Capítulo 16: Mentiras.

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El día apareció anunciado con los primeros rayos de sol, Lucian no había logrado dormir, parecía que algo lo atormentaba, no podía pensar en Katherine en esos momentos, agradeció su ausencia pues no le habría gustado compartir ese horrible instante con ella.

Llamó a su abogado, quien lo mantenía informado de la situación, Adriana, ese nombre le traía malos recuerdos, hacía tanto tiempo que no lo escuchaba, y esperaba que fuera silenciado lo más pronto posible antes de que Kate volviera de su viaje.

—Ricardo está furioso, quiere hundirte, te acusa de ser el responsable—le informa molesto y preocupado Alberto.

—No es culpa mía lo que sucedió con Adriana—le indicó Lucian.

—Tú fuiste el último en verla con vida, su padre dice que tiene pruebas en tu contra, puedes ir a la cárcel—le advierte Alberto.

—Él miente, consigue que me absuelvan, haz lo que tengas que hacer, yo no tengo nada que ver con su muerte—le señala molesto.

Julia aun dormía, tenía un sueño con Roberto, estaban en plan romántico, estaba por besarlo cuando su rostro se transformó en Marcus, eso la hizo despertarse de un salto, no podía creerse lo que pensaba, Marcus era un hombre seductor debía reconocerlo, la había pasado bien la noche anterior, y una parte de ella quería volverlo a ver.

El avión finalmente llegó a su destino, Frank, Kate y la pequeña Cony descendieron de él, Frank llevaba a su pequeña en brazos, una parte de Katherine se sentía feliz por ver esa imagen, la otra estaba un tanto nerviosa.

— ¿Tomaremos un taxi hasta la casa de tus padres?—inquirió ella al ver que no tenía dinero suficiente para rentar un auto.

—No, claro que no, reservé un auto antes de venir—confesó Frank.

— ¿Sabías que vendría contigo?—a Kate le pareció un poco extraño pues Frank estaba muy alterado cuando fue a buscarla, que pensó que lo habría olvidado.

—No exactamente, pero el camino es largo para un taxi—comentó Frank.

Eso lo explicaba todo, a Frank nunca le ha gustado viajar en taxis. El camino era un poco largo, llegarían a medio día cuanto mucho, Kate esperaba llegar a tiempo para disculparse, Frank se veía más tranquilo así que decidió conducir, la pequeña Cony se quedó nuevamente dormida.

El departamento de Marcus era un lugar amplio para él solo, tenía su propio yacusi, solía hacer fiestas cuando se le ocurriese, salió de su habitación, lo primero que hizo fue marcarle a Julia. A ella esto la tomó por sorpresa.

—Hola ¿Cómo amaneciste? ¿Quería asegurarme de que estuvieras bien?—Marcus fue atento con ella.

—Bien y tú ¿Cómo estás?—Julia se sentía algo apenada.

—La he pasado muy bien anoche, ¿Qué te parece si salimos hoy? Como amigos claro, ¿Qué dices?—le pidió Marcus.

Julia no podía negar el querer verlo de nuevo, así que aceptó, quiso contárselo a una de sus amigas, pero ninguna estaba, además no sabía cómo lo tomarían.

Marcus pasó por ella, la llevó a comer, luego a caminar un rato, le contó cómo había sido su vida antes de conocer a Lucian, desgraciado, triste y una vida solitaria, y lo afortunado que era al tener su amistad, Julia no podía creer que él hubiese pasado por duros momentos, cuando lo conoció le dio la impresión de que siempre lo había tenido todo, se comportó tan arrogante que lo despreció, pero ya no estaba segura de lo que estaba comenzando a sentir.

Finalmente Frank y Kate llegaron a la casa de Sara, la niña se veía emocionada, le preguntó a su padre si ellas se quedarían allí, a lo que Frank respondió que sí, eso sorprendió a Kate.

—No me parece que eso sea correcto Frank, lo mejor será que nos quedemos en un hotel—expresó su desacuerdo Kate.

—No digas tonterías, las dos se quedarán aquí con nosotros—le confirmó Frank.

La niña salió a abrazar a su abuelo quién había salido a recibirlos, antes de que la pareja saliera, William saludo a Kate y les indicó que Sara había ido al lago.

— ¿Cómo que fue al lago? Si Frank me dijo que está muy mal—Kate miró a Frank con desconfianza.

—No fue sola, sino con Joy, dijo que necesitaba contemplarlo por última vez, no quise ver como se despedía—intervino William.

—Papá, tranquilo—Frank bajo de la camioneta y abrazó a su padre.

—Si tan solo pudieran ir a buscarla, eso me dejaría más tranquilo—sugirió William.

—Claro William, que esperas Frank, vamos—le pidió preocupada Kate, temía que algo le pasara a Sara.

Ambos se dirigieron al lago, la pequeña Cony se quedó con el abuelo, ambos miraron como la camioneta se hacía cada vez más pequeña hasta que se perdió en la distancia.

—Qué te parece si vamos adentro por galletas, la abuela hizo muchas—expresó cariñoso William.

— ¡Sí! La abuela hace ricas galletas—comentó ella con una sonrisa.

El abogado de Lucian le informó que había un arma encontrada, él debía presentarse al juzgado a declarar, allí se encontró con Ricardo, el padre de Adriana, quien al verlo tan tranquilo hizo que perdiera los estribos y lo golpeara gritándole frente a toda la prensa.

— ¡Asesino! ¡Asesino! ¡Te voy a hundir maldito!—.

Lucian ignoró sus palabras, la prensa tomaba fotos y le preguntaban sobre las acusaciones recibidas, mientras Ricardo era retenido por su abogado aconsejándole que se calmara.

—Es claro que ese hombre está loco, ha perdido la razón, yo no tengo nada que ver con él ni con su hija fallecida—expresó su indignación por las acusaciones.

Cuando Frank y Kate llegaron al lago no vieron a nadie, Frank le comentó a Kate sobre la casa donde antes se habían refugiado, quizá se encontraban allí, cuando los dos entraron no vieron a nadie, de repente se escuchó que alguien encendió la camioneta y se alejó de allí. Kate salió corriendo pero era demasiado tarde, se había ido, Frank intentó seguirlo pero no pudo, regresó con Kate.

—Se fue, nos robaron Kate—le dijo él.

— ¿Cómo que nos robaron? ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Cómo regresaremos? ¡Frank!—Kate estaba desesperada, era tarde y el camino era largo, no podían regresar caminando pues oscurecería antes de llegar a mitad del camino.

La noche llegó pronto, Julia y Marcus habían pasado todo el día juntos, ambos se divirtieron mucho, él la llevó a su casa, se estaban despidiendo cuando Marcus se acercó demasiado a ella.

—Tienes unos ojos muy bellos—comentó con cierta ternura.

Él le dio un beso en los labios y ella no se resistió, le correspondió de la misma forma.


El Último ViajeWhere stories live. Discover now