4.- ¿Ya te conocía?

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El chirrido de el despertador causaba eco por toda la estancia mientras yo tanteaba en el buro junto a la cama para encontrar el infernal objeto y estrellarlo en la pared más cercana, justo cuando dí con él, dejó de sonar. Me levanté con demasiada pereza y dirigí mis torpes pasos hacía el baño. Me detuve en el espejo y mire mi cara.

Sí, eres tú Esther, no te asustes.

Me vestí, no es como si fuera a ir desnuda a el Instituto, y bajé corriendo las escaleras para encontrarme a papá sirviendo Café, su ex café ya que llegué tan rápido, le robé la taza y me lo tragué aunque me quemara mi hermosa garganta. Ya jamas podría deleitar a las personas con mi canto armónico.

- Sí querías café me hubieras dicho y te servía. - Señaló la cafetera llena de un líquido oscuro.

- Me hubieras avisado antes de destruirme la faringe, la laringe y el riñón. - Articulé caprichosa.

- ¿Sabes qué el riñón...?

- ¡Sí, se qué no es parte de la garganta! Pero hasta ahí me dolió. - Me llevé una mano al pecho. - Además ¡¿Por qué estamos teniendo está conversación?!

Papá Michael se encogió de hombros.

- ¿Quieres qué te vaya a dejar a el Instituto o...?

- ¡Cassey vendrá por mí! - Le interrumpí corriendo hacía la puerta para luego cerrarla de un portazo.

Suspiré aliviada. Papá solía manejar con una tranquilidad abrumadora que daban ganas de pisar el acelerador, así que Cassey, la mejor amiga incondicional de toda protagonista, solía llevarme en su automóvil. Tomé asiento en los peldaños y esperé con paciencia a Cassey, o al menos lo intenté, hasta que escuché el ruido de un motor, alcé la vista y fruncí el ceño. Ese no era el transporte de mi amiga Harrison. La ventanilla de el vehículo que se había detenido frente a mí, se bajó lentamente y el rostro del repartidor de pizza apareció.

- ¿Quieres qué te llevé? - Se Ofreció

- ¿Cómo se qué vamos a el mismo lugar? -. Fruncí el ceño.

- Vamos a la escuela ¿no? Además no creó que tu amiga llegué por tí, ya es tarde.

- He aprendido a no confiar en extraños. - Contradije.

Iba a reprocharle pero el ruido de otro motor me interrumpió, por un momento creí que era Cassey, pero, no, un chico de cabello castaño y piel clara se encontraba en la casa vecina, subiendo en el lado del copiloto de su vehículo. Gire la cabeza hacía el repartidor de pizza que también había volteado al escuchar el motor, fruncía el ceño. Subió el cristal de la ventanilla y arrancó dejando una ráfaga de humo tras de sí, mientras mi vecino hacía lo mismo. 

De el otro lado de la acera Cassey fingía morirse gracias a el humo, fingía toser y gritaba "Veo la luz. Veo a Patch... ¡No! Es Daniel... ¡No! Es Raffe. Camino hacía él y... sigo viendo la luz y... me muero", fingió desmallarse, yo solo negué con la cabeza.

- ¿Y tu automóvil? - Pregunté sorprendida levantándome.  

- Lo cambié. - Se encogió de hombres.

- ¿Por...?

- Libros. - Sonrió enseñándome la otra mochila que colgaba de su hombro izquierdo, sonreí, solo a ella se le ocurre.

- ¿Y los libros te llevarán mágicamente a la escuela? - Pregunté burlona.

- Los libros me pueden servir para muchas cosas pero no creó que te interese saber...

- Sí, no me interesa. - Le interrumpí, ella me miro incrédula y yo me solté a reír.

- Vámonos - Refunfuño tomando mi brazo y caminando rumbo a el Instituto.

Al llegar a aquella horrible, infernal, ¡trágica! y... ya no se me ocurren más adjetivos calificativos, Institución, Cassey se quedó observando a un chico. ¡Esperen! ¡Cassey observando a un chico! Sonreí burlonamente y volví la mirada a el chico... aunque... estaba feo... su mochila era de Spiderman y traía un libro en las manos. ¡Ah! ¡Por eso Cassey se le quedaba viendo! 

- Harrison - La llamé

- Jones - Dijo en modo de respuesta

- Hay que ir a clases - Avisé mientras el timbre sonaba dándole más énfasis a mis palabras.

Primera clase: aburrida historia. Recuerdo que papá Michael siempre me decía que no me serviría de nada saber Historia. A caso te iban a preguntar en tu trabajo ¿ qué crees que sintieron los presidentes ya muertos al recibir su primera tarjeta de crédito? (Papá trabaja en un banco) No, no creó que preguntaran eso.

- Disculpa. Estás sentada en mi lugar. - Dijo una voz masculina, levanté la vista de mi cuaderno y me encontré con los hermosos ojos de mi vecino.

- Sí, estás en su lugar. - Dijo Livia, la chica más fresa, creída, egocéntrica, narcisista, famosa, anorexica, descerebrada...

- ¿Te importaría? - Preguntó el chico interrumpiendo mi lista de insultos.

Nota Mental: Quitar las groserías del vocabulario de Esther

Tome mi mochila y me levanté del asiento justo cuando Livia estiraba "accidentalmente" su pie. Estuve a punto de caer si no hubiera sido por los brazos (¡Hace ejercicio! MUCHO ejercicio) de el chico que me abrazaba sobreprotectoramente.

- Gracias... - Dije tímidamente al no saber su nombre.

- Brandon - Susurró. - ¿Y tú eres? - Preguntó al ver que yo no me presentaba. Me enderecé cohibida.

- Averígualo - Finalicé

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⏰ Last updated: Aug 02, 2016 ⏰

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