Primer día de clases.

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Sintió un frío recorrerle la espina dorsal, las manos empezaron a sudarle, tal vez podría hacerle las tareas.

-No tengo recursos... Pero podría hacerte las tareas para que no repruebes.

Chikane se posó enfrente de Himeko, le colocó el dedo índice en la quijada para levantarle. ¿Cuánto media? Quizá 1,55 muy práctica, en su coche podría hacerle lo que quisiera.

-Estoy aquí por mi intelecto, no por mi dinero.

-Milagro.- Bufo molesta.

-Espero que encuentres una forma de pagarme y ten bien claro algo, no quiero nada en cuanto tareas o trabajos. Ofréceme algo más.

La vio alejarse, ¿Ofrecerle algo más? ¿Qué? ¿Cómo? Ahora sí, parecía estar en un buen lío.

-¿Qué es lo más caro que una mujer puede vender?- Preguntó Himeko.

-La virginidad.

-¿QUÉ?- Subió su tono, estaban en pleno almuerzo, giro a su alrededor y vio que todos le miraban, excepto Chikane... Cuando le toco sintió algo extraño, una sensación nueva y desconocida, algo tonto. Solo fue un mínimo contacto.

-Sí, muchas suelen venderla, así ganan dinero, ¿Pero por qué preguntas?

-Solo para hacer plática, pensaba que lo más caro era un órgano.

-Te sorprenderías, pero lo que puede llegar a ser más caro es la virginidad, todo depende también de la edad.

-No hablemos más de eso.

Sonó el timbre y todos regresaban a sus aulas. Tomaría el pupitre de enfrente del maestro, así podría escucharle mejor y por costumbre Mako-chan se sentaría en el de atrás.

-Permiso.- Diciendo esto, paso pegada en el respaldo de Himeko, ganándole el pupitre.

Bien, ahora tendría que irse a otro asiento. Lo posiblemente más alejada de ella, si el salón fuera más grande, se iría al infinito.

Pasado unos minutos vio como ella conversaba con el maestro, el cual asentía nervioso. Vio al maestro levantarse de su asiento, mientras escribía pudo sentir como la mirada zafiro la miraba detalladamente.

.

.

Habían pasado dos semanas y en todo ese tiempo, Chikane nunca se acercó, para su suerte aún tenía tiempo para pensar en cómo pagarle. Solo era una simple chaqueta, ¿Para qué tanto drama?

-¿Ya has pensado en como reponer mi chaqueta?- Pregunto mientras se sentaba enfrente de Himeko.

-No, lo único que podría ofrecerte, lo rechazaste.

-Kurusugawa, tu tiempo se agota, piensa en algo pronto.

Las dos semanas más largas, en aquella ocasión cuando le sostuvo la mandíbula sintió una electricidad, ahora lo único que podía pensar era en tenerla en su cama y desnuda. La chaqueta no era importante, pero por alguna razón, Himeko le llamaba demasiado la atención más de lo que debería.

De camino a casa, notó que un coche le seguía, también notó como la ventanilla trasera iba bajando al igual que la velocidad del auto.

-¿Puedo llevarte?

-No y en caso hipotético ¿Cuánto me costaría el viaje? ¿Mi vida?

-Solo intentó ser amable, algo que tu no hiciste con tu jugo.

-¡Fue un estúpido accidente! ¿Acaso no te han pasado a ti?

-No, yo nunca tengo accidentes.

-La ricachona perfecta.- Siguió su camino, no esperaba que un Himemiya fuera amable con ella cuando antes intenta que le pague una chaqueta.

Este año solo quería pasar desapercibida, este año por fin lograría alejarse de esa gente que se cree superior. Pero por lo contrario, ahora recibía una dosis y doble de una rica que solo esperaba de ella una chaqueta.

Una idiota, eso era.

¿Cómo iba a pagarle? Su papá era jefe de conserjería pero aun así no ganaba lo suficiente y su mamá era costurera... Igual y podía hacerle una copia a la chaqueta.

-Himeko, ¡Qué gran idea has tenido!


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Hola! Pues aquí estoy con otro proyecto, espero les guste y nos vemos en el siguiente capítulo.

No olviden compartir si les gustó(? Jaja

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