Cinco

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El incesante zumbido que emitía el autobús podía llegar a ser relajante, de no ser por la insistente mirada de Shia que lo ponía cada vez más nervioso. La noche anterior, al volver a su casa, le contó a su amiga todo lo que había ocurrido, y ella se mostró de lo más alegre por la suerte que tenía su compañero peliazul. Pero, por más que la rubia hubiese querido, Mangle llegó antes que ella, y Bon se negaba rotundamente a hablar enfrente de la peliblanca. Y, obviamente, sus razones eran más que justificadas.

Las ruedas del autobús chirriaron contra el asfalto en cuanto llegaron frente al instituto, haciendo que varios de los alumnos se estremeciesen. Los tres amigos bajaron de aquel transporte amarillo, sin decir ni una palabra. Desde hacía ya tiempo, el ambiente que solía reinar sobre el grupo de los ''Toys'' solía estar bastante tendido, y los secretos que se ocultaban entre ellos, no parecían ayudar mucho.

Una vocecilla se alzó detrás del equipo, quienes se giraron, un tanto sorprendidos. Bonnie se hallaba ahí, encogido, y con unos mechones de pelo cubriéndole el rostro. Bon trató de contener aquel rubor que deseaba hacer acto de presencia sobre sus mejillas, pero Mangle pareció no darse cuenta.

-¿Sí?-bufó ella, malhumorada por volver a verlo.

-Y-yo... Quería saber si podría acompañaros hasta el interior del recinto...-susurró el pelimorado.

-¿Y por qué?

-Me gustaría evitar a... Los Nightmares... Desde hace un tiempo la tienen tomada en contra de mí y...-la cantante lo interrumpió, bruscamente.

-¿Y qué? Podrían ir a por nosotros, por protegerte. Así que... No.

-Pero...

-¡He dicho que no!

-Mangle, ¿no crees que te estás pasando un poco?-preguntó Shia, cruzándose de brazos. Acto seguido, le sonrió a Bonnie.- Hey, no hay problema, puedes venir con nosotros.

-¿De verdad lo vas a dejar? ¡Podría irse con su grupo!

-Pero, al parecer, llegaron antes que él... ¿No?-insistió la rubia. El guitarrista asintió levemente.

Mangle suspiró, desganada. No le quedaba otra que aceptar, aunque fuese con un humor de perros.

-Muchas gracias.-dijo Bonnie, sonriendo de lado.

-No hay por qué darlas.-aclaró rápidamente la pianista, colocándole una mano sobre el hombro.- Bien, vayamos para clases ya, que si no, nos quedaremos fuera...

Retomaron la marcha, un silencio aún más pesado flotaba sobre ellos. La peliblanca avanzaba con un paso casi furioso, por lo que Shia, guiñándole un ojo a Bon, se apresuró a alcanzarla, dejando a la pareja no muy atrás.

Bonnie intentó, disimuladamente, agarrar la mano del peliazul, a lo que este respondió con un sobresalto. Miró velozmente a su alrededor, y le pareció que todos los observaban, que todos los juzgaban. El pelimorado se dio cuenta de aquello, y se separó un poco de su novio, intentando no mostrarse muy dolido. Bon le dedicó una sonrisa apenada, y susurró una disculpa que el otro entendió: aún no estaba listo.

El habitual bullicio que reinaba en los pasillos acogieron a pequeño grupo, jaleo que no cesó incluso después de que la sirena, que indicaba el inicio de clases, resonase en aquel lugar. Shia se despidió amistosamente del chico ''enemigo'', mientras que el peliazul también lo hizo, pero más disimuladamente.

Las clases iban a ser muy largas...

~*~

A la hora del recreo, Bon se levantó de su asiento, e indicó a sus amigas de que iba al baño. Ellas le dijeron que irían al lugar de siempre, y que fuese con ellas cuando volviese. Literalmente, se arrastró hasta el exterior del aula; notaba un agobiante sentimiento de culpa, y sabía perfectamente a qué se debía.

Cuando te ruborizas... | FNAFHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora