Tanto Luke como Valeria miraron los mensajes de sus mejores amigos. Luke sabía que hacía mal al dejar de ir a los entrenamientos, sabía que estaba decepcionando a sus compañeros, a su entrenado y a sus amigos, pero la tristeza que lo invadía era lo suficiente como para que no estuviera de humor para nada.
Valeria por otra parte sabía que su mejor amiga tenía razón, ya había sufrido suficiente como para sufrir aún más. Ya estaba cansada de terminar con el corazón destrozado, y esas palabras que siempre su madre decía, de que solo se está a un corazón roto menos para encontrar la felicidad se estaban esfumando. Nunca iba encontrar la felicidad, nunca iba a encontrar un chico que la valorara como ella mereciera.
Luke tomó el celular que descansaba sobre la mesa de noche que hay a un lado de su cama y le mandó un pequeño mensaje a sus amigos. Si Valeria podía olvidarlo tan fácilmente entonces él también debería de hacerlo, o por lo menos intentarlo.
Valeria también tuvo el mismo pensar que el rubio. Le envió un mensaje a su mejor amiga la cual respondió casi al instante. Ya estaba cansada de llorar por chicos, era hora de superarlo, o por lo menos intentarlo.
