Antes de llegar al aparcamiento donde se encontraba su auto aparcado, Charlie sintió un fuerte dolor en sus riñones. Como pudo se montó en el coche e inmediatamente se tomó la medicina que siempre llevaba encima para casos de urgencia como le estaba ocurriendo en ese preciso momento.
Esperó un rato para que el dolor disminuyera para poder ir al notario y cambiar su testamento. Charlie sabía perfectamente que su padre utilizaría sus recursos para quitarle todo a Yanira aunque le pertenecía por ley. Después de la conversación mantenida, Rafael le había dejado claro a su hijo que no admitía ha Yanira en su familia rechazándola todas las veces que sean necesarias.

Una hora después Charlie llegó al notario dispuesto a cambiar su testamento.
Después de hacer los correspondientes trámites, Charlie se despidió del notario y se marchó para su oficina más aplacado y contento de que las cosas le estuvieran saliendo bien.

Al llegar a su oficina vio sentada a Yanira en uno de sus sillones medio llorando. Confuso y preocupado se sentó junto a ella consolándola. Después de calmarse, Yanira le contó que estaba triste porque no encontraba trabajo.

--Oh mi linda, por eso no te preocupes, conmigo nunca te faltará de nada.

--Charlie no empieces tu también con el tema del dichoso dinero.--Dijo Yanira algo molesta.

--Vale no te enfades. Sabes lo que he pensado, que lo mejor seria que tú tengas tu propio negocio. ¿Qué te parece?

---¿Enserio? Yo con mi propia peluquería. No me lo puedo creer mi amor.

--Pues mañana salimos y buscamos un local donde tú puedas tener tu propio negocio. Mi linda, todo lo que pueda ofrecerte te lo daré.

--Charlie aún no me creo la suerte que he tenido en conocerte y casarme contigo. Eres tan gentil, tan bueno...

Lentamente se fueron aproximando para complacerse con sus besos deliciosos, pero cuando Yanira puso una mano a la altura de los riñones de Charlie para acercarse más a él, el hizo una mueca de dolor. Yanira se retiró enseguida sobresaltada.

--Charlie te he lastimado.

-- No, no es nada. Sólo que hoy me levanté con dolor de espalda.

Yanira lo miró confusa, el rostro de Charlie había cambiado de tono y tampoco se quitaba la mano del lugar donde le dolía.

--Ven Charlie, ahora mismo vamos a que te vea un médico.

--Yanira estoy bien no te preocupes.

Yanira sabía que las palabras de Charlie sólo eran apariencia, cuando en realidad estaba ocultando algo. Por lo cual no le quedó de otra que llevárselo casi a rastras hasta el hospital.

Dentro de la consulta, Charlie habló con su médico. Éste que ya conocía el caso de Charlie mandó que le hicieran unas pruebas.

Horas después el médico le comunicó que debía ingresarse para evaluar el estado de sus riñones e intentar aliviarle el dolor.

Yanira miraba con pena a Charlie que permanecía tumbado inmóvil mirando al techo, mientras una enfermera le sacaba muestras de sangre y le ponía los calmantes por vía.

Esa noche Yanira no pegó ojo, sólo estaba pendiente de Charlie que se mostraba enfadado con ella por haberlo obligado a ir al hospital.

--Mi amor quieres que llame a tus padres.

--No Yanira. Es lo último que quiero en estos momentos, aguantar los dramatismos de mi madre. Además si tú estás a mi lado estoy mucho mejor. Ahora vete a casa y descansa.

--No me moveré de tú lado, asique no insistas que me marche.

--Yanira estás embarazada y debes cuidarte no seas terca. Lo último que quiero es que le pase algo a nuestro hijo.

--Te prometo que no le pasará nada malo. Y espero que cuando tus padres se enteren cambien de una vez la opinión que tienen sobre mí.

--Se lo diremos cuando nazca el bebé. Así me podré hacer la prueba de ADN y mostrarle que es hijo mío.

--Por su puesto que es tú hijo Charlie.--Respondió ella molesta.

--Yanira escúchame, hoy he estado hablando con el notario, he cambiado mi testamento para que no os falte de nada a tí ni al bebé. Por favor no digas nada, conozco a mi padre, no es mala persona, pero cuando se le mete algo en la cabeza hasta que no lo consigue no para. Y...para ser sinceros muy bien no le caes.

--No entiendo nada Charlie. No sé por qué quieres que se lo ocultemos, cuando la tripa me va crecer y se me va notar el embarazo. Pero si así lo deseas no se lo diremos.

Yanira acarició el rostro de su marido y continuaron hablando hasta que se quedó dormido.

A la mañana siguiente, muy temprano pasó el doctor con los resultados de las pruebas.
A solas el doctor habló sin rodeos con Yanira.

--Doctor cómo se encuentra Charlie.

--Señora Arasi, debo darle malas noticias. La enfermedad de Charlie ha avanzado demasiado, sus riñones dejaran de funcionarle de aquí a unos meses.

--No doctor, no me puede decir que a mi marido le quedan meses de vida.--Sus ojos empezaron a llenarse de agua, su corazón golpeaba contra su pecho acelerado comenzando a ponerse cada vez más nerviosa.

--Lo siento señora, pero ojalá pudiera darle mejores noticias. Desafortunadamente es lo que hay y debe concienciarse que a su marido le quedan como mucho cinco o seis meses de vida.

Yanira no tardó en romper a llorar desoladamente en el hombro del doctor. No podía creerse que Charlie sólo le quedase meses de vida.
¿Cómo iba a poder soportar el dolor de saber que cada día que pasara la vida del hombre que ama se iría apagándose como una vela?

-----------------------------------------------------------

ÁMAME O DÉJAMEWhere stories live. Discover now