Extra iii. El dolor de George.

Comincia dall'inizio
                                    


Todo trascurrió rápidamente para él a partir de ahí, aunque para su gemelo, pasó terriblemente lento. Cuando quisieron darse cuenta, su madre había llevado hasta el salón a una hermosa mujer morena. La mujer a la que Fred había estado esperando desde que los muertos en el Reino de los Cielos se habían comunicado con él para informarles de lo sucedido.

George entendió de inmediato porque su hermano se había enamorado de aquella mujer. Había algo en ella que le hacía sentirse tranquilo y seguro. Además, era increíblemente hermosa y el color dorado de sus ojos parecía hipnotizarlo. No podría negar que se había sentido atraído por ella en un principio. Pero jamás se le pasaría por la cabeza tocar a la mujer que su gemelo amaba con tal locura. Para nada. George acabó viendo a Zaira como una muy buena hermana mayor. Sí, mayor pues él sabía de la gran diferencia de edad que había entre ellos.

Ahora bien, le encantaba molestar a Fred siendo cariñoso con Zaira. Se pegaba a ella siempre que él estaba cerca y éste siempre acababa lleno de celos, diciéndolo que era suya. Era muy divertido ver lo celoso y posesivo que podía ser Fred ahora que había encontrado a la mujer indicada, a la mujer con la que quería pasar el resto de su «segunda» vida. Aunque George no podía evitar sentirse un poco envidioso, al verlos tan felices y cariñosos. Quería tener una relación así en el futuro. Una en la que ambos estuvieran dispuestos a dar lo que fuera por el otro, como había hecho Zaira al enviar a Fred de vuelta sabiendo que sería condenada.


Un año pasó desde que la morena había llegado a la Madriguera y su gemelo le había pedido matrimonio. La tan esperada boda fue uno de los acontecimientos más importantes de aquel año. Y él estaba lleno de felicidad, pues su hermano y su nueva cuñada también lo estaban. Sinceramente, le había resultado gracioso como la pareja no le había hecho ni caso cuando estaba oficiando la ceremonia, pues ambos parecían estar bastante ocupados contemplándose mutuamente o rememorando sus momentos juntos.

Durante el banquete, George había sacado a bailar Zaira y mientras lo hacían, le había vuelto a agradecer por enésima vez el haber traído de vuelta a Fred y también el que ahora fuera parte de su familia. Para George, Zaira se volvió irremplazable en aquel año. Se volvió su segundo mayor apoyo, después de Fred, junto con Lee. Otra persona que parecía haberse aferrado al ángel enormemente. Quizás, por el mismo motivo que George, porque hacía feliz a Fred.


Esa tarde todos se encontraban reunidos en la Madriguera, esperando a que los aurores regresasen para comenzar la celebración. Molly había terminado de preparar hacia tan solo unos minutos un gran pastel de cumpleaños y los pequeños Teddy y Victoire trataban de tomar un trozo por todos los medios, porque querían probarlo ya.

De pronto, Ron se apareció en el salón, pero venía solo y eso era extraño.

—Rookwood ha sido localizado —informó el chico, fijando su vista en Fred y George.

—¿¡En serio!? —exclamó Percy—. ¿Puedo ir a ayudar? —incluso si Fred había vuelto a la vida, Percy todavía se sentía culpable por lo sucedido y sentía la necesidad de acabar con aquel mortífago con sus propias manos. Aunque sabía que no se lo permitirían.

—No puedes —respondió su hermano menor, seriamente—. Lo que quiero decir es... —hizo una pequeña mueca, mientras pensaba. Hermione se había acercado a él y lo miraba interrogante—, en cuanto se supo, justo antes de que terminase nuestro turno, Zaira se esfumó y hemos perdido todo contacto con ella.

—¿Qué...? — murmuró George, aturdido.

Fred estaba con los ojos bien abiertos, asimilando aquellas palabras. ¿Su mujer había ido a perseguir al mortífago que había causado la explosión que lo había matado y enviado al Reino de los Cielos? ¿Era en serio?

¿Quieres mi ayuda? ➳ Fred WeasleyDove le storie prendono vita. Scoprilo ora