin preguntar me teletransportó a la casa.

Pero vimos algo ahí.

El príncipe vampiro estaba en mi apartamento, con varias personas. Abrí los ojos exageradamente, Benjamín me iba a tocar para irnos de ahí, pero lo alejaron de mi, golpeándolo. Me miró y me sonrió maligno.

-por fin, nos vemos cara a cara, Jo Carter.- sonrió con su perfecta hilera de dientes. Ya es mi fin.

 Ya es mi fin

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Opuestos  (Two Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora