✨Capítulo 15✨

Start from the beginning
                                    

Tomó el transporte cuando llegó a la esquina y se dirigió hacia un centro comercial una vez llegó al centro de la ciudad. Tenía que preparar todo lo que ocuparía en la semana y solo en los días libres se ocupaba de ello. Cuando terminó de hacer las compras y regresaba en el transporte se dio cuenta de que ya casi era medio día y Susana no le había llamado siquiera una vez.

De un momento a otro, su celular vibró en su bolsillo, desbloqueó la pantalla y con una mueca leyó el mensaje de su amiga.

Becca, perdón. Hoy no vamos a poder salir juntas, Dylan me invitó a salir toda la tarde. Pero el sábado prometo estar contigo.

Suspiró contrariada, al parecer ese día se la pasaría sola.

—Genial.

Cuando bajó del transporte entró otra llamada a su móvil. Al ver quién era contestó con una sonrisa. Al menos Ryan se había acordado de ella.

—Hola.

—Uh, hola, Becca. ¿Tienes algo que hacer para hoy? Como ya sabes, me acabo de mudar...

—Si, ya sé —lo interrumpió—. Y no, no tengo nada que hacer, tanto que estaba pensando en lavar la ropa y hacer la limpieza de todo el edificio.

—Oh, genial... Entonces podrías venir a mi casa, te envié la dirección por mensaje. A mis padres les dará mucho gusto saludarte.

—Sí, claro, ahí estaré.

Bien, al menos tendría algo con lo que distraerse.

• ────── ✾ ────── •

Música, empanadas de carne y dos películas de acción después, Becca sentía el cuerpo cansado y anhelaba estar ya en la comodidad de su cama, en el tranquilo silencio de su habitación. Los padres de su mejor amigo estaban sentados en el comedor mientras ella estaba junto a Ryan en el sofá.

Los créditos de la película aparecían en la pantalla de plasma cuando ella tomó su mochila y se levantó del sofá para retirarse.

—Uh, yo tengo que irme. Fue un gusto estar en su casa, gracias por la invitación —dijo Becca con una sonrisa dirigida a la madre de su amigo.

La mujer de cabellos rubios se acercó y la despidió con un beso en la mejilla.

—Claro, ya es tarde —aceptó—. Ya has crecido mucho, todavía recuerdo cuando Ryan se ponía todo rojo cuando te veía.

—Mamá —reprochó su amigo y le mandó una mirada asesina.

La joven se sintió incómoda, pero rio entre dientes para intentar aligerar el ambiente.

—Vamos, te voy a dejar a tu casa —ofreció Ryan.

Ella intentó negarse, pero él prácticamente la tomó del brazo y la sacó de la sala.

—Puedo irme sola, de verdad.

—Por favor, ya viniste hasta acá, es justo que yo te lleve —puntualizó Ryan.

Becca esbozó una mueca, pero terminó por aceptar. Ryan tenía un coche rojo, limpio y nuevo, por lo que no tardaron mucho en llegar a su edificio.

—Gracias por invitarme Ryan, fue divertido —dijo ella ya con una mano en la manija de la puerta.

—Espera, quería preguntarte una cosa. —Ryan entrecerró los ojos—. ¿Cómo vas con... eso?

Por su mirada serena, Becca supo a qué se refería. Era algo que le había contado hacía tiempo, aunque no sabía todos los detalles, pues no era necesario.

Heridas Profundas Where stories live. Discover now