-¿Qué pasó? ¿Rocco hizo eso?

-No... -reí porque era de suponerse que todos supondría que habría sido él. –Tuve una discusión con papá y las cosas ser fueron de control.

-Oh... sí, tu padre suele ser muy temperamental –sonríe sacando un cigarrillo y prendiéndolo. -¿Te fuiste de casa?

-No. Él me echó.

-Debió de ser bastante grave entonces. Le dijiste que eras gay –deduce y yo sólo río más fuerte, porque él siempre daba en el clavo. A pesar de parecer un idiota ese chico era bastante inteligente.

-No sé si soy gay.

-Te gusta un hombre Tomás, eres gay.

-Uno solo –confirmo y él se encoje de hombros; vuelve a mirarme y me invita a seguir. –Sí, más o menos le dije eso y me echó de casa.

-Sólo dale unos días, que viaje un poco y vendrá con su cabeza más fría. ¿Qué dijo Rocco?

-¿Por qué habría de decir algo?

-Bien, no le dijiste –continúa. -¿Por qué no le dijiste?

-Sólo no es algo que le incumba, él tiene muchos problemas para sumarle uno más –respondo tomando mi teléfono y prendiéndolo. No sólo encuentro las llamadas perdidas de Dana, sino muchos mensajes de Rocco.

-Deberías decirle, cuando te vea así se va a enfadar.

-Él no tiene que enterarse de la verdadera razón Tiziano –advierto de mala gana dándome cuenta que había hablado de más, quizás no debería haber confiado tanto en él y tan pronto.

-¿Por qué?

-Porque Rocco se sentiría culpable y es lo que menos necesito ahora.

-¿Culpable? –se extraña buscando mi mirada. -¿En qué sentido?

-En ninguno, ya déjalo.

-Tú lo abordaste –me acusa espantado. Y me niego a mirarlo. –Oh... y él te acepto.

-Basta Tiziano.

-¿Y ahora qué? ¿Están en alguna relación o algo? –consulta con un dejo de entusiasmo pero se detiene cuando le doy una mala mirada. –Lo lamento...

-Nadie tiene que saber eso tampoco –exijo intentando ser amable. Él levanta sus manos en forma de rendimiento y sonríe de lado. –Esta es la oportunidad que tienes para que vuelva a confiar en ti.

-Oh, no te preocupes, no tengo pensado divulgarlo –asegura recostándose en el sofá para comenzar a hacer zapping. -¿Cuándo empezó a gustarte de todos modos? Creí que te gustaban las muchachas.

-No lo sé, supongo que no era tan así.

-Pero ¿Por qué él? No lo entiendo.

-Rocco es un muchacho atractivo, vamos, tú mismo lo dijiste –le recuerdo y él se carcajea.

-Yo sólo estaba bromeando, él y su hermana no se parecen en nada.

-Eso lo sé, él es más hermoso.

-Tomás por dios –suspira sin poder disimular su cara de molestia. –Así que sí eres gay.

-Supongo.

-Y son novios.

-Algo así.

-Oh, felicitaciones entonces.

-Gracias.

-Y debes decirle –se pone de pie tendiéndome el control remoto. –Dile antes de que se entere por alguien más porque a pesar de que no lo conozco tanto, se va a enfadar mucho si es el último en saberlo.

-¿Dónde vas?

-A casa, aún tengo sueño –me guiña un ojo y camina a la puerta. –Me alegra verte tan contento Tomás, no lo arruines por una idiotez. Así no estás protegiéndolo, le estás mintiendo y no creo que ese sea un buen camino.

A pesar de no querer involucrar a Rocco en todo lo que estaba pasando decidí seguir el consejo de Tiziano porque, me gustase o no, él iba a terminar enterándose por boca de alguien más e iba a ser peor.

Contesté el último de sus mensajes contándole que habían pasado cosas en casa y por eso me estaba quedando con Nano. Le pedí que cuando terminara la escuela pasara por allí así podía contarle, pero claro que Rocco era una persona impaciente y se escapó antes para poder verme.

Me sorprendí cuando a las 11 de la mañana volvieron a tocar la puerta pero no tanto cuando él apareció tras ella.

-Tomás –suspiró al encontrarse con mi rostro. Avanzó un paso hacia mí y cerró la puerta a su espalda. -¿Qué paso?

Disfruté unos segundos del frío de sus manos en mi rostro cuando él comenzó a inspeccionarlo y cerré los ojos de dolor cuando tocó el lugar preciso donde había golpeado el objeto.

-Tomás –insistió obligándome a verlo. Sonreí un poco y tomé su mano para guiarlo al sofá donde tomamos asiento de modo de quedar cara a cara.

-Tuve una discusión con papá, no pasa nada. Él sólo se enfadó un poco y tiró lo primero que tenía en sus manos con la mala suerte que yo estaba en su trayectoria –digo tratando de sonar relajado aunque claro que nunca había sido bueno mintiendo.

-¿Discutieron? ¿Por qué?

-Cosas... -me niego a responder y tomo sus manos entre las mías. -¿Tú cómo estás?

-No cambies de tema –advirtió pero sin embargo no se liberó de mí y hasta se arrastró para quedar un poco más cerca. -¿Por qué discutieron?

-Bueno –tragué saliva –puede ser que quizás yo, en algunas de esas locuras momentáneas, haya mencionado que estaba enamorado de otro hombre.

El rostro de Rocco rápidamente pasó de uno interesado a uno perdido. Me observaba sin pestañar y tenía mis serias dudas si acaso él estaba respirando; le di un apretón en sus manos y reaccionó soltándose de mí para poder alejarse hasta el final del sofá.

-¿Por qué hiciste eso? –consultó espantado. Me encogí de hombros y miré al frente, no quería ver esa mueca de horror, como si lo que hubiera hecho era una locura, o peor, un crimen. –Tomás ¿Te das cuenta lo que hiciste?

-Sí.

-La reacción de tu padre estuvo mal pero creo que es totalmente justificable –dijo y realmente quise no haberlo oído. Quiero decir ¿él se daba cuenta lo que estaba diciéndome?

-¿Justificable? ¿Por qué?

-Bueno, supongo que enterarte que tu hijo es homosexual no es algo que comentas en el desayuno ¿no? Más como es tu padre. Se lo ve un tipo serio y

-Yo también soy una persona seria –me atajo. Eso no estaba yendo tan bien como esperaba. -¿Acaso crees que fue fácil para mí decirlo? Claro que no fue fácil. Lo que hice fue un acto de madurez.

-Fue un acto de rebeldía y tú lo sabes.

-Rocco –advierto encontrándome con su mirada desafiante. –Vete por favor.

-¿Qué?

-En este momento estoy muy enojado y no quiero pelear contigo, así que por favor vete.

-¿Estás hablando en serio? –asentí una vez. –Y luego te haces llamar maduro.

-De quedarte aquí sólo terminaríamos peleando porque estás justificando a mi padre que me golpeo por decirle lo que realmente soy, por admitirle que te amo y por poner en peligro su reputación. Pelearíamos porque tú sigues pensando que esto es un juego y que no voy en serio contigo y pelearíamos porque lo que para mí fue valentía tú lo pones como un desafío hacia él.

-Lo estabas desafiando.

-Yo solamente intentaba proteger nuestra relación.

1. Permanece a mi ladoUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum