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Admito que era de esperarse aquello, aunque nunca pensé que sería un familiar tan directo como lo era ser el hijo del director actual de esta universidad, todo esto quiere decir que Austin tenía demasiado peso y muchas expectativas ajenas encima, tiene que ser un buen alumno para heredar algo tan valioso como lo era esta universidad, en parte entendía la preocupación que tenía el director, si su hijo no es lo suficientemente bueno para llevar esta universidad por el buen camino, no le quedaría más opción que dejarle el cargo de director a alguien que sí fuera capaz de mantener esta universidad como realmente se debe, y allí se rompería la larga cadena familiar que lleva alrededor de unos 380 años, pero realmente a mi parecer no veía que el director Xavier pusiera mucho de su parte en ayudar a Austin a que mejorase, en cambio, sólo colocaba a alguien que lo hiciera. (En este caso, fui yo. )

Cuando el director había dicho aquello respecto a fumar, Austin rió divertido y siguió en lo suyo. Sentí la mirada de el director sobre mí, y entendí a lo que se refería.

—Austin... — advertí, el me miró y gruñó, dejó caer el cigarrillo al suelo y lo pisó sin verlo, el director sonrió.

Sabía que las chicas y Joel se sentían incómodos gracias a la presencia de alguien tan importante como lo era el director, por lo que cuando el había entrado a la habitación todos callaron al instante.

—Veo que estás haciendo un buen trabajo, Chandler. — dijo refiriéndose a como había podido lograr que su rubio hijo dejara de fumar momentáneamente. Miré a Austin solo por curiosidad y el ya me miraba con el ceño fruncido. —El chico que te había golpeado ya está siendo castigado a nuestra manera dado a su desubicado comportamiento, Chandler. — explicó. —Gracias por, de alguna forma, intentar detener tal acto de violencia, joven Riggs. — asentí, el colocó sus manos detrás de su espalda, y sonrió en dirección a su hijo para luego volver a mirarme a mi. —Sé que no me equivoqué contigo. — me dijo para luego retirarse sin decir alguna palabra más. Las chicas soltaron el aire que tenían retenido cuando el señor había cruzado el umbral de la puerta, yo reí levemente hasta que sentí como Austin había salido a paso rápido de la enfermería, las chicas y Joel me miraron extrañados. Yo me encogí de hombros y fui a buscarlo al pasillo, que todavía seguía desolado puesto a que las clases no habían terminado. Vi a Austin en un especie de balcón que había en este segundo piso, por lo general las puertas que te llevan allí siempre estaban cerradas, pero extrañamente en este momento no lo estaban. Caminé más rápido hasta llegar a su lado, y entre cerré la puerta detrás de nosotros.

—¿Qué pasó, Aus? ¿Por qué te fuiste tan...?— no pude terminar de formular la pregunta cuando el me había empujado contra la pared, enojado.

—¿Enserio vas a preguntarme qué es lo qué ocurre?— preguntó enojado. —¡Oh vamos! — rió sin alguna pizca de gracia, lo miré confundido.

—¿Pero qué demonios es lo que he hecho?— pregunté. El colocó sus ojos en blanco.

—No te hagas el imbécil, Chandler. — suspiró. — "Veo que estás haciendo un buen trabajo, Chandler." "Sé que no me equivoqué contigo. "— imitó las palabras que el director había dicho unos momentos atrás.

—Yo no... — hablé, pero el me interrumpió.

—Quiero que me respondas algo, y quiero que lo hagas con sinceridad porque voy a saber si realmente estás mintiendo. Te lo advierto, Chandler. — suspiró mirándome, sus ojos se veían tristes. —¿Te acercaste a mi porque él te lo ordenó?— preguntó.

Realmente no sabía que decirle, ya que no era tan necesario analizar todo lo que había ocurrido, el director me había acercado a Austin solo para intentar arreglar su tan roto comportamiento, pero estaba seguro que si le decía que no era así lo iba a saber de todas formas, porque así era yo, completamente transparente.

—S.. Sí... Aunque no esperaba que... — comenzaba a hartarme que no me dejara terminar alguna frase, ya que esta vez lo que hizo fue alejarse de mi, luciendo decepcionado, sin golpear la pared a un lado, o gritarme lo fácil de convencer que era. El asintió para sí mismo.

—¿Qué te ofreció ésta vez?— parecía que el director había hecho múltiples intentos en hacer que alumnos ayudasen a Austin, por lo que el ya conocía perfectamente esto. Hice una mueca.

—Lo que quisiera... — susurré. El asintió mirando a la nada, de la chaqueta que usaba sacó otro paquete de cigarrillos, tomó uno y lo encendió. Se apoyó en la barandilla que había para evitar que alguien cayese por el balcón, y miró a la nada. Inhaló el cigarrillo y soltó.

—Ya puedes decirle que me arreglaste, le pides lo que te venga en gana, y te vas por donde viniste. — lo había dicho de una manera tan seca y ruda que aunque lo evitara, dolía.

—Austin no... —

—Vamos, ya lárgate. No quiero volver a verte o te golpearé en toda la jodida cara. No me hagas perder más mi tiempo en ti. —

HARVARD; AUSDLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora