Capítulo 22: Más Problemas

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La semana había pasado sin ningún problema. Claro está, sacando el enfrentamiento de Jacob en el parque central.

Desde ese día, él no había aparecido más por el parque.

Otro "problemita" qué tuvimos, fue cuando Sam, el Alfa de la manada de la manada de Jacob, había venido a "solucionar" el tema qué había hablado ese día con Jacob.

Fue una suerte de qué papá se hubiese enfrentado con ellos dos, ya qué Edward y Carlisle se habían ido de caza. Hubiesen salido con una pata rota y un miembro menos de la manada. Solamente habían sufrido una parálisis en el cuerpo... y una aclaración de lo qué le había espetado a Jacob el día del parque.

Lo que más había resonado en mi cabeza, fueron las palabras de Sam

Esa abominación no puede venir al mundo... y menos en este pueblo... el tratado no decía nada de esto.

Eso, obviamente, me enfureció. Mi madre tuvo que tranquilizarme diciendo qué esa reacción, posiblemente le haga mal al bebé.

¿Cómo se atrevían a venir y llamar "abominación" a MI bebé?

Es más.

¿Cómo se atrevían a venir con las intenciones de matar a mi hijo?

Si. Hijo.

O varón, si ustedes lo prefieren.

Hace tres días, había ido con Edward, mamá y papá a un chequeo, con un especialista qué nos recomendó Carlisle, a confirmar qué era un varón.

Mamá había derramado lágrimas silenciosas. En cambio, mi padre había inflado el pecho de orgullo al saber qué venía un varón a la familia.

Sus palabras, para animarme un poco por estar llorando de felicidad, fueron: Un Potter más, un Gryffindor a la lista para enseñarle el arte del quidditch y las bromas.

Cosa, qué funcionó.

-¿Bella? - Escuché la voz de mi papá detrás de mí. - ¿Estás bien? - volteé a verlo. De lado de él, estaba mamá junto con tío Charlie y tía Reneé.

Todavía recuerdo la escena emotiva qué se armó cuando Charlie y Reneé vieron a papá de nuevo.

Tío Charlie había tardado unos minutos en salir del shock y abrazar a papá llamándolo.

Y ni decir de tía Reneé, qué había estallado en lágrimas cuando los vio a los dos.

-Sí, - les dije saliendo de mi ensoñación. - estoy bien... sólo... solo estaba recordando lo qué pasó en la semana... nada más.

-Bajemos a almorzar, hija - me dijo mamá. - Carlisle no debe tardar en volver por Red Flu con Edward.

Desde qué habíamos llegado, ese mismo día, habíamos instalado la Red Flu para qué Edward y Carlisle vayan a La Madriguera a informar e informarse de los acontecimientos recientes. Ya todos sabían qué estaba embarazada, explicando los detalles. Lo qué no sabían, y tenían terminantemente prohibido, es decirles de la poción. Por lo menos hasta qué sea efectiva.

Me paré de mi asiento pasando el ventanal de la habitación para seguir a los adultos. Tenía hambre.

-¿Echamos unos penaltis de quidditch después, James? - preguntó Charlie entusiasmado. Sonreí.

-¿Puedo jugar yo? - puse mi mejor cara.

-No - dijo rotundamente mi padre. Bufé. - Tú te debes cuidar. Nada de esfuerzos. Si no le digo a tu madre qué te ate a una silla.

Iba a replicar, cuando sonó el timbre de la "casa blanca". Arqueé una ceja.

-Atiendo yo, chicos. - dijo papá. Asentimos los cuatro. De un segundo a otro, papá se fue de la habitación. Se escuchó la puerta abrirse. - ¿Si, señoritas? - fruncí el seño. Estaba casi segura de quienes eran esas señoritas.

La Otra Cara de BellaWhere stories live. Discover now