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STEVE

Estaba por encender un cigarrillo cuando de pronto la puerta se abre de golpe entrando un melancólico Tony. Por su apariencia deduzco que no ha dormido bien, tiene unas ojeras enormes y una pequeña barba de unos cuantos días.

—¿Me amaste?—dijo al verme.

El estómago se me revolvió. No sé como responder a su pregunta.

—¡Vamos, mienteme, ¿dime qué hiciste?!—dijo con sarcasmo. —¡Dejarme sentir como un pedazo de mierda, eso es lo que soy!—su ira aumenta y a mi me duele verlo así de alterado.—¡¿Me amaste o no?! —grita desesperado.

—Espera, es sólo que....—mi mente procesa todo muy lento para responderle ahora.

—¡Respóndeme!—exige entre enojado y triste.

—Dame una oportunidad. —digo meditando sus palabras, él se da la vuelta pasándose una mano por el rostro con frustración.

—¿Sabes qué? —se limpia las lágrimas. —Vete a la mierda, ya no quiero seguir más con éste estúpido trato; me hace daño.—su voz se empieza a quebrar —No sé que me pasó por la cabeza cuando creí que llegarías a amarme. En verdad fui tan ingenuo e idiota.

—Tony...

—¡Basta!—me corta.—Es todo.—se vuelve a ir con la misma velocidad con la que llegó.

Me dejo caer recargado en la pared, saco el encendedor y prendo el cigarro que tenía en manos. Esto no es lo que yo quería.

¿Se habrá enterado de la boda?

Hace unas semanas nos habíamos vuelto a ver, salimos, tomamos un poco y lo hicimos. Después de eso me distancié de él para poder arreglar asuntos de la boda con Sue.

Y ahora pasa esto.

El ver como se iba fue como haber cometido el peor de los crímenes.

Perdóname, Tony....

************

Me miro una última vez en el espejo. No puedo creer que llegué a este punto.
¿En serio voy a casarme?

No hay marcha atrás, el día ha llegado y me siento incapaz de decidir.

Sigo sin decirle nada a Tony.

¡Cobarde!

Y sí, tal vez sea cobarde, pero no puedo. Esto me sobrepasa, sobrepasa mis fuerzas. Sé que tarde o temprano se enterara, no se puede mantener oculto algo tan delicado como lo es un matrimonio.

He intentado prepararme psicológicamente para lo que le voy a decir y es que me resulta tan complicado.

Sue me estuvo preguntando mucho por él, quería que fuera padrino de bodas. Y yo lo hubiera contemplado con alegría de no ser por el debate emocional que ocurre en mi interior.

—Steve, ya es hora.—escucho a la madre de Sue decir a través de la puerta.

Me acomodo el traje y respiro profundo. Realmente no sé que estoy haciendo.

Salgo y le dedico una sonrisa para después caminar juntos al altar.

La boda será al aire libre, así lo decidimos.

Cuando llegamos todos se ponen de pie y la música comienza. A cada paso que voy dando siento como las piernas me fallan, es como si cada que caminara los pies se me fueran clavando en la alfombra blanca del altar.

Su madre me deja de pie solo en el altar y toma su posición con la demás gente. Y entonces la veo, deslumbrante con su vestido blanco, su padre guiándola y sujetándola a medida que avanzan, mentiría si dijera que no se ve hermosa.

A Deal With GodWhere stories live. Discover now