XLIV

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Había pasado un mes desde que Camila se enteró quien era la persona que le enviaba las cartas. Aun no puedo creer que ella haya acudido a la cita y todo lo que había pasado ese día, me siento tan afortunada.

Mi madre no paraba de molestarme, preguntándome cuando se la iba a presentar aunque ya la hubiera visto un par de veces, cuando iba a comprar al negocio de mamá, pero decía que debía presentársela de manera oficial, así que quería invitarla a cenar.

Por supuesto que me negué, aún no hemos pasado de tomarnos de la mano o darnos unos cuantos besos en las mejillas, no podía simplemente invitarla porque mi madre pensaba que ya estábamos juntas.

Mi hermano era otra historia, junto con mi padre. Cuando se enteró que había tenido la cita con Camila –gracias al bocazas de Chris- me había llamado para que le contara todos los detalles.

Y Chris no paraba, menos en el instituto, ahí era peor. Se había juntado a mis amigos y Hailee, la amiga de Camila, para avergonzarnos y lograr que nos ruborizáramos por completo.

Al inicio tuve miedo de Ally, pero ella, al igual que los demás, me dieron todo su apoyo. Solo me dejo en claro que si hacia sufrir a su adorada prima, ella se encargaría de quemar todos mis cd's de Pretty Little Liars, que tanto me habían costado conseguir, junto a mi adorado disco autografiado de Lana del Rey.

Estos últimos días nos habíamos acercado más, hablábamos todo el tiempo por textos y llamadas telefónicas en medio de la noche. Yo seguía dejándole notas y pequeños regalos, como chocolates, incluso bananas, pues se cuánto las ama.

También había tenido la 'buena suerte' de toparme con su hermano mayor, Harry, una vez que la había acompañado de regreso a su casa después de ir por unos helados. Al parecer él sabía quién era yo, porque apenas me vio, me lanzo de esas miradas amenazantes que los hermanos mayores lanzan a los pretendientes de sus pequeñas hermanitas.

Pero, para mi suerte, solo había sido una fachada, porque una vez comenzamos a conversar –pues él le había pedido a Camila que nos diera un momento a solar para conocernos– notamos que teníamos muchas cosas en común y nos hicimos buenos amigos. Lo cual considero estupendo, ya me había ganado al hermano mayor, solo quedaba la hermana y la madre. Dios, apiádate de mí.

Esa era una tarde de amigas, así que debería ir a casa de Ally, donde también estaría Camila.

***

Había llegado a casa de Ally hace casi veinte minutos, pero como siempre, me enviaron junto a Dinah a comprar lo que faltaba, lo peor es que el super mercado estaba cerca de mi casa. Si me hubiesen llamado ante de ir, yo habría llegado con las cosas, pero no...

"Laur..." Dinah caminaba delante mío mientras revisaba las estanterías y yo arrastraba el carrito.

"Ya, aquí estoy" le dije llegando a su nivel.

"Ay, gruñona" me dijo "Veamos" susurro sacando el papel donde Normani había anotado lo que faltaba "Champiñones" dijo.

Rápidamente mire a los lados "Dinah" suspire, ella seguía nombrando los ingredientes.

"Si" levanto la cabeza.

"¿Por qué si debemos comprar enlatados, vegetales y pollo, estamos en la sección de aseo?" pregunte.

Rápidamente se percató y me sonrió "Lo siento, estaba viendo el precio de este shampoo con acondicionador" se justificó "Ahora vamos a los frigoríficos"

Salir de compras con Dinah era todo un reto.

***

"ESPERO QUE HAYAN ANOTADO TODO Y NO HAGA FALTA NADA PORQUE JURO QUE NO VUELVO A SALIR CON ESTE FRIO" grite mientras entraba a la casa con las fundas de compra en mis manos y Dinah detrás de mí enfrascada en su celular, hablando con Siope.

"¡Aich!, eres una bulliciosa" dijo Ally cuando llegue a la cocina.

"Claro, como a ustedes no les toca salir a comprar" gruñí, sentándome en una de las banquetas de la cocina.

Normani me sonrió y continúo con su trabajo. De pronto me cubrieron los ojos y un dulce aroma –que reconocería siempre- invadió mis fosas nasales. Era Camila.

"¿Quién soy?" pregunto, tratando de cambiar su voz.

"Camz..." suspire "Puedo reconocer tu aroma a kilómetros" le dije.

"¡Eso no se vale!" exclamo, quitando sus manos de mis ojos y besando mi mejilla "Hola" me saludo quedando cerca de mí.

"Hola" respondí, sonriéndole.

"Mis feels" suspiro Dinah, dramáticamente "Basta, derraman mucha miel"

"Dinah, ni siquiera están juntas, todavía. Imagínatelas como pareja" Normani dijo mientras continuaba picando cebolla.

"¡Oh! Creo que tendré que comprar la insulina con anticipación. Estás son tan dulces que me darán diabetes, pero de la crónica"

"Dejen de hacer tanto drama" les dije, poniéndome de pie y acercándome donde Normani, agarrando una de esas bolitas de carne que había hecho.

"Laur..." me gruño.

"Tengo hambre, además me lo deben por mandarme con tremendo frio a comprar... y con Dinah"

"¡Oye!" exclamo la polinesia, ofendida.

"Bueno, toma otro y aléjate de mi cocina. Es un peligro tenerte cerca" la morena extendió tres de esas deliciosas bolitas de carne y rápidamente las tome.

"Espero no rebajes mi porción de comida" avise, alejándome de ella.

"No, aprendí la lección la última vez" respondió.

"Me alegra" sonreí acercándome a Camila y tomando su mano, sin despegar mis ojos de los suyos.

"Hey tórtolas" Ally se ponía a lado nuestro "Necesito que la computadora esté conectada al Tv para ver las pelis en Netflix" comento "Así que Laur... manos a la obra" dijo, pegándome al pecho su laptop.

Yo suspire y la tome con la mano desocupada "Gracias prima" le dije irónicamente, últimamente nos llamábamos de esa manera y Camila solía sonrojarse, tal cual estaba en esos momentos. Hermosa.

"De nada, para eso está la familia" dijo alejándose.

No pude evitar reírme a carcajadas mientras Camila escondía su rostro en mi pecho, se había hecho una costumbre para ella, y a mí me encantaba, no podía quejarme.

"Vamos bonita, ayúdame con esto"

Nos lleve al salón, ella se sentó en el mueble mientras yo me acomodaba en el piso, cerca del gran televisor y empezaba a conectar la computadora.

No tarde tanto en eso, pues lo hacía a menudo. Una vez todo estuvo listo y la cuenta de Ally en Netflix estuvo abierta, me levante y camine hacia el mueble donde estaba la morena, sentándome junto a ella. Aun no me podía creer lo que había estado viviendo últimamente junto a ella, era un sueño. Ella era mi sueño.

Ella me sonrió cuando estuve a su lado, recostó su cuerpo contra mi pecho y se abrazó a mi cintura. Yo pase el brazo por encima de sus hombros y la apreté en el abrazo, sintiendo esa electricidad recorrer todo mi cuerpo por la cercanía de Camila.

Estuvimos así por lo que parecieron pocos minutos. Cuando nos dimos cuenta las chicas iban dejando las cosas en la mesita frente a nosotras. Comimos y reímos mucho, las chicas no perdían oportunidad de molestarnos a Camila y a mí, al igual que tomarnos fotos, eran unas odiosas, pero igual las quería, eran mi familia.

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➵ cartas a camila [camren]Where stories live. Discover now