—Qué felicidad.

  —Yo solo espero que no me reprueben más materias, sino, me haré viejo para cuando salga.

—Eso depende de ti, ¿no?

— Hmmm sí, pero... es que debes admitir que muchos profesores son difíciles.

—No lo sé, siempre busco llevarme bien con ellos para evitar eso mismo; que la materia se me haga cuesta arriba.

—Ojalá y tuviera tanta suerte... entonces, Amy Pond, ¿alguna otra cosa que te guste hacer? Aparte de ser una comelibros.


"Y ser bastante nerd" agregué en mis pensamientos.

—Me gusta mucho escuchar música, y escribir. También hago pinturas.

  —Fascinante. Desearía ser tan interesante. Yo solo amo los vídeo juegos y el cereal.

  — ¿Cereal? Oh, yo amo el cereal por sobretodo.

—Bienvenida al club, la membresía es gratis. 

  — ¿Entonces mi alías será... ? Porque desde que estás sentado a mi lado, me has dicho dos.

  —Tranquila, Amy Pond, algo se nos ocurrirá. Oye, esta mañana no tomaste mi número. Saca su celular y me marca. —Así, no me bloquearás cuando te envíe un Whatsapp o algo así.

  —Oye, no soy tan mala, ¿o sí? 


Saco mi celular y guardo su número. En ese instante, entra otra llamada; es papá.

—Disculpa, es importante — digo. Me levantó rápidamente para atender. —Papá.

—Elizabeth, ¿ya terminaron tus clases? hace media hora que debiste llamar para ir por ti.

—Lo siento papá, es que se me fue el tiempo buscando una información.

—Bien, yo voy en camino a la universidad por ti.

 —Perfecto, estoy en frente.


La llamada finaliza, y yo estoy que el corazón se me sale. Es primera vez que me pasa esto, que mi tiempo se va tan rápido. Mi papá debe estar botando fuego por la boca. Regreso al árbol por mis cosas.

—Debo irme, nos vemos luego.

—Oye, pero si apenas comenzamos a hablar.

—Se me presentó algo, lo siento — comento caminando de espaldas, para así poder contestarle mirando sus bellos ojos. 

—  ¿Puedo enviarte por la tarde?

  —Si gustas. 

—Adiós.



El resto de la tarde, no dejé de pensar en esos maravillosos ojos azules, ese atrayente acento, y eso labios de infarto. Pero en la cena, tenía que controlar todo eso.

—Elizabeth, ¿cómo te fue el día de hoy? —Preguntó mi padre regresándome a la tierra.

 — Tu padre me contó que te buscó media hora despeués de lo previsto. ¿Fue un día atareado? 

  — Sí, ya los profesores nos dieron el cronograma que evaluarán y la semana próxima tengo que llevar un trabajo.

  —Ya sabes qué es lo más importante. Quiero que mi hija se gradúe con el mejor promedio de su generación.

—Acorde al plan —agregó mi mamá.

—Así será — comenté yo. 

 

Cuando pude subir a mi habitación y revisar mi correo, mi celular sonó, era un mensaje de Maximilian.


Maximilian

20:15

<  La única razón por la que una persona escribe una historia, es porque a través de ella puede entender el pasado y prepararse para su muerte — Stephen King. 

Lo leí en Twitter y me recordó a ti.


Te lo dije, el señor King es sabio>

<Tal vez voy a darle una oportunidad.



Nunca pensé que alguien podría enviarme un mensaje de ese tipo, y menos un hombre. Mi vida social está reducida a mis padres y un par de amigas de la infancia que se mudaron a Escocia a estudiar en la Universidad de Edimburgo, y veo los veranos y por vídeochat. Voy a darle una oportunidad a este chico.

Nuestro Mundo Perfecto (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora