Unos gritos te despiertan de tu sueño, el reloj a tu derecha marcaba las 4 am. Al instante reconociste esos de quien provenían, en un segundo ya estabas tocando la puerta de Bucky. Sus pesadillas eran constantes, pero no le gustaba hablar de ello mas que con Steve.
No hubo respuesta por lo que abriste sin permiso, y lo miraste preocupada al ver que estaba sentado a la orilla de la cama con una cara de angustia.
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-Estas bien Bucky?
Te miró sin decir nada, caminaste hacia el y te sentaste a su lado. Tomaste su mano y te sorprendió que apretara la tuya.
-Que tal si hablas de ello -miraste sus ojos claros- puede que te ayude.
-La mayoría son sobre mi matando a Steve o volviendo a Hydra, pero la de hoy la he tenido últimamente. -Respiró profundamente- Te mataba a ti con mis propias manos.
Le viste con cara confusa, pues el nunca había mostrado ningún interés en nadie,menos en ti.
-¿A mi?
-Tal vez no sea buen momento pero, estoy enamorado de ti, hace mucho no sentía esto y me daba miedo de lastimarte o algo peor, así que decidí no decírtelo.
-Buck, yo...
-Se que no tienes sentimientos por mi, digo, ¿quien los tendría? -soltó tu mano y miro al suelo- Soy un asesino.
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-Ese era el Soldado del Invierno, mírame -tomaste su mentón para que así volteara- Tu eres Bucky.
Y sin previo aviso junto sus labios con los tuyos poniendo su mano en tu pierna, correspondiste al beso agarrándolo de la nuca.
-¿Puedes dormir conmigo esta noche? -pregunto jadeante contra tus labios
-Si Buck, por cierto, siento lo mismo por ti.
Y esa noche por primera vez, lo viste sonreír.
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