1-. El nuevo mundo.

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(t/n) Pov.

Abrí los ojos lentamente observando como la luz del atardecer se hacía presente en aquella ventana del antiguo cuarto, si, no era un sueño, aún estaba en la habitación de ese chico; quise levantarme y lo logré, me coloque de pie de apoco (más que nada para no tener otro mareo) y con calma caminé hasta la puerta. Cuando logré sobreponer una de mis manos en aquella puerta sentí el suave tacto de la madera, un trabajo bien logrado a mi parecer, pero no era el momento para pensar en aquello, necesitaba respuestas ante lo ocurrido... Quizás ese tipo llamado Jotun sepa, quizás está aquí en este mundo de igual forma que yo, quizás no somos los únicos que ingresaron de una manera casi mágica al juego... 

<<O tal vez... Solo yo quede encerrada aquí...>>

No, no era momento para pensar negativamente, debía ser optimista y lograr tener respuestas a mis inquietudes; di un suspiro pesado y salí de allí, atravesando aquella puerta di con un corto pasillo el cual contaba con 2 habitaciones únicamente. Extrañamente no había ruido, con suerte aveces lograba captar la voz de personas caminando fuera de esta "casa" por así decirle, fui hacia la escalera y con cuidado baje en silencio, ese tipo llamado Feliciano daba impresión de ser alguien bueno, pero no confiaba completamente en nada, era un mundo diferente, yo era diferente y claramente no sabía nada.

  <<Bella,exactamente no lo se, Lud me dijo que habías aparecido en el altar de la gran catedral de la diosa Eir y te trajo aquí para que cuidara de ti>>

Me sorprendí al recordar aquellas palabras de Feliciano, había nombrado a un tal "Lud"... ¿Quién es? ¿Por qué veló por mi? ¿Será una buena persona? ¿El juego le encerró como a mí?. Demasiadas preguntas y pocas respuestas, no me sorprendería si me desmayaba de nuevo por darle tantas vueltas al asunto. Cuando llegué al primer piso no había nadie, tan solo los muebles rústico de una típica casa de campo, se veía acogedora, sin duda Feliciano tiene un buen gusto.

-¡Ah! ¡bella ya despertaste!-Me sobresalte cuando escuche la voz de aquel chico, me giré y le vi en la puerta de la que aparentaba ser la cocina, llevaba un pequeño delantal a la cadera y sonreía dulcemente- Justamente estaba preparando la cena, ven ven, no seas tímida, no mordemos-

¿No mordemos?, espera... ¿Hay mas personas en la cocina?. Sin dudarlo fui y comprobé aquello, habían dos hombres sentados al rededor de una mesa de madera cubierta por una hermosa tela (c/f) sirviendo de mantel. El primero era un apuesto hombre de cabellera negra, ojos profundos de un tono chocolate y su piel me pareció hecha de porcelana, llevaba un traje azul marino que me recordaba a los monjes; el otro era un hombre de cabellos dorados en conjunto de unos ojos del color del cielo, bastante bonitos a decir verdad, su cuerpo me llamo la atención, a pesar de llevar una armadura se podía notar lo fornido que estaba. Ambos al notarme centraron sus miradas en mi y sonrieron, al parecer les daba alegría que estuviera de pie, o eso daban a entender al menos.

-Me agrada que la señorita se encuentre bien, nos tenía preocupados-Hablo el pelinegro desviando su mirada a la taza de té que sostenía entre las manos, su voz era suave y gentil, me daba la misma sensación de tranquilidad que Feliciano.
-Si, estoy seguro de que si no hubiera llegado tiempo quizás otras personas le hubieran robado todo-Oh, así que él es ese tal "Lud"-Al menos Feliciano tenía esa condenada pócima de HP, las mías ese idiota de Gilbert se las llevó- ¿Pócima de HP?, claro, estaba encerrada en el juego, las pócimas de HP son para recobrar los puntos de vida... Seguramente mi HP estaba bajo...
-Bueno bella, ahora que estas mejor puedes hablarnos de ti-Feliciano habló y capto mi atención con ello. ¿De mí? ¿Qué les diría?, oh bien, el juego me trago como por arte de magia y puff, aquí estoy frente ustedes. Claramente no.

Our Fantasy [Hetalia X Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora