Era un corazón en llamas color blanco y no era cualquier calcomanía, sino la de Taylor, mi amigo.

En cuanto la ventanilla bajó, mis dudas se aclararon.

Taylor saludó a Sally con un asentimiento de cabeza.

Sally se acercó a él sacándose un auricular, mirando a su alrededor por si alguien lo veía y se puso a su altura.

—Trecientos. Ahora. —espetó Taylor con la mirada al frente, y en seco.

Sally se lo tiró en el regazo al mismo tiempo que tomaba la pequeña bolsa y se la llevaba rápidamente al bolsillo de la chaqueta.

Taylor subió la ventanilla y su auto se puso en marcha, desapareciendo en la distancia.

Mis ojos se llenaron de lágrimas.

Ese chico no era el Taylor dulce y adorable. Ese chico no era el Taylor amistoso y bondadoso.

No podía creer que estuviera vendiendo cosas horribles para causar daño a los demás, sólo para ganar dinero.

¿En qué momento se había metido en todo eso? ¿Cómo no lo detecté antes?

Ethan apretó mi mano y tiró de mí, para darme a entender que Sally estaba caminando de nuevo a la mansión. Yo me había quedado tildada observando como el coche se alejaba.

En ese coche en donde viajé millones de veces para viajar a la escuela o salir con él, Dylan y Cleo.

Cuando llegamos a la mansión otra vez, Sally corrió a su habitación y se encerró en ella.

No me había percatado hasta el momento en que Ethan y yo seguíamos con nuestras manos unidas.

—Ethan...ya no hay sombras ¿no? —pregunté, aterrorizada con la idea de que hayan también vagando en la casa.

Él miró nuestras manos, y luego me miró a mí.

—No pero...mejor tengámoslas unidas. Por si acaso.

Fruncí en el entrecejo.

No protesté ante su idea pero me resultaba un poco extraño.

Tiró de mí y cruzamos las paredes de la habitación, justo en el momento en el que Sally se llevaba el teléfono a la oreja.

—Sí, ya las tengo...—hubo una pausa—nadie se va a enterar, quédate tranquila. Estaremos bien, luego de que esto pase podremos manejar nuestras vidas como sea. Te amo, y pase lo que pase eso no cambiara ¿entendido? Hoy a la noche, si los veo, lo haré.

Cortó la llamada y se desplomó en la cama. Aquel te amo me dio a entender que quizás estuviera hablando con Kathy.

Intercambiamos miradas con Ethan.

¿A qué se refería con que lo haría?¿Que movimiento haría Sally?

Se suponía que debía protegerlo de todo mal y cualquier idea que saliera de su cabeza era algo que lo haría daño.

No sabía perfectamente como manejar la situación.

—Ethan.

—¿Si?

—Ya puedes soltar mi mano.

Me solté y me dirigí hacia la ventana, realmente preocupada.

Sí Sally intentaba suicidarse ¿qué pasaría con él?¿Qué pasaría conmigo?

Por lo que sabía, si un protegido moría, éste no se elevaba al cielo hasta el juicio final y tendría que proteger su alma hasta que Gabriel apareciera nuevamente.

No te olvides de Angélica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora