Capítulo 8

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Una velada inesperada
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Conduje más o menos por media hora hasta llegar a un gran edificio de departamentos, por obvias razones de lujo. Entré al estacionamiento, y aparqué en lo que parece ser, el estacionamiento privado de William, el auto en el que había llegado William a la universidad ya estaba ahí, apagué el motor y bajamos del auto, William me miró por un segundo y dijo <sígueme> y yo sin decir nada lo seguí.

Llegamos al elevador y entramos en él, presionó el botón y comenzamos a subir, oh sorpresa ver que íbamos hacia el Pent-house, discretamente comencé a jugar con mis manos, no sé porqué comencé a tener nervios, los bellos de mis brazos comenzaron a erizarse, juntamente con los de mi nuca, mis piernas temblaban y recordé lo que William me dijo en el estacionamiento <Por favor escúchame, si después de lo que te tengo que decir no me crees, entonces no te vuelvo a molestar> ¿de verdad lo haría? Pero antes que nada ¿yo quiero que se vaya? Mi mente comenzó con mi tortura pero, para suerte mía llegamos al piso de William, Sebastián nos esperaba afuera del elevador, William le dijo algo y el inmediatamente se movió, caminamos unos metros y ahí estaba la puerta, entramos a su departamento.

Lo único que logré pensar fue <Guau> el departamento es fantástico todo muy minimalista, tiene ese toque sencillo pero elegante, así como siento que es él. Nos dirigimos hacia la sala, los sillones son de piel en color blanco, William tomó asiento y me hizo una seña para que me sentara, pensé que iba a hablar pero esperaba algo y pensé en Sebastián, un momento después llegó con un carrito que traía una cubeta pequeña de acero inoxidable con hielos dentro, en ella venía una botella de Champagne, a su lado habían dos copas de cristal y unos bocadillos, Sebastián le entregó un sobre amarillo, y mientras William abría el sobre, Sebastián abría la botella Champagne y lo servía, nos entrego las copas y se retiró.

— Bien, creo que ya fue mucho estar callados ¿no crees? Así que comienza, te escucho. – solté, el silencio me desagrada mucho, además de que la curiosidad y los nervios me están matando.

— Estoy de acuerdo con eso. – exclamó tranquilo. Se recargó en el respaldo del sofá y cruzó sus piernas elegantemente, llevó su copa a sus labios beber el líquido semi transparente, tanta tranquilidad en el me está poniendo de nervios. – Pues verás, creo que tienes un mal concepto de mi, debido a lo sucedido la noche pasada y eso es algo que quiero aclarar contigo. – dijo con un rostro serio.

— Mira William, lo que hagas con tu vida o dejes de hacer es tu problema no el mío. – puntualicé nerviosa.

— Te equivocas, en el momento en el que te dije que me gustabas, te hizo parte de esto. – dijo tranquilo, cosa que me molestó.

— No, quién se equivoca aquí eres tu, porque nunca te di motivos para que creyeras que esto era de mi incumbencia, así que si tienes dudas te lo aclaro, no lo es. – dije firme

— Sí, y ese cuento no me lo trago – Y ¿Quien se cree para dudar de mi? «Aunque en realidad ese cuento ni yo me lo trago.»

— ¿Qué? ¿Quién te crees para dudar de lo que digo? – alcé la voz, este hombre me desespera – Mira William, de verdad creo que te equivocas conmigo. – dije bajando considerablemente la voz, intentando calmarme.

— No, no me equivoco, si así fuera, no estaríamos aquí teniendo ésta conversación, sé que no tengo derecho a pedirte nada pero, si es necesario que veas y te des cuenta que sientes algo por mi. – dijo levantando el rostro como señal de seguridad. «Me molesta.»

— ¿Qué? ¿Qué yo siento algo por ti? Por favor eso es absurdo, mira en serio, acabo de salir de una mala relación y lo que menos quiero es que tu vengas a decirme que siento algo por ti. – dije perdiendo completamente la calma.

Tú Eres Lo Que Siempre Soñé©  #WOWAWARDS2K17Where stories live. Discover now