23 "Rey de Sal"

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MINES

Palacio es un caos, todos hablan de la ejecución del príncipe Lukman, todo Egipto ya está informado sobre la supuesta traición, los fieles comienzan a llegar a la parte trasera de Palacio para asistir a la ejecución, los guardias no me respetan y no obedecen mis órdenes.

Mi Padre murió, se debería estar preparando la coronación mía y de Cristal, pero en vez de eso se está llevando a cabo la preparación del asesinato de Lukman.

Nunca pensé que nuestra historia terminaría así, he hecho todo lo posible para evitar lo que sucede, pero ya es imposible, la Reina Niss ha tomado el control y nadie puede desafiarla; Rein, el hermano de Lukman está desesperado enviando personas al Alto Egipto para que informen sobre la ejecución de su hermano y así tratar de evitarlo, pero ya es muy tarde, Niss tenía todo planeado, y nadie puede evitar lo que va a suceder.

Me lanzo a mi cama agotado, las lágrimas comienzan a caer por mis ojos, si tal vez no hubiera abandonado a Cristal aquella noche nada de esto estaría pasando, es lamentable que un inocente vaya a morir solo por el capricho de querer reinar, pero es más triste que sea él, me gustaría dar la vida por Lukman, ser yo el asesinado, pero es inútil, y de seguro mis días de vida están contados, la reina se encargará de deshacerse de mí, y obviamente también de Cristal, el haber aparecido a mitad de la conversación en el salón del trono fue desafiar a la Reina; Cristal es valiente, ella tiene que salir de Egipto, y tal vez yo también tenga que hacer eso... pero no antes de despedirme de Lukman, y de intentar hacer algo por última vez.

Me pongo algo de ropa, en realidad me visto con lo primero que encuentro, Yenut entra a mi habitación y me señala que la ejecución no se llevará a cabo a menos que yo esté presente. Niss quiere que yo vea el daño que le causará. Solo le asiento a Yenut y comienzo a caminar junto a él.

Me detengo al frente de la habitación de Cristal, ambos deberíamos estar en nuestra propia habitación, pero la Reina la está usando ahora. Entro en lo de Cristal y ella justo iba saliendo.

– ¿Ya vas? – susurra ella triste.

– Si – susurro.

– Quiero hablar contigo antes – Ella y yo nos quedamos a solas en su habitación, Cristal me besa la mejilla y luego me sonríe – ¿Lo amas mucho?

– ¿Qué cosa? – pregunto sorprendido.

– A Lukman, ¿Lo amas?

– ¿De qué hablas? – pregunto incomodo – yo no podría...

– Cuando la reina pensaba que yo estaba durmiendo, confesó aquello, yo sé todo lo que hay entre Lukman y tú.

– Cristal... – susurro sorprendido – ¿Qué vas a hacer? ¿Lo dirás?

– ¿Qué? ¡Claro que no! De hecho... tengo algo que confesarte.

– ¿Qué ocurre?

– Yo estoy enamorada de un esclavo muy joven de donde yo vivo.

– ¿Enserio? – Pregunto feliz – ¿Quién es?

– Se llama Albert, no tiene mucho que entregarme... pero lo amo, y él a mí – Yenut entra a la habitación y nos hace recordar que debemos irnos, yo le asiento y comienzo a caminar, noto que Cristal no viene conmigo.

– ¿Y Cristal? – le pregunto a Yenut.

– No lo sé – susurra él, continuamos caminando hasta salir de Palacio, todo el mundo está allí, con miradas de odio hacia él.

Me acerco a la parte delantera de todo, Lukman está amarrado a un largo trozo de madera, alrededor de él hay muchas cosas que con solo un poco de fuego, se demoran instantes en consumirse, entre todo a él.

– Te amo – le susurro a él – Lo siento.

– Igual te amo – me susurra él con una lagrima escapando de sus ojos.

– Príncipe tiene que salir de aquí – me dice un guardia real, yo asiento y triste camino hacia mi lugar, Cristal sigue sin aparecer, pero Hathor y Rein están aquí. El hermano de Lukman está destrozado, mi hermana trata de tranquilizarlo, pero eso es imposible.

Los ojos de Lukman se mantienen en mí en todo momento, de pronto Niss llega y se ubica al frente de él.

– ¡Esta tarde, en compañía de todos los dioses, se hará justicia! – Grita ella, todos le celebran su bobo discurso, ella sonríe y le entregan en su mano una antorcha en llamas – Lukman, te declaro culpable por alta traición – ella le sonríe y Lukman solo mantiene su mirada levanta, como siempre.

La Reina comienza a acercar la antorcha a él, mi corazón se comienza a partir, ella sonríe como la víbora que es, de seguro ella mató a mi Madre, a mi Padre, y ahora al amor de mi vida, ella me ha arrebatado todo.

Niss baja la antorcha, las llamas se acercan a su cuerpo, Lukman cierra los ojos y yo solo grito cosas para tratar de detener la ejecución.

Todo está perdido, él va a morir... una flecha atraviesa el corazón de la reina, ella abre los ojos y suspira de dolor.

– ¿Qué sucede? – susurro confundido, levanto la mirada y veo que desde una torre alta de Palacio, hay una chica con un arco. ¡Cristal! Ha matado a la reina... y ahora ella lo es, entonces... yo soy el Rey – ¡Suelten a Lukman ahora! – grito, el cuerpo de la Reina cae y junto a ella, la antorcha en llamas a los pies de él.

Yo, Rein, Hathor y todos los guardias corren hacia él y apagamos el fuego que se comienza a formar, me acerco a él, y creo que el miedo que tenía lo hizo desaparecer de la escena.

– ¿Qué pasó? – pregunta confundido cuando abre los ojos.

– Eres libre – susurro, él sonríe y cuando Rein le desata las manos, el me abraza.

Todos miran el cuerpo de la Reina en el suelo, yo me pongo firme y comienzo a gritar.

– ¡Esta mujer es la asesina de la gran Esposa Real, mi madre, y también del Dios vivo, ósea mi Padre... también intentó matar a mi esposa la Reina Cristal, quiero que la lleven al desierto y quemen su cuerpo – todo el mundo se sorprende, dos guardias se acercan a ella y la levantan, veo la flecha en su cuerpo, uno de los guardias intenta quitársela. – ¡No! – le grito con firmeza, él solo me mira mientras yo me acerco y le arrebato la fecha con fuerza rompiéndole el pecho.

Todo el mundo se comienza a retirar, seguramente para comentar lo sucedido, camino por palacio hasta a encontrarme con Cristal.

– ¿Y? ¿Me van a condenar a muerte por matar a la Reina? – pregunta ella.

– Tú eres la reina ahora – le agrego besándole la mejilla – y no le digas a nadie, pero tu esclavo ahora es un fiel seguidor de mí, así que lo traeremos y te casaras con él en secreto.

Lukman aparece y me toma del brazo, me lleva hasta su habitación y me lanza a la cama.

– Eres Rey – susurra entre besos.

– Vendería mi Reino por un beso tuyo – confieso, mientras recuerdo lo que acabo de hacer por Cristal, tengo un plan para hacer de Egipto el lugar más poderoso de todos, pero todo se hará con calma y un poco de amor.

Por supuesto que voy a ser un buen Rey, todos tendrán la libertad de estar con quien quieran, los esclavos pasarán a ser fieles y se les pagará por su servicio, ya no habrá más situaciones que se necesiten hacer a escondidas del Rey.

A Escondidas Del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora