Tres

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El chico miró a su amiga con el ceño fruncido. Sus mejillas se hallaban notoriamente sonrojadas y su mirada se mantenía fija en el suelo, parecía que escogía cuidadosamente sus palabras. Estas últimas salían entre balbuceos y silencios que se imponían de golpe. Estaba nerviosa, por supuesto. Y al peliceleste le vino una escena a la memoria: el otro día, en el parque, cuándo le iba a declarar sus sentimientos a Bonn-...

Oh no.

No iría a hacer aquello, ¿no? Es decir... ¡Eran amigos desde hacia ya mucho! Todo se volvería incómodo entre ambos si Shia pues... Se le declaraba. A lo mejor se lo estaba imaginando, quizás iba a decirle otra cosa... O al menos, eso esperaba Bon. Desde lo más profundo de su corazón.

Un silencio se situó sobre ellos, al igual que una espesa niebla. El chico atisbó una sombra de duda en la mirada de su compañera y su rostro mostró la clara imagen de la vacilación. Tal vez no iba a ser aquello en lo que pensaba el peliceleste, pero las casualidades suelen existir.

La rubia respiró profundamente, calmando sus vertiginosos pensamientos. Deseaba realmente que esas palabras saliesen por fin, deshaciéndose de lo que había intentado ocultar, escondiéndolo bajo mantos y mantos de falsos sentimientos. Quería poder exprimirse, explicar aquello que se le pasaba por la cabeza. Sin temores.

-A ver... Y-yo... Te conozco desde hace ya tiempo...-empezó cuidadosamente la chica.- Y... Bu-bueno... Quería poder... Esto... Preguntarte algo...

-¿S-sí?-la voz de Bon sonó titubeante.

-No quiero que me juzgues ni nada... Pe-pero... Me gustaría que...-inhaló profunda y lentamente.- Que me explicases más o menos... Cómo conquistar a... Una chica...

Sus últimas palabras flotaron en el aire, inquisidoras. Las facciones de la joven se habían tensado, esperando quizás un rechazo, una mirada de desdén, una escusa barata por parte del chico para alejarse de ella. Aunque, decir que aquel abrazo la tomó por sorpresa es poco, la extrañeza, la estupefacción, el estupor, la dejaron pasmada.

El chico reflexionó nuevamente sobre lo que su amiga le acababa de decir. Se había asustado por nada. Y, sobre lo que le había pedido, pues...  Que, bueno, estaba enamorado de un chico, y sus consejos... No tenía ni recomendaciones, ni sugerencias. Se separaron y Shia esbozó una leve sonrisa, posiblemente contenta de que su amigo no hubiese hecho algún comentario despectivo hacia ella.

Porque, a ver, ¿cuánto tiempo tardó en darse cuenta de lo que sentía por Bonnie? Pese a que se conocían solo desde hacía una semana, aquellos desenfrenados latidos que emitía su corazón al verlo explicaban perfectamente lo que experimentaba por aquel chico, pero claramente, se había negado a escucharlos.

Shia balanceaba su piernas lentamente, perdida en sus pensamientos. Parecía mucho más relajada pues se había desecho de un peso quizás demasiado cargante para sus menudos hombros. Sus mejillas aún mostraban una ligera tonalidad rojiza pero, esta vez, sus rasgos se mostraban relajados, sosegados.

Se había sincerado completamente ante su mejor amigo y, estaba muy agradecida por aquello. Las dudas nublaban sus extraviados pensamientos, y simplemente, esperaba a aquel rayo de luz que alumbrase sus emociones. Al parecer, era la primera vez que sentía algo por alguien, ''algo'' realmente fuerte, si no, seguramente no se habría arriesgado.

Ambos cruzaron una mirada, y, sonriendo amistosamente, expresaron palabras que no podían ser pronunciadas. El de ojos verdes inspiró profundamente, listo para, al igual que su amiga, desvelar sus pensamientos, explicarle lo que sentía, demostrarle sus sentimientos más abismales, mostrar que su corazón únicamente parecía querer latir por los chicos, o mejor dicho, por un chico. Aunque, cuando sus palabras empezaron a formarse sobre sus labios, unas voces se alzaron a lo lejos, fuertes y molestas.

Cuando te ruborizas... | FNAFHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora