Capítulo 24.

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Era un error. Lo sabía.

Ese beso era un error, debía reconocerlo, era algo imposible. Tengo la mente en blanco. Ni siquiera sé que decir de eso, me siento un poco dudosa. ¿Es en serio Balthasar?, ¿tanto me quieres ver sufrir, jugando conmigo de esa manera?, me ofende y humilla de todas la maneras humanamente posibles y luego me besa en aquella cocina, de aquella manera tan caliente que encendió algo en mi.

No puedo ni siquiera asimilar lo que pasó, no sé si es mentira o verdad, aún no puedo creerlo, se me hace imposible que Balthasar me haya besado. Y de que manera.

Benjamín se había ido de aquí, decía que en un lugar lleno de vampiros no le apetece estar, que prefiere estar en un motelillo de par de dolares.

Era domingo, las semanas pasan volando en este lugar. Nikki se la ha pasado con Erika y compañía, si me hace caso, pero como ahora no estoy muy prestada a su algarabía, no comparto mucho en ella en este momento.

Ahora le importa lo que es su nuevo novio, estar con él y socializar con los vampiros, mientras que yo solo pienso en el príncipe vampiro y en que haré con el. Y también en Balthasar, para que negarlo.

El beso con Balthasar fue como si nunca hubiera pasado para él, me ignora más que nunca en la vida. Traté de hablar con él al otro día sobre eso, le quería decir que fue un error, pero hace como que no me ha visto cada vez que pasa por mi lado.

Quería empezar algo con lo que mis poderes florecieran más rápido, para poder enfrentar al príncipe vampiro, y salir de todo esto lo más rápido posible.

Me puse un pantalón de tiro alto, apegado a mis curvas con una suera negra, metida por dentro, dejé mi cabello largo suelto, con ondas y me puse unas botas carterpillar, abrí la puerta muy distraída.

La puerta de mi habitación queda en un pasillo y al final del pasillo espacioso, esta la habitación de Balthasar. Cuando miré hacia allá, el aire me falto al ver a Balthasar besándose con... Natasha.

Me quedé en shock ahí parada, Natasha tenía una camisa gigante mostrando sus largas piernas y con su cabello suelto. Mientras que Balthasar mostrada su su pecho y abdomen trabajado. Al parecer alguien tuvo sexo ayer.

Quería moverme, pero era imposible, era como si en la suelas de mi zapatos hubieran puesto pegamento. Mis pies no respondían a las ordenes que daba mi cerebro. Solo podía observar como sus labios chocaban y se unían fervientemente.

Era un beso intenso y Balthasar le ponía todo el corazon, lo veía. Mientras que Natasha lo hacía, solo por diversión. También lo notaba.

Cuando pude moverme, al fin, puse en marcha mi primer paso, pero ahí ellos voltearon su cabeza, dejándome en total ridículo. Abrí mis ojos y quité la mirada, tomé una bocanada de aire y rápidamente bajé las escaleras sin mirar hacia atrás nuevamente. Caminé hacia la puerta, tenía una rara opresión en el pecho que no me dejaba respirar.

Crucé mis brazos y seguí caminando hasta la salida de la gran mansión. Cuando abrí la puerta, ahí estaba Benjamín, al punto de tocar la susodicha, me miró y sonrió.

-hola, jo.- saludó sonriente.

-hola.-cerré la puerta detrás de mí. Se dio cuenta de que no estaba muy bien que digamos.

-¿Qué pasa?.- preguntó. Lo miré un poco triste.

-sólo sácame de aquí.- le toqué la mano.

-bueno, como digas.- respondió, de pronto aparecimos, ¡¿en Sweet Coffe?!.

Opuestos  (Two Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora